El Teatro Municipal de Alcañiz acogió este viernes una nueva cita dentro del ciclo cultural ‘Alcañiz Lee’. En esta ocasión fue Luis Alegre quien visitó la capital bajoaragonesa para presentar su libro ‘¡Hasta siempre, Mr. Berlanga!’, en el que ahonda en la figura de este director de cine en pleno 2021, año en el que se conmemora el centenario de su nacimiento.
¿Qué supone el formar parte del ciclo 'Alcañiz Lee'?
Un placer, una alegría y un gran honor porque Alcañiz es un lugar al que le tengo muchísimo cariño. Y la iniciativa que han puesto en marcha desde el Ayuntamiento y que lidera desde la Concejalía de Cultura Jorge Abril me parece excelente. Cualquier iniciativa que potencie el amor por la cultura y la relación con la gente de la cultura, en unos momentos en los que el sector lo ha pasado tan mal, me parece extraordinaria y estoy encantado de participar en ella.
¿Qué buscas trasladar?
Este 2021 se celebra el centenario del nacimiento de Luis García Berlanga y acabo de publicar un libro alrededor de su vida, de su personalidad y de su obra. Es un libro pensado para gente que habitualmente no lee libros de cine porque tiene un afán de resultar muy divulgativo y de dar las claves de esta gran figura de la historia de la cultura de la manera más entretenida que se me ha ocurrido. Además, he contado con la colaboración de un ilustrador muy talentoso, El Marqués, que hace que el libro tenga un aspecto bastante atractivo especialmente por su culpa, claro.
¿Qué podemos rescatar de la figura de Berlanga en estos tiempos? ¿Qué queda de esa esencia?
Todo, porque te das cuenta de que España es un país muy ‘berlanguiano’. La España que él retrató en sus películas, que fundamentalmente es la España de la segunda mitad del siglo XX, sigue muy viva. Él hizo un retrato muy preciso, con mucha gracia, con mucha mala uva, también con mucha humanidad, de España, de los españoles, de la personalidad, de la esencia y de ese carácter, y eso es eterno. Yo, como adoro tanto a Berlanga y encima el libro me ha obligado a sumergirme otra vez en su obra, tengo una antena y un radar para detectar cualquier señal que me hace pensar en Berlanga. Y casi cualquier movimiento que ves en este mundo español es muy ‘berlanguiano’. Es el disparate, el bullicio, el cachondeo, la picaresca, el humor negro, el esperpento… es una sociedad un poco desquiciada en la que cada uno va a lo suyo, todo el mundo habla a la vez y nadie escucha al otro… Hay muchísimos rasgos de la personalidad española y del país que son muy ‘berlanguianos’ porque la capacidad que tenía de retratar la esencia de España es tan maravillosa que mantiene su vigencia totalmente.
Humor, crítica... también aparecen en un libro que, como señalabas, no es para gente que lee libros de cine.
Yo adoro los libros de cine y me he pegado la vida leyéndolos, pero es verdad que es un tipo de literatura o de ensayo pensado para gente muy experta, erudita, estudiosa, investigadora… Sin embargo faltan libros de cine para otros perfiles. Yo pensaba sobre todo en mi hermana, que es un poco mayor que yo, y en mis sobrinos, que tienen unos 20 años. Son gente a la que le interesa la cultura pero que no suelen leer libros de cine. Diversas generaciones que quisieran acercarse a la personalidad y al mundo de Berlanga y que alguien les descubriera las claves en un modo entretenido. Y eso es precisamente lo que he intentado.
¿Qué papel juega en ese afán divulgativo la ilustración?
Es fundamental, porque entra por los ojos. El Marqués ha hecho unos dibujos alrededor de Berlanga, su vida y de sus películas, muy bonitos, con un gran estilo, muy modernos… y yo creo que son muy atractivos y hacen mucho más digerible el texto que he escrito.
La actualidad está llena de noticias sorprendentes, ¿qué diría Berlanga si pudiera vivir estos tiempos?
Cuando me enteré de que unos Arzobispos se habían colado para vacunarse antes que nadie yo pensé: «Pero bueno, ¡esto es Berlanga!». La picaresca, la pillería, y encima… ¡un Arzobispo!, porque él tenía una especial fijación y obsesión por la Iglesia y por el clero, era muy anticlerical. Se reía siempre que podía, los parodiaba. Berlanga y Azcona se hubieran muerto de risa. Son este tipo de situaciones absurdas, grotescas, disparatadas, donde la picaresca, el sainete, el humor están presentes… y si se mete en medio la Iglesia… ¡la bomba!
¿Qué podemos aprender de esa realidad que nos retrata como sociedad?
Berlanga retrataba sobre todo las debilidades del carácter español, a él las luces le gustaban como ser humano, pero como cineasta no le daban juego. Y como retrataba esa parte creo que sí se puede aprender algo: el asumir esas debilidades y tratar de mejorarlas. Creo que esa es una gran lección que insinúa el cine de Berlanga.