Familiares, amigos y compañeros de José Luis Iranzo vivieron ayer una jornada cargada de emoción
«El mejor homenaje que le podemos hacer a José Luis es trabajar para que ser valiente no salga tan caro y ser cobarde no valga la pena». Con estas palabras acabó su discurso Eva Febrero, la viuda de José Luis Iranzo, en el homenaje que se celebró ayer en Madrid. Lo hizo con una entereza admirable y una fuerza que conmocionó a las más de 200 personas que llenaron una de las salas del Ministerio de Agricultura. Se completó el aforo y la ocasión lo merecía. Convocados por COAG, sindicato agrario en el que Iranzo militó activamente durante toda su vida y a través del que luchó por mejorar las condiciones de los sectores agrícola y ganadero, amigos, compañeros y familiares arroparon un acto que fue ganando intensidad y emoción.
Pocos pudieron contener las lágrimas ante la valentía y fuerza de Eva. «José Luis fue un guerrero», dijo al mismo tiempo que ella demostraba serlo también, y con creces.
No le tembló la voz ni un segundo. Habló desde el corazón pero con argumentos suficientes como para dar una lección de dignidad y humanidad a todos los que cayeron por allí. Apelando a la defensa de la prisión permanente revisable y al cumplimiento de las penas, pero no olvidando las circunstancias que rodearon el asesinato de su marido, de Víctor Romero y de Víctor Jesús Caballero. Pidió explicaciones sobre el dispositivo y lamentó el abandono y la inseguridad que se vive en el medio rural. Quizá alguno que otro, no supo donde meterse y recogió el guante porque allí estaban presentes representantes de todos los partidos políticos y de todas las administraciones.
Eva Febrero, acompañado en todo momento por su suegro y padre del ganadero –José Iranzo- se subió en un autobús en su pueblo, Alcorisa, a las seis y media de la mañana y llegó a Madrid con los suyos. Comió con ellos y regresó a casa con ellos en una jornada que para los dos fue, sin duda, mucho más dura que para el resto. Y eso que lo fue para todos.
No olvidó referirse a sus amigos, los Amigos de Iranzo, que han logrado con su trabajo incansable pese a las malas e indignantes noticias que se suceden a medida que va trascendiendo el secreto de sumario, convertirse en un colectivo reconocido y admirado. Porque, tal y como se comentaba ayer en muchos corrillos: «Esto sí que son amigos». Amigos con mayúsculas. Retransmitieron el acto prácticamente en directo, con lágrimas en los ojos, y lo hicieron con el ánimo de seguir removiendo conciencias y reforzar su principal objetivo: que se sepa la verdad de todo lo que ocurrió y, sobre todo, que no se vuelva a repetir.
Eva aseguró que volverá al Saso a comer chuletas del rico cordero aragonés. «Debemos volver al Saso, a su explotación. Porque es allí donde el alma de José Luis le fue arrancada de su cuerpo y alzó el vuelo al anochecer. Como lo hizo la famosa Palomica de su abuelo. Conmigo, el miedo no va a poder».
Precisamente La Palomica, intercalada con la voz de José Luis clamando por el medio rural y la ganadería, cerró el homenaje. Se escuchó en toda la sala y fue el momento más duro para todos, en el que nadie se pudo contener.
«Nos podía haber pasado a cualquiera»
Fue una de las frases más repetidas a lo largo del día. En los atobuses, sus compañeros recordaban como Iranzo fue uno de los impulsores de las juventudes de UAGA por ser un defensor nato del medio rural. Hacían suyas las palabras de Marcos Garcés, coordinador estatal de Juventudes Agrarias de COAG: «un hombre inteligente, que hablaba claro y con ilusión». «Cambió el mundo. Porque el mundo se cambia poco a poco. Consiguiendo un 2% más de ayudas a la incorporación en Bruselas o participando en debates sobre la reforma de una PAC que está destruyendo el sector», dijo. O como cuando consiguió que Teruel fuese integrada en el mapa de los equipos Roca de la Guardia Civil. Curiosamente, en la presentación de esta unidad especializada en robos rurales no aparecía la provincia.
Con su fuerza y optimismo, Iranzo fue capaz de contagiar a toda una generación que no se rendirá y que siempre seguirá siendo su familia sindical.
Esta familia se extiende por Aragón y por toda España. Y ayer, en los autobuses que llegaron desde Huesca y Teruel parando en Zaragoza, no se hablaba de otra cosa que no fuera trabajar para mantener el tren que puso en marcha José Luis porque, aunque sin maquinista, tienen claro que «no se puede parar». Sus amigos recordaban viajes y vivencias. En coche, en avión y en AVE. Con alguna juerga de por medio y con más de una conversación en ese «inglés andorrano» que usaba para comerse el mundo y con el que conquistó a media Europa. Y aquellas anécdotas les sacaron grandes sonrisas que son las que quedarán para siempre.
Hay gente imprescindible
«Hay personas que son imprescindibles». Y esta fue otra reflexión generalizada. Una idea que defendió el secretario general de UAGA, José Manuel Penella, durante su intervención. Reconoció que había pensado en José Luis como el próximo candidato a liderar el sindicato y que una de las últimas veces que se vieron, en la plaza San Pedro Nolasco de Zaragoza, le contestó que sí. Penella se marchó de aquel encuentro feliz, una felicidad que no duró demasiado.
Penella manifestó abiertamente su compromiso, y el de UAGA, con el «espíritu Iranzo» y le quebró la voz en algún que otro momento. Como todos los allí presentes, volvió a pedir justicia y denunció «lo que se pudo hacer y no se hizo» para evitar el triple asesinato.