Domingo Lázaro, de 63 años, salió el pasado 28 de julio con un amigo a hacer una ruta en bicicleta por los alrededores de Castel de Cabra, lugar donde reside. A mitad del trayecto comenzó a encontrarse mal y decidieron regresar a casa. Una vez allí Domingo intentó reponerse, pero sufría un fuerte dolor en el pecho y saltaron todas las alarmas, así que su familia decidió llevarle al Centro de Salud de Utrillas. «En el trayecto ya se le veía que estaba muy mal», recuerda su hijo Miguel.
En el consultorio empezó a sonar la palabra «infarto». Los profesionales comenzaron a hacerle un electro e instantes después entró en parada cardiorrespiratoria. La respuesta de los sanitarios fue crucial, contundente y rápida, y tras varios minutos afortunadamente consiguieron reanimarle y estabilizarle. El helicóptero que le trasladaría hasta el Hospital Miguel Servet para ser operado llegó rápido y el 5 de agosto salía por su propio pie del centro.
Fruto de esta experiencia Domingo y su familia quisieron poner en valor a través de una carta de agradecimiento a los profesionales que le atendieron la importancia de una sanidad rural de calidad. Sin la rápida intervención de los sanitarios de Utrillas, recuerdan, el vecino de Castel de Cabra no hubiera llegado hasta el Hospital Miguel Servet de Zaragoza. «Es muy probable que no os pudiera escribir estas líneas de agradecimiento», expresa Domingo. Una historia cargada de emoción que sirve de ejemplo para demostrar que contar con los recursos sanitarios adecuados es cuestión vital, especialmente para quienes, a pesar de todo, eligen seguir viviendo en nuestros pueblos.
«A mis ángeles de la guarda»
Me gustaría agradecer de todo corazón, a los sanitarios que el pasado 28 de julio, me salvaron la
vida cuando acudí al centro médico de Utrillas con un infarto. Sin vuestra rápida intervención, es muy probable que ahora mismo no os pudiera escribir estas líneas de agradecimiento.
Así mismo, sirvan estas palabras para poner en valor la sanidad pública que tenemos en España y
que es tan importante en nuestra «España vaciada». Ser menos personas no resta derechos, por lo
que una sanidad pública de cantidad y calidad, es más que necesaria en nuestras zonas rurales de
Teruel.
Gracias de corazón: Domingo Lázaro, mujer e hijos.