Premio de las Letras Aragonesas 2020, el escritor, historiador y profesor Julián Casanova (Valdealgorfa), ha presentado este viernes en el Teatro Municipal de Alcañiz su último libro ‘Una violencia indómita. El siglo XX europeo’, dentro del ciclo cultural Alcañiz Lee. Se trata de un balance de la violencia en la Europa del siglo XX y sus grandes acontecimientos, pero también un recorrido por las historias ocultas, una búsqueda de los que «sufren en silencio». «La búsqueda de esos pasados ocultos y de esas carreteras secundarias» sin las cuales la Historia no se podría comprender en su totalidad, explica el autor. Esa «red de carreteras secundarias» ayudan a que ‘Historia’ sea sinónimo de «verdad».
¿Cómo ha recibido el Premio de las Letras Aragonesas 2020?
Es un reconocimiento por el trabajo de muchos años de defender que la Historia no es solo una mera relación de hechos, batallas y grandes personajes. La Historia es buscar cómo vivían nuestros antepasados, las relaciones sociales, las relaciones de poder… Explicar mejor el presente a través de esa iluminación que nos viene del pasado. Es una indagación muy difícil, hay que investigar muchísimo, hay que conectar, pero sobre todo hay que saber transmitir a los demás eso que tu encuentras en las bibliografías y en los archivos. Eso se hace a través de la enseñanza, de los medios de comunicación y en mi caso, sobre todo, a través de los libros y de los escritos.
¿Qué es lo que más disfruta de su oficio?
Para mí la Historia es un continuo viaje. Yo soy de Valdealgorfa, pero para mí, mi mundo es el planeta y las mejores universidades a las que me gusta ir y enseñar. Está bien utilizar el microscopio, pero es muy importante usar el telescopio porque nuestro mundo nos exige algo más. El compromiso hoy está en Latinoamérica, Asia, EE.UU… , en poder captar lo que sucede en un mundo bastante conflictivo.
¿Cómo influye la Era Digital en la divulgación de la Historia?
La Era Digital nos ha metido también en otros retos. Hay que entrar en las redes y hay que saber diferenciar entre la basura o lo que realmente es fiable. Por eso es un proceso de aprendizaje continuo, yo nunca he dejado de escribir y de aprender de la Historia. Igual que antes nos enseñaban a diferenciar las fuentes primarias y las fuentes secundarias, el aprendizaje para cualquier joven que se meta en el oficio de un historiador es saber diferenciar qué es fiable o no en las redes. Todo lo que no esté firmado, lo que huele a plagio o que realmente no se sustente en una base sólida, no es Historia.
¿Como influye la ficción en general y las plataformas digitales como Netflix o HBO en particular, en la forma de divulgar la Historia?
La relación entre el cine,- la difusión documental de ficción de la Historia-, y la Historia siempre ha sido infeliz. No todos los historiadores lo han aceptado y no todos los que se acercan a la Historia desde la ficción saben por lo menos respetar los mínimos criterios del oficio de historiador. Yo creo que tienen unas grandes ventajas, yo mismo he asesorado históricamente a series como ‘El día de mañana’ basado en la novela de Pisón o ‘Mientras dure la guerra’ de Amenábar. Creo que ahí hay un eco fundamental de la Historia, pero está clarísimo que esas series no son el aprendizaje de la Historia.
El aprendizaje de la Historia viene fundamentalmente a través de la enseñanza. Por eso tenemos que tener tanto interés en llegar a las generaciones jóvenes a las cuales hay que atraer en el estudio de la Historia. Sin embargo, pienso que todo lo que puede ayudar está bien. Hay que saber diferenciar entre la Historia, que es la verdad, y la ficción.
La Historia nunca termina ¿Cómo la aborda un historiador para poder divulgarla?
Sigo aprendiendo, viajando, buscando, encontrando referencias en muchas cosas y sigo cambiando porque realmente cuando uno investiga los procesos cambian. No es lo mismo la Historia que escribíamos cando yo acabé la carrera allá por el año 79-80, que la Historia que hacemos ahora. Hay nuevos protagonistas y nuevos actores. Abordamos la igualdad, el género y también hay una forma diferente de ver al pasado, donde no solo están los reyes, las batallas y los grandes personajes.
Presenta en Alcañiz 'Una violencia indómita. El siglo XX europeo', ¿cuál ha sido el proceso de creación?
Es un libro que apareció en septiembre. Lo escribí fundamentalmente en Princeton y llevaba muchísimos años detrás de él. Creo que resume todo lo que ha sido mi trayectoria como historiador, la búsqueda de esos pasados ocultos y de esas carreteras secundarias en la Historia. Trato de ilustrar que las fuentes a veces solo iluminan sobre lo que saben y eso es muy fácil. Para iluminar sobre lo que está oculto hay que indagar y hay que buscar. Hay una labor detectivesca en el historiador que no consiste solamente en buscar a los grandes personajes sino esos pequeños detalles que no vemos. Buscar a la gente que sufrió en silencio. Ese es el nido de ‘Una violencia indómita’, que creo que refleja lo que yo hago y también las nuevas corrientes dentro de la historiografía.
¿Qué es lo que expone?
El libro es un balance de la violencia en la Europa del siglo XX y sus grandes acontecimientos. Creo que es el tema clave para entender el mundo moderno y no abordo solo los temas conocidos de las guerras mundiales sino que comienzo con el colonialismo en África y acabo con la guerra de Bosnia. En medio he buscado por carreteras secundarias los aspectos más ocultos, como la violencia sexual o las limpiezas étnicas. También aparece la Guerra Civil Española… En definitiva, creo que es una visión de un mapa europeo muy amplio.
¿Qué legado nos ha dejado el siglo XX?
El siglo XX acaba bastante mejor que empieza, acaba después de la Guerra de Bosnia. Creo que tiene legados muy importantes pero en los últimos años es verdad que la gente tiene la percepción de que algo ha cambiado. El estado social con beneficios amplios a los ciudadanos, políticas fiscales, democracia con sufragio universal masculino y femenino…, son legados que si no los conservamos va a ser responsabilidad nuestra, porque esto es lo que salvó a la Europa de finales del siglo XX después de tanta violencia. Ahora bien, sé que la gente que desde 2008, desde la crisis, tiene la percepción de que algo está cambiando también.
¿Cuál es el aprendizaje que se desprende de todas esas "carreteras secundarias" en las cuales indaga?
La gente sabe mucho de la Primera Guerra Mundial, de la Segunda Guerra Mundial, del Holocausto, de las revoluciones, de los grandes personajes…, pero creo que sabe mucho menos de la gente común. Este libro indaga en los desposeídos, en la gente que no tiene voz , en las mujeres… Desde ese punto de vista creo que el libro es una lección de cómo combinar la carretera principal de la Historia donde encuentras a las élites y los reyes con las carreteas secundarias donde encuentras a la gente que de otra manera nunca podrías conocer.
¿Contempla un amplio recorrido con la presentación del libro?
Este libro lo he presentado en no menos de 15 países a través de la plataforma Zoom. También lo he presentado desde Viena en Valdealgorfa. Salvo en San Sebastián, ésta es la primera vez que hago una presentación presencial en Alcañiz . También se editará en inglés, me imagino que tendrá mucha continuidad.