Vespas, Trails, BMW, Suzuki, Honda… multitud de motos de todo tipo han pasado este fin de semana por la Ermita de Dos Aguas de Nonaspe, «pero la moto da igual, lo importante es salir y juntarse con el resto de aficionados a este mundillo», reconocía José Antonio Cabello, motorista venido desde Barcelona.
El encuentro entre amigos y conocidos, el almuerzo, el disfrute del trayecto en moto observando el paisaje y visitar nuevos lugares son los aspectos que destacaban los aficionados a las motos que han pasado este fin de semana por Nonaspe. Allí se ha celebrado una nueva edición de la Concentración Motera de esta localidad. En las listas de inscripciones se podían leer hasta 138 nombres de motoristas. La mayoría de ellos eran provenientes de las provincias cercanas, aunque alguno de ellos también había realizado un largo recorrido, como por ejemplo desde Portugal. Estos fueron los participantes que se apuntaron a las actividades programadas como la ruta del sábado por la mañana, los juegos moteros, la exhibición country, la chocolatada popular o la fiesta de la noche.
Sin embargo, a estas jornadas se unieron más motoristas todavía a modo de acompañamiento y a algunos de los actos como la cena del primer día, en la que hubo más de 300 comensales amantes de las motos. Del mismo modo, el domingo por la mañana, las integrantes de Los Maños Moteros de Nonaspe, organizadores del evento, repartieron más de 250 huevos fritos acompañados de longaniza.
Esta agrupación nonaspina reconoce que son unos grandes amantes de las motos. Tanto, que hasta tienen «una auténtica cantera de pequeños aficionados«, explicó orgullosa Lourdes Vallespí, una de las integrantes de la organización. De hecho, a estos pequeños, aunque posiblemente futuros motoristas, se les premió en la jornada del sábado tras realizar una serie de actividades.
La multitud de camisetas negras que llevaban puestas los motoristas, muchas de ellas haciendo referencia al grupo al que pertenecía cada aficionado, tiñeron los alrededores de la Ermita de la Virgen de Dos Aguas, transformado la estampa a la que los nonaspinos están acostumbrados a ver en dicho entorno rodeado de vegetación. Este paraje también se convirtió en alojamiento para muchos de ellos durante la duración del encuentro, dado que entre los altos pinos, se instalaron diversas tiendas de campaña.
Ambas jornadas transcurrieron según lo previsto, aunque cabe destacar que uno de los motoristas tuvo que ser atendido tras el almuerzo. En primer lugar una de sus compañeras y otra aficionada, en este caso estudiante del ámbito sanitario y con conocimientos sobre primeros auxilios, le ayudaron a recuperarse hasta que llegó la ambulancia. Los sanitarios, a su llegada, diagnosticaron que habría sido un corte de digestión y el motorista volvió a su casa en Cataluña con su propia moto.