La campaña de sensibilización 'Ayúdanos, el fuego no perdona' de DGA da a los más pequeños varios consejos sobre prevención de incendios forestales
La actividad «Ayúdanos, el fuego no perdona» ha llegado esta semana hasta el Bajo Aragón Histórico, y más concretamente a las localidades de Calanda, Belmonte de San José, Andorra y Alloza. Se trata de una campaña de sensibilización impulsada por el Gobierno de Aragón que pretende concienciar y formar a la ciudadanía en todo lo relativo a la prevención de incendios forestales.
El Gobierno de Aragón realiza esta campaña desde el 2016 y la lleva hasta las localidades con mayor riesgo de incendios de la Comunidad. En nuestro territorio las escogidas en esta ocasión han sido cuatro, dos en la Comarca del Bajo Aragón y otras dos en Andorra-Sierra de Arcos, en las que se celebraron varias actividades infantiles.
Y es que los más pequeños tienen un papel fundamental a la hora de, por ejemplo, informar de la existencia de un posible incendio forestal. Pero también cumplen una importante labor en la prevención varios sectores de la población. De hecho, esta campaña está dirigida específicamente a cuatro de ellos. «Serían los niños, los agricultores, los trabajadores del monte y también damos formación a Agentes de Protección de la Naturaleza para que ellos a su vez puedan divulgar en los colegios», señaló Gabriel Rodríguez, uno de los técnicos de esta campaña.
Las actividades dirigidas a los más pequeños constaron de una explicación teórica que incluyó varias cuestiones básicas, a la que después le siguió un juego educativo. «Les explicamos quiénes somos, lo que hacemos, la importancia del monte aragonés, la naturaleza, las causas de los incendios… y sobre todo cómo prevenirlos», comentó Rodríguez.
Quiso hacer hincapié además en la necesidad de que los más pequeños tomen conciencia. A este respecto, señaló que los niños que viven en zonas rurales tienen un mayor conocimiento sobre los incendios forestales que aquellos que viven en capitales de provincia u otras ciudades, algo que consideró positivo. «Son muy conocedores del medio que les rodea y de la importancia que tiene, ya que muchas veces sus padres trabajan en el monte», argumentó. Además, según indicó, la mayoría de ellos tienen muy presente el número de emergencias, el 112 al que debemos dirigirnos en caso de advertir cualquier actividad anormal en nuestros montes.