Cada vez que abre el horno lo hace con mezcla de nervios y expectación. Y es que por muchos años que pasen, la cerámica le sigue removiendo emociones y le hace seguir siendo una apasionada de su trabajo. La cuarentena y el confinamiento apenas ha cambiado su día a día en lo que a ritmo y hábitos de trabajo se refiere pero sí ha alterado ciertas conductas sociales y echa de menos los abrazos. «Me cuesta», confiesa.
La cerámica es el medio de expresión de Trini Espallargas (Alcorisa, 1962) por donde sale todo el corazón y el mimo que le pone a cada pieza. «Este tiempo he aprovechado para terminar varios encargos y para seguir investigando. Estoy en un cambio y en ese sentido me ha venido bien pero claro, son ya muchos días y sin abrazos cuesta más pero es lo que toca ahora», dice. Tiene su taller junto a su casa a las afueras, así que, vive y trabaja con vistas al campo. La tierra siempre le ha inspirado y dado el material. Ahora, en el proceso de cambio en el que busca nuevos acabados introduce la arcilla de La Cañada de Verich. Es «refractaria y de alta temperatura como el gres» y se la prepara ella misma. No aparca la arcilla roja, también del territorio, sino que las combinará. Esta la sigue trabajando a menor temperatura y añade la blanca. Ahora, observa el comportamiento del material y de los esmaltes que también se alteran con el cambio de soportes.
El encanto de la cerámica
No sólo lleva el territorio en sus piezas con sus materias primas. Su nombre va asociado a la cerámica y viceversa, especialmente en Alcorisa donde nació, vive y tiene también su tienda además del taller. En breve romperá fronteras con una tienda online.
Esa asociación entre Trini y el barro llegó de una forma muy casual. Con poco más de veinte años realizó un curso de expresión corporal en la universidad popular en el pueblo. Al tiempo, y como a todos los que habían participado en alguna clase, le llegó una invitación a una sesión de cerámica para llenar el cupo de alumnado. «Me sentí tan bien que ya no lo pude dejar. Es una mezcla de relajación y de mucha gratificación cuando ves lo que ha salido de algo que te parecía imposible», reflexiona. «Son muchas cosas, la cerámica engancha porque nunca terminas de conocer todas sus posibilidades por mucho que en algún momento pienses que sí. Siempre hay más en lo que investigar», continúa. «Y siempre sorprende, para bien o para mal, pero nunca te deja indiferente, por eso abro el horno con mucha expectación», sonríe.
Ella, cuyo camino iba a ir por la puericultura y para eso cursó una FP en Barcelona, comenzó en la cerámica poco a poco pero en apenas cinco años ya estaba despachando encargos. Añadió muchos cursos intensivos en diferentes técnicas que le llevaron desde León hasta Jaén, entre otros lugares. Mucha formación hasta que se convirtió en su manera de vivir.
Con más de treinta años de carrera, y con varios proyectos en curso, reivindica el papel de la cerámica y la artesanía. «Siempre hay pegas con el precio a la hora de vender una obra. Eso no sucede con un cuadro, por ejemplo. No se cuestiona», explica. «Detrás de una pieza también hay mucho trabajo, además de una gran inversión de material, de espacios amplios, herramientas y hornos, además de tu tiempo y por eso vale un dinero», defiende. En mostrar toda esta trastienda se está enfocando Malia Pérez, creadora olietana que se adentró en la cerámica de la mano de Trini. «¡Sí! Me dijo que había sido una revelación y está metida de lleno en investigar», sonríe la alcorisana. «Tiene la cabeza muy bien amueblada y muchísima creatividad», apunta con cariño. De Malia toma el testigo en esta sección Trini que tiene muchos proyectos en marcha. Imparte talleres a todo perfil de público -ahora aplazados- y para la próxima primavera está maquinando una exposición en Alcorisa en la que lleva trabajando dos años. Además, es fija en eventos varios y en ferias, sobre todo, en las especializadas que además de ser un punto de venta lo son de encuentro con el gremio.
Sus encargos ocupan la mayor parte de su tiempo y les da lo mejor de sí. El abanico es muy amplio: desde cerámica funcional hasta decoración pasando por joyería o detalles varios para asociaciones, celebraciones, encuentros… Piezas únicas, personales y de la tierra. «No puedo decantarme por una sola línea, todo me encanta», concluye.