La tubería que riega necesita del cierre de dos llaves para evitar que vierta agua en una zona con la cota baja. Tras el derrumbe se comprobó que estuvieron abiertas varios meses
Casi dos años después del desprendimiento del cerro Pui Pinos continúan la polémica y el cruce de declaraciones. Se espera que próximamente los técnicos municipales resuelvan el expediente de responsabilidad patrimonial del deslizamiento aunque, sea cual sea, lo más probable es que no guste y el asunto se dirima en los juzgados. Tal y como confirma la Plataforma de Afectados, «casi todos» los vecinos ya han llevado el asunto al juzgado denunciando al Ayuntamiento.
Los últimos datos a los que ha accedido la COMARCA plantean un problema en las llaves de paso. Según la consultora INTEMAC, el desencadenante del deslizamiento de la ladera habría sido la saturación de terreno debido a la presencia de agua en la coronación del talud pese a que no había llovido. También lo corrobora el estudio geológico de Ensaya encargado por la Diputación de Teruel, donde consta que el suceso ocurrió por «un aporte extraordinario de agua durante un largo periodo de tiempo». Su factor de seguridad se redujo considerablemente debido al peso del agua. Todo parece indicar que el agua procedíó de la tubería de riego debido a que no se cerraron las dos llaves de la caseta de bombeo y, como consecuencia, provocaron que desde meses antes del suceso estuviera vertiendo gran cantidad de agua. No es necesario que la bomba funcione para regar esta zona ya que se encuentra en una cota inferior. Solo con la llave abierta circula el agua.
Durante el periodo entre el 7 de febrero al 18 de abril el contador de riegos del cerro, ubicado en la citada caseta, suma un consumo histórico de 1.152 metros cúbicos cuando tendría que ser de 0 si se hubiese encontrado cerrado. De hecho, el día del siniestro se comprobó que salía agua por la tubería de polietileno y que se cortaba cuando se cerraban dos llaves rojas de la caseta de bombeo. Sin embargo SIFU, que tomó el relevo de ATADI como encargada de los parques y jardines municipales en febrero, asegura que no regó durante esos meses porque pensaba comenzar la campaña en la misma semana del 18.
Entonces, ¿quien abrió las llaves sin que mediara una orden municipal y SIFU no precisara regar? En los informes de SIFU queda constancia de que, sin indicar fechas, en ese periodo de tiempo la empresa realizó unos trabajos de purga en la tubería principal desde la bomba de riego a petición del Parador, unas labores que duraron «unos minutos» pues se comprobó que era un tema de la instalación del alojamiento hotelero. No se dio tiempo de circulación de agua porque la bomba solo estuvo en funcionamiento 4 o 5 minutos.
Estos trabajos no los autorizó el Ayuntamiento ni la concesionaria del agua, Aquara, y todo parece indicar que no se cerraron las llaves por olvido o desconocimiento.
En cuanto a la posible rotura de la tubería de riego, en el informe ATADI explica que tras el deslizamiento se vio que no había resultado afectada aunque no se pudo comprobar «fehacientemente» ya que el agua estaba cortada y en casi de existir una fuga no se podía advertir.
Además de este último infome, el Consistorio alcañizano cuenta con un extenso expediente de más de 2.600 folios con numerosos documentos tanto de técnicos como de concesionarias implicadas y de consultoras especializadas. Con todo ello realizó un dictamen el Consejo Consultivo de Aragón que, aunque no es vinculante, puede ser un buen adelanto de por dónde van a ir las cosas. Un documento del mes de septiembre- colgado en la web corporativa del Consejo- que ha levantado polémica dentro de los grupos municipales porque el alcalde no les informó del mismo. Tras las quejas, esta semana sí se les ha entregado el informe de INTEMAC.
En el dictamen del Consejo Consultivo -que puede consultarse online en su web corporativa– se considera que en la tramitación del procedimiento y en la documentación del expediente no queda suficientemente acreditado que la contratista de los parques y jardines, SIFU, sea la responsable de los daños causados a los reclamantes al entender que podrían concurrir otras causas que generaron el deslizamiento. De esta forma entiende como una «hipótesis» la valoración de la aseguradora municipal en la que dice que el deslizamiento se produjo por la rotura de una tubería de riego de red municipal, y que la responsable es SIFU como concesionaria del servicio de jardinería. Una resolución que el Ayuntamiento ha dado por buena y que eximiría por tanto al Consistorio y por ende, a su aseguradora.
Más allá de su resolución, el dictamen del Consejo pone el foco en una serie de cuestiones que hasta el momento no se habían dado a conocer a la opinión pública desde el Ayuntamiento y que evidencian la falta de comunicación y coordinación entre varios técnicos municipales y contratistas además de declaraciones contradictorias u otras en las que se omiten detalles de importancia.
Aunque no queda constatado el responsable, sí las causas y que el deslizamiento no se produjo por las grietas aparecidas el 12 de diciembre de 2016 a causa de la presión de las raices de un pino ni por la falta de estabilidad del cerro, que «lleva así cientos de años». El informe del Consejo Consultivo, de 34 páginas, puede consultarse en la web de este organismo.