¿Por qué entró en política?
Ha sido vocacional. Y me ha encantado ser alcaldesa y ser consejera porque he visto el trabajo realizado y con repercusión. En el pueblo, muchos, y en la Comarca, el último fue impulsar ‘Tierra de Centenarias’. Desde pequeñita he tenido de referencia a mi padre.
¿Fue el detonante para dar el paso?
Él tenía mucha inquietud de trabajo a la comunidad y al final entró de concejal. Yo veía la alegría con la que venía a casa contento por cosas que había hecho por el pueblo y me contagié de esa ilusión. Murió en 1995 con parte de la ermita de Santa Bárbara rehabilitada, porque se estaba cayendo. Me presenté y cuando entré seguí por ahí y antes de retirarme rematé con unos baños, que no había. Esa ermita ha sido mi alfa y mi omega.
¿Y cómo lleva el retiro?
¡Uf! No está siendo fácil porque era una forma de vida… Ya tocaba dejarlo pero han sido 24 años de vida plena. En verano tuve un accidente que me ha obligado a reposar, pero también me ha dado para pensar. Sigo teniendo ideas, proyectos… Y morriña. Imagino que me acostumbraré. Eso espero.
¿No ha aprovechado el reposo para leer, por ejemplo?
Mucho he leído. Me gusta, pero más que novelas o autores de moda, prefiero lecturas sobre un tema del que pueda aprender, algo productivo y me ilusione. Si es del chapurriau me lo leo todo.
En casa tampoco estarán muy acostumbrados a tenerla tanto tiempo...
Mi hijo viene mucho a verme porque puede teletrabajar. Y con mi marido quiero viajar preparando la ruta juntos con la complicidad de pareja. Yo el Imserso todavía lo quiero lejos.
¿Y alguna idea para empezar a hacer cuando esté al 100%?
No puedo estar quieta en casa. Quiero seguir sirviendo a la comunidad y ahí están las asociaciones y, especialmente me motiva Afedaba por su ayuda con el Alzhéimer. Perfeccionar idiomas, la UNED… Si tengo que pasear y tomarme cafés lo tendré que hacer, pero creo que ese momento no me ha llegado. A nivel intelectual yo me siento muy activa.
Es que son dos décadas de alcaldesa, consejera, maestra... y frena en seco.
Y ha sido un trabajo muy completo que ahí se queda. Siempre he tenido claro que tenía que posicionar a La Codoñera en los medios por diferentes iniciativas. No es que a mí me guste lucir el tipo en la prensa o la radio, porque además cuesta mucho hasta que te desenvuelves. Se hace por el pueblo.
Y creo que todo eso va a quedar para los anales de la historia.
Ese mi proyecto más inmediato. Estoy recopilando una hemeroteca de lo publicado en estos años de y sobre La Codoñera. Se imprimirá en tomos con una buena edición.
¿Y cómo ha combinado todo con la docencia de infantil y primaria?
¡Fui tan feliz…! Estuve en varios colegios y cuando obtuve plaza en Alcañiz me instalé allí, pero con idas y venidas continuas al pueblo. Estuve en el Palmireno y luego en el Emilio Díaz (ahora Concepción Gimeno). He tenido una vida llena… Frenética. Hubiera hecho lo mismo sin ninguna sigla. Todo lo he hecho con un sueldo de 0 euros porque he vivido de mi trabajo, no de la política.
¿Lastra? Al final los alcaldes son los que responden ante el pueblo.
Estás en medio. Un alcalde es un peón de los de arriba, de los ‘jefecillos’ que sí buscan su bienestar, su voto y su sueldo, y los del pueblo te exigen a ti. En comunidades pequeñas especialmente, tener que llevar un signo político no es favorable. Servir a la comunidad sin pertenecer a ningún partido sería sublime, y más ahora que la política está mal entendida.
Sus inicios tampoco serían fáciles.
Diferentes. Entonces apenas había mujeres en política y estaba sola en reuniones. Eso me reafirmaba en mi papel de mujer y reivindicativa. He sido muy rebelde siempre.
Un legado de tantos que deja es la Semana Cultural. ¿Por qué?
Porque como maestra era muy consciente de que hay que entretener a los niños y de que la educación y la cultura son la base. Empezamos sin dinero con actividades sencillas. Luego llegaron fondos porque no teníamos préstamos ni deudas, y llegaron algunas subvenciones. Ahora está todo más sistematizado pero antes te tenías que mover y liderar para conseguir ayudas y sacar proyectos adelante. Tenías que dar un poco la paliza, y en eso soy especialista (ríe). Pero mira, ahí están los resultados y dejé proyectos firmados y encaminados. Hay que tener chispa.
Gran trayectoria política y una gran dedicación a su pueblo que, junto a su padre (Francisco Gascón), dejan un gran legado cultural y arquitectónico. Gracias por vuestro esfuerzo e interés
Pena que ensuciara su carrera política financiando con dinero público de la Comarca del Bajo Aragón un libro de pseudofilología encargado a dos profesores de instituto sin vinculación a ninguna universidad para negar la evidencia de que en el Matarraña/Matarranya y el Mezquín/Mesquí hablamos catalán o catalán de transición en el caso de La Codoñera/La Codonyera.
El libro de pseudofilología encargado por María José Gascón no pasó ninguna revisó por pares y uno de sus autores, el profesor de instituto Juan José Barragán no sabe ni catalán ni aragonés. El otro coautor, Héctor Castro, siempre había afirmado en distintos artículos que estas variantes que hablamos en la Franja «nacen prioritariamente del catalán».
El catalán de la Franja pertenece al subdialecto noroccidental si bien es cierto que a lo largo del territorio que ocupa es posible diferenciar tres áreas diatópicas: la del ribagorçà (Ribagorza La Litera) la del
lleidatà (Bajo Cinca Mequinenza Fayón) y la del tortosí (Fabara Nonaspe Maella Matarraña y Bajo Aragón). Ante esta diversidad dialectal cabe preguntarse cómo surgió el catalán en esta área de Aragón y qué vicisitudes
fueron las que propiciaron esa variedad dentro de la unidad que ofrece el subdialecto.
Sobre el catalán de la provincia de Teruel sabemos que las tierras del Algars y del Matarraña después de ser reconquistadas por Alfonso II el Casto fueron anexadas al reino aragonés y repobladas por catalanes. Las características del dialecto que se habla actualmente derivan del catalán preliterario que llevaron allí los repobladores cristianos a finales del siglo XII siendo unas veces arcaísmos y otras peculiaridades del habla local explicables por la situación marginal extrema y de aislamiento del territorio. Hay que descatar asimismo el caso de Maella, localidad zaragozana en la que hoy hallamos una variedad plagada de rasgos compartidos con el catalán ribagorzano
probablemente debido a una repoblación con gentes procedentes de la
Ribagorza al lado de características valencianas.
No se olvide por otra parte de la existencia del catalán en el extremo sur del
trazado fronterizo de una zona de isoglosas entrecruzadas: se trata de algunas localidades del Bajo Aragón situadas en torno a la cuenca del río Mezquín (Aguaviva La Codoñera La
Ginebrosa Belmonte de San José Torrevelilla La Cañada de Verich
La Cerollera).
Una mujer valiente, decidida y gran alcaldesa!
Que aproveche para estudiar algo de filología e historia, así no tendrá que inventarse cosas y por fin entenderá porqué en su propio pueblo se habla catalán con influencia de aragonés y no un «chapurreado».
Para saber porqué todas las universidades confirman que hablamos catalán con más o menos influencia del aragonés solo tiene que leer los detallados estudios de las universidades o comprobar que la mayoría de apellidos toponímicos que encontramos en Mesquí y Matarranya desde la edad media son topónimos catalanes como
CENTELLES
CALAF
PRADES
CELMA
SIURANA/SEGURANA
QUEROL
ALBESA
CERVERA
GUIMERÀ
VILALTA
PONS
CLUA
TORÀ
BALAGUER
SUNYER
ALCOVER
CARDONA
RAJADELL
CLARAMUNT
PRATS
ABELLA
PALLARÉS
MOLSOSA
OLLERS[ollés]
FONTCOBERTA
TREMP
SEGARRA
ALBIOL
ALENTORN
MIRALLES
ANGUERA
CAMARASSA
OMEDES
ESPALLARGUES
VILAGRASSA
VIVER
SORRIBES
¿Porqué María José Gascón ha dedicado dinero público en esconder el origen de nuestras variantes de catalán? Malversación de fondos públicos, mal currículum.
La denominación despectiva «chapurriau» es relativamente moderna, siglo XX, y común a multitud de variantes de lenguas de todas España. Esta denominación se usa para enaltecer el castellano y ridiculizar la lengua autóctona, en este caso el catalán del Mesquí y del Matarraña. Esta denominación la oímos en otras zonas de España reprimidas lingüísticamente. Por ejemplo al gallego que se habla en parte de León, Asturias o Zamora algunos de sus hablantes lo llaman así, «chapurriau». En zonas de Extremadura y sur de Salamanca donde se habla asturleonés hay personas que llaman a su lengua vernácula «chapurriau» y «cachapurriau». En Murcia, parte de Granada e interior de la Comunidad Valenciana también existe esta denominación para hacer referencia a sus variantes de castellano y castellano-aragonés.
A todas luces la denominación «chapurriau» y similares tuvieron como objetivo empequeñecer y dividir las lenguas de España para enaltecer el castellano y acelerar así la cohesión social. Ahora este palabro se ha convertido en la bandera de los más analfabetos y carcas de la zona, de personas que no se atreven a debatir y se contradicen repetidamente, de pancastellanistas que hablan de unos teóricos «catalanes que nos quieren invadir» para despistar, tapar la castellanización y así acelerarla.
Felicidades María José, no hay esperanza alguna de que el catalán-«chapurriau» del Mesquí se salve. En pocas décadas serán una zona castellanohablante más.
Una muestra de su gran cultura y apertura de miras la tuvimos en el aquelarre aquel en el cual se llegaron a confeccionar pancartas donde ponía: «Chapurrau parlat, no escrit»… Sobra tot comentari!
Demasiado pancastellanista para mi gusto. Una persona que aborrece grafías históricas del aragonés y del catalán para adoptar las del castellano a la hora de escribir en la variante de la Codoñera-Codonyera evidencia un desconocimiento de la cultura aragonesa bestial. Como intentando hacer ver que estas variantes de catalán, «chapurreado» como dice ella, no tienen historia escrita cuando la realidad es en el siglo XIV ya encontramos documentos notariales escritos en catalán en el Matarraña-Matarranya y en aragonés en Alcañiz o Alcorisa.
Más estudiar y menos inventar.