La Soledad recorrió la parte alta de la ciudad a partir de las 20.00
Los tambores de Alcañiz vuelven a sonar. Como cada Viernes Santo, prácticamente todos los alcañizanos se han engalanado con túnica y tercerol azul celeste para tocar en una de las procesiones con mayor participación de la capital bajoaragonesa. Lejos de la solemnidad del Nazareno o el Silencio, la del Pregón es una procesión anárquica; grupos de amigos y familias se unen a la fila cuando les conviene o la rompen en caso de necesidad, y los hay que se suman cuando la procesión pasa por su casa. No importa lo más mínimo; los tambores de Alcañiz se hacen oír anunciando la muerte de Cristo, simulando el estremecimiento del planeta en su defunción.
La climatología ha sido perfecta, con unos agradables 16º que invitaban a enfundarse la túnica y tocar el tambor sin complejos. Da igual el nivel de perfeccionamiento del toque, lo importante es sumarse al sonido característico de los tambores alcañizanos. La procesión, que ha durado dos horas, ha transcurrido por las partes alta y baja de la ciudad, y ha finalizado con la lectura del Pregón a las 14.50 en la plaza de España.
Que cada cual vive la procesión a su manera es un hecho, y esto se ha visto perfectamente reflejado en la plaza de España. A la espera del resto de tamborileros, los primeros en llegar ofrecían todo tipo de sentimientos: miradas pensativas hacia el horizonte, charlas distendidas con amigos, los que planeaban el horario para quedar esta noche o el rostro serio de quien toca con pasión sintiendo cada palillazo.
La Virgen de la Soledad, poco después iniciar la procesión | Adrián Monserrate
La Virgen de la Soledad llora la pérdida de Cristo
El relevo a los tambores lo tomó la procesión de la Soledad, que recorrió la parte alta de Alcañiz a partir de las 20.00. La banda de cornetas y la de tambores de la Hermandad del Nazareno acompañó con su música el paso de los penitentes, que se alargó durante más de dos horas. La Virgen de la Soledad lloró la pérdida del Cristo Yacente, y las esclavas de la Soledad acompañaron a los pasos de negro impoluto. Asimismo, procesionaron cofrades tanto del Silencio como del Nazareno portando velas en la jornada del Viernes Santo.