La tierra le está dando una materia prima tan abundante y agraciada como la propia primavera fruto de unos meses de inusuales precipitaciones. María Carreras (Alcorisa, 1982) se da largos paseos con sus perros por los montes de Aliaga, localidad en la que reside, sin perder vista de la flora. Es artesana y el decreto de estado de alarma «fue un shock» inicial que calmó con el paso de los días. «De repente nos quedamos sin ferias, sin mercados, sin salida laboral… Y hubo que asimilarlo», recuerda. Siguió trabajando en su taller dedicando esfuerzos a piezas que requieren más tiempo. El sello de María es Nudo y Pincel. Así se llama su página en Facebook donde muestra sus creaciones y desde la que realiza ventas online. También realiza encargos.
Fue propuesta para EncontrARTE por otra artesana, la ceramista, Trini Espallargas. Entre otras razones, señaló la diferencia que Carreras marca en sus obras. Para verlo sólo hay que pasarse por su página o por su propio taller en el que se emplea en trabajar el hilo y las piedras semipreciosas que adquiere en La India en viajes que realiza cada dos años. Son los materiales que más trabaja pero con esta generosa primavera está trabajando mucho esas flores que le procura el terreno. Las seca y las mete en resina para que quede el cabujón y alrededor teje el macramé. «Ahora estoy usando hilo más fino, son piezas que requieren más labor pero queda mejor», dice. Con diez años de carrera, lo que prima es la calidad en sus trabajos. «El cliente lo aprecia y te lo dice», añade. El abanico de creaciones es amplio, desde colgantes hasta pendientes pasando por cinturones, pulseras o decoración. Lo mismo que el de precios: para todos los bolsillos.
Su proceso de trabajo y resultado viene dado por la situación. «Es curioso que en el confinamiento me están saliendo cosas con mucho color, no sé si es que mi cabeza está en otra cosa», sonríe.
Creció viendo a sus abuelas y a su madre tejer pero no fue hasta hace diez años cuando empezó con el macramé. «A hacer y deshacer porque no sabía», recuerda. Una de sus abuelas ingresó y las horas en el hospital las pasó probando. «Primero era una afición pero empecé a vender algunas cosas hasta que hice alguna feria y vi que aquello podía ir bien», explica. No sabe qué fue exactamente pero le atrapó este meticuloso arte. «Soy muy nerviosa y ponerme a tejer es una especie de meditación porque me meto en mi mundo y no me doy cuenta ni de la hora, siento muchísima paz», reflexiona. «Además, que alguien se enamore de lo que has creado es muy bonito. Empiezas en la calma, pasas a la euforia con el resultado y a la satisfacción al ver que gusta».
Ella, que estudió producción audiovisual, dejó Zaragoza y su trabajo en televisión para retornar a Alcorisa donde nació y vivió de niña. «La preocupación lógica inicial de los padres se convirtió en apoyo porque vieron que era lo que me hacía feliz y estaba decidida. Mi familia fue el soporte en esta nueva etapa», explica. El regreso lo hizo con su pareja, un zaragozano artesano del textil que retornó así a sus raíces bajoaragonesas. Tras tres años en Alcorisa se trasladaron a Aliaga y en breve harán la mudanza a Jatiel. «Es cuestión de espacio, hemos encontrado un lugar ideal para casa y taller y tenemos mucha ilusión», dice.
Medio de vida y soporte cultural
Reivindica la artesanía como patrimonio cultural y como tal considera que debería valorarse y protegerse por los gobernantes. Participa en muchas ferias, sobre todo, en Aragón pero también en buena parte de la zona norte de la península desde Madrid a Burgos pasando por País Vasco. Forma parte de la Asociación Profesional de Artesanos de Aragón desde donde se llevan a cabo muchas iniciativas que ayudan a reforzar y poner en valor al sector.
Con el calendario ferial interrumpido en seco desde marzo, reflexiona: «A estas alturas, una feria al aire libre tiene muchas restricciones que no hay en una tienda de ropa de una cadena, por ejemplo. No me parece justo», lamenta.
Como también destacó su colega de gremio Trini Espallargas, en el ámbito social también falta concienciación. «Todo tiene precio y un trabajo artesanal conlleva esfuerzo, tiempo e inversión. El resultado son piezas únicas, exclusivas», concluye.
María Carreras muestra una de sus creaciones. Vende en ferias y en su taller y las 24 horas en su Facebook Nudo y Pincel. / Nudo y Pincel Detalle de una de las creaciones. / Nudo y Pincel Detalle de una de las creaciones. / Nudo y Pincel Detalle de una de las creaciones. / Nudo y Pincel Detalle de una de las creaciones. / Nudo y Pincel Detalle de una de las creaciones. / Nudo y Pincel Detalle de una de las creaciones. / Nudo y Pincel