Diez trabajadores de las subcontratas de la Central recurren al encierro como protesta este fin de semana en Andorra
El sector de la minería del carbón no se sacude de encima la palabra crisis desde, al menos, 2010. Hace nueve años se recurrió al encierro como medida de protesta, aquella vez, en el interior del ayuntamiento de Ariño por donde pasaron muchas personas. Fueron 27 días de encierro minero hasta que Europa aprobó el Real Decreto.
Mineros, representantes políticos y sindicales, fueron dándose el relevo y todas las veces con una plaza llena de vecinos dando su apoyo. Ya reivindicaban una reindustrialización y, aunque se venció la batalla, la crisis se quedó instalada.
2012 fue un año muy duro con una huelga en el sector con recortes en los presupuestos y la fecha de cierre de la minería del carbón en 2018 sobre la mesa. Una «Marcha Negra» llevó a miles de mineros a pie hasta Madrid y a las Mujeres del Carbón al Senado. Parte de la protesta la llevaron seis mineros que se encerraron durante 21 días a 400 metros de profundidad en la Sierra de Arcos en apoyo a la Marcha.
En 2016 se retomaron las protestas con encierros. Primero fue Ariño en junio donde se realizó uno de 24 horas a unos días de las elecciones, y más tarde, en septiembre llegó Estercuel con 48 horas siendo hasta ahora el último. Se rechazaron todos los despidos que hubo y se reivindicó que el Gobierno cumpliera «íntegramente» el Plan 2013-2018 y garantizara la quema de carbón autóctono y se insistió en la reindustrialización.
Este viernes a las 17.00, una decena de trabajadores de las subcontratas protagonizará un encierro protesta en el ayuntamiento de Andorra hartos de promesas. Saldrán el domingo a la misma hora. Todo el apoyo será bien recibido.