La Comarca del Matarraña recopilará los toques tradicionales de sus 18 municipios y catalogará todas sus campanas. El departamento de Patrimonio de la institución comarcal quiere poner en valor este lenguaje sonoro que durante siglos anunció eventos religiosos y civiles, pero que en los últimos años está al borde de su desaparición. El proyecto arrancó en agosto tras la iniciativa llevada a cabo en La Portellada por la Asociación Quintos del 68 y el Ayuntamiento. Para ello, desde la institución comarcal se pusieron en contacto con Pau Sarrió y Toni Ruiz, dos expertos campaneros valencianos que ya habían trabajado en algunas localidades del Matarraña y del resto de Aragón.
«Hemos tenido la suerte de que en muchas poblaciones todavía se acuerdan de cómo se tocaban las campanas. Lo que estamos haciendo es grabarlos y recopilarlos», explicó Ana Casasús, técnico de Patrimonio de la comarca del Matarraña.
Hasta el momento se han registrado los toques de La Portellada, Calaceite y Valdeltormo. Con el inventario, se darán a conocer las campañas históricas del Matarraña y los relojes de los campanarios. La intención es que a lo largo del próximo año se llegue a todos los municipios. Asimismo, el proyecto pretende animar a jóvenes de las localidades para que aprendan los tañidos y los conserven.

Los toques que cada municipio empleaba podían ser muy dispares. Existían toques que solo se usaban en determinados días festivos como puede ser el día del patrón o el anuncio de una romería. Los repiques que anunciaban un entierro eran diferentes según la edad o el sexo del fallecido, incluso su posición social. Sin embargo no todos los toques eran litúrgicos. También se tañían las campanas para avisar de incidencias como un incendio forestal.
Buena parte de los toques fueron perdiéndose a finales del siglo XX con la desaparición de los campaneros y la interrupción de la transmisión oral. Asimismo, en muchos campanarios la automatización de los toques de campanas no siempre han respetado los toques tradicionales. Antiguamente, cada población tenía sus propios toques de campana. Con la mecanización de los campanarios, explicaron desde el departamento de patrimonio, se produjo la estandarización de los toques.
«Se tendió a la uniformidad y actualmente en casi todos los pueblos y territorios se usan los mismos toques de campanas», añadió Casasús. No solo los toques tradicionales. En muchas localidades en los últimos años se ha perdido la tradición de voltear o repicar las campanas fuera de los días de fiestas patronales. En fechas como Año Nuevo, el día de Reyes o en algunos municipios el día del Pilar ya no se repica por falta de personas que sepan cómo voltear las campanas de grandes dimensiones.
En otros casos simplemente es por falta de voluntarios que quieran continuar con la tradición. En otros casos se sustituye el volteo por un repique mecánico que se lleva a cabo con un martillo automático, costumbre muy extendida en los últimos años que, no obstante, no es correcta e incluso invita a la confusión. Desde el Matarraña subrayaron el espaldarazo que supone para iniciativas como esta la reciente declaración por la Unesco del toque manual de las campanas como ‘Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad’.

Entre algunas de las campanas inventariadas destacan la del templo parroquial de Lledó, de 1699. De igual modo en Calaceite se conservan campanas que datan del siglo XVIII. Precísamente en La Portellada, localidad pionera en inventariar sus toques, se conservan dos campanas de 1790. Salvador Mar apodado «Belet» y Antonio Bel fueron los encargados de enseñar a los portillenses los toques tradicionales. «Fue gracias a la iniciativa de los Quintos 68 cuando pensamos en que habría que recuperar los toques y poner en valor nuestras campanas», explicó Gloria Serrat, alcaldesa. La intención ahora es conseguir financiación para restaurarlas ya que, desde 2019, temen que su uso pueda provocar daños en su estructura. «Tenemos que actuar en los anclajes de las campanas que acusan el paso de los años. Pero es una obra costosa y primero tenemos que ver cómo podemos llevarla a cabo», añadió Serrat.
Sin embargo, muchas de las campanas existentes en el territorio se perdieron durante el inicio de la guerra civil. En la mayor parte de los casos fueron víctima de los saqueos llevados a cabo por los milicianos de una facción violenta del anarquismo que ocuparon muchos de los municipios matarrañenses. Tras saquear y quemar el interior de las iglesias, posteriormente arrancaban las campanas, las arrojaban desde el campanario y, una vez rotas, se empleaban para su fundición y obtención del preciado metal que en la mayor parte de los casos se destinaba a la fabricación de armas y munición. Tras su deposición, años después se instalaron nuevas campanas.
Javier. En Beceite tiraron las campanas por las cuestas y no pararon hasta llegar al final de la cuesta donde esta casa Torres. Dicen la gente que el ruido era atronador y todos estaban asustados de tanto ruido. También dicen que aquellas campanas se oían cuando bandeaban desde formenta.