La alcañizana Miriam Tomás ha realizado un magnífico trabajo de restauración en las últimas semanas
La virgen del Carmen ya luce en su hornacina, recientemente restaurada por la alcañizana Miriam Tomás. La cofradía ha bendecido la hornacina, situada en la calle de mismo nombre, ante la atenta mirada de muchos miembros de la hermandad. «Hoy es un día muy especial para la cofradía, estamos todos muy contentos. es una alegría inmensa que la virgen vuelva a su lugar», ha dicho su presidenta, Paz Benavente.
La virgen fue restaurada hace más de dos años por otra especialista alcañizana, Lola Martí. Esta talla de 55 centímetros de altura que data de la posguerra es de escayola y no está diseñada para exteriores. Por tanto, con el tiempo se deteriorará porque Patrimonio no ha permitido a la cofradía cerrar completamente con un cristal la hornacina porque no podría transpirar bien la piedra. Por ello, la cofradía podría encargar más adelante la creación de una virgen de piedra a semejanza de la que había antes la Guerra Civil para colocarla de forma permanente en la pequeña capilla.
Para recuperar la hornacina la restauradora realizó una limpieza básicamente mecánica con muy pocos productos químicos porque debajo había pintura. «Después de quitar la costra negra realicé una fijación del resto de pintura que quedaba, que era bastante, más de la que parecía», explica Miriam. En restauración las zonas reintegradas tienen que distinguirse de las originales, por lo que estas últimas están más subidas de tono.
Ahora también se pueden apreciar tres fechas: 1669, su origen; 1806, podría coincidir con su traslado del convento a la pared de un edificio civil reconvertido en Iglesia; y 1943.