Experto en el mundo de la hostelería en el que se desempeña desde los 17 años, gran anfitrión, extrovertido y amigo de sus clientes. Así es Pedro Soler, gerente del céntrico establecimiento Lalola de Alcañiz, que este mes de abril ha cumplido 10 años de trayectoria. Habla para La COMARCA de su vida y proyecto.
¿Cómo recuerda los orígenes de Lalola?
Soy de Calanda, llevaba 25 años fuera de la comarca, pero por motivos familiares he buscado un sitio donde establecerme por aquí por la zona. Estaba entonces en la Costa Brava. Venía ya de restaurantes, de bares de tapas y por mi experiencia fuera quería buscar lo que es más tradicional de tapeo y al mismo tiempo introducir cosas diferentes. Surgió la posibilidad de la gestión de lo que entonces era el café Praga, que lo llevaba un amigo mío. Me pareció un buen sitio para para comenzar aquí mi andadura. En total llevo 45 años trabajando en este sector. Soy un apasionado de este trabajo.
¿Qué es lo que más disfruta?
El día a día, la cara de la gente, los agradecimientos… Este trabajo te da muchísimo más de lo que parece a nivel psicológico y de amistad. La satisfacción es ver que un cliente se convierte en un amigo.
Este nuevo empezar tenía que llamarse Lalola. ¿Por qué?
Es un homenaje a mi madre. Es la que hace las croquetas, debe ir por las 350.000, es maravillosa. Me hace cien croquetas cada día. Tengo la foto de la boda de mis padres en el establecimiento. Es una satisfacción que se sientan partícipes de esto.
La base son las croquetas, pero, ¿cómo ha ido variando la carta?
Hay una base, lo clásico de las patatas, la oreja… y luego sí que vas buscando productos de temporada. Vas probando otras cosas, productos nuevos que te parezcan interesantes… Siempre jugando con los productos de la zona.
El café-bar tiene algo de su personalidad extrovertida.
Intento aportar esa parte mía. Un bar es un sitio donde alternar, disfrutar y pasártelo bien. Ese punto para mí es importantísimo. Que por lo menos cuando entres digas ‘joder ¿qué ha pasado?’ (se ríe).
¿Cómo ha notado la evolución del sector turístico?
Desde que vine hace 10 años el incremento turístico y de Motorland se ha notado muchísimo. Esta Semana Santa por ejemplo ha habido un boom de turismo de caravana. Alcañiz ha ido creciendo turísticamente, ya no solamente como entrada o salida del Matarraña, sino mucha gente del País Vasco, del norte, que no entraba y ahora sí. Ven una ciudad encantadora antes de llegar a su destino que es la playa normalmente. Intentas tener ese capricho que les pueda sorprender. El aceite típico de aquí para regalar, cositas exclusivas que tengo como los ahumados.
¿Cómo influye Motorland?
Es un monstruo. Da mucho, pero también te pide mucho. Es el motor indudable de todo. A nivel económico el impacto es brutal. La gente de Motorland no solamente viene a la carrera, sino a conocer la zona con la familia.
¿Qué retos ve para el sector a futuro?
El reto más grande que sigo viendo es Motorland. Tenemos en la puerta de casa un Campeonato de Mundo que a veces nos supera. Siempre he defendido que tenemos que crear algo al margen de Motorland para no quedarnos luego llorando como ha pasado en Andorra con la central.
¿Qué alternativas ve para el sector?
Tendríamos que aprovechar el campeonato para crear nosotros una infraestructura alrededor, no depender exclusivamente de Motorland, llámese una zona de ocio en La Estanca, una zona de festivales… La Vía Verde es otro de los temas turísticos de gran valor. Aporta un turismo que no hace ruido y tampoco te pide unas inversiones brutales. Cuando una turoperadora te está diciendo que si está completo en kilometraje te puede atraer a 200.000 personas, es para pensárselo. Echo en falta una asociación que aglutinara la hostelería en su conjunto. Una entidad en la cual nosotros como gremio pudiéramos discutir los temas y hablar tranquilamente. Al fin y al cabo, todos tenemos los mismos problemas.
¿Cómo lleva la falta de mano de obra que sufre el sector a nivel general?
Complicado. Tengo a cuatro personas más los extras para fiestas, Semana Santa o MotoGP. Es más fácil conseguir el refuerzo que el personal constante. El mito de que entras y no sabes cuando acabas, eso se acabó hace mucho tiempo. La gente tiene un concepto equivocado de la figura del camarero, que es mucho más que abrir una botella o poner un plato en la mesa. La educación hotelera no ha ido enfocada al tema de calidad, como sí lo ha hecho la cocina que pegó un subidón brutal con grandes cocineros. Además el tema de la despoblación es real y está ahí.
Incluso prestó su terraza para el rodaje de ‘Tierra Baja’, ¿Cómo fue la experiencia?
Fue una sorpresa agradable y ves que también se pueden hacer cosas importantes. ¿Quién dice que no podemos ser un plato de cine? Además, yo soy de Calanda qué te voy a decir… Colaboré porque entiendo que estos proyectos son difíciles de financiar. Todo el equipo fue encantador.
¿Qué proyectos le quedan por hacer?
Llevaba idea de plantear un glamping o bien en el desierto de Calanda o en La Estanca, pero el tema administrativo es brutal. Me estoy preparando una autocaravana para hacer algo de foodtrack, pero ya para disfrutar sin ninguna presión más. Aun así me meto en todos los caldos (se ríe).
¿Qué les diría a sus clientes que se han convertido en amigos?
Es que son familia ya. Darles las gracias porque la satisfacción es mutua. Es lo mejor de este trabajo.