Por donde un día circuló el Ferrocarril de Val de Zafán, hoy pedalean decenas de ciclistas entre campos de cultivo, viaductos, bosques de pinares y matorral y túneles. Los pasajeros sobre dos ruedas parten desde La Puebla de Híjar, en el Bajo Martín, pasan por el Bajo Aragón y Matarraña, y continúan por Tarragona en dirección al mar Mediterráneo con los Puertos de Beceite como telón de fondo.
77,6 kilómetros del recorrido -reconvertido en su mayoría en vía verde– discurren por la provincia turolense, divididos en tres tramos: Norte de Teruel (18 km), Bajo Aragón (30 km) y Matarraña (29,6 km). Puedes realizarlos de tirón, en varias etapas o diseñar tu propia ruta. Elige de dónde a dónde quieres ir según los kilómetros que estés dispuesto a recorrer y aprovecha para descubrir cada una de las localidades. ¡Atención! Es necesaria iluminación en algunos túneles, así que llévate un frontal o una linterna.

ORIGEN DE LA LÍNEA DE FERROCARRIL Y LA VÍA VERDE VAL DE ZAFÁN
La estación de tren de La Puebla de Híjar, fue el lugar de partida de la línea Val de Zafán durante 30 años. Las obras, que se iniciaron el 23 de octubre de 1882 -cuando el rey Alfonso XII colocó la primera piedra-, sufrieron durante su transcurso muchos problemas. En 1895 se abrió al público el tramo hasta Alcañiz y, por fin, en 1941 el ferrocarril llegaría a Tortosa. El estallido de la Guerra Civil en 1936 influyó favorablemente en la finalización, ya que el trazado entre Alcañiz y Bot fue utilizado por el ejército franquista en la Batalla del Ebro para suministro de armamento y soldados. El hundimiento de un túnel en Prat de Compte en 1971 serviría de excusa para proceder al cierre final del ferrocarril dos años más tarde, puesto que no era rentable.
La vía permaneció tres décadas en el olvido, hasta que en el año 2000 se inauguró el tramo de la Terra Alta y posteriormente el del Baix Ebre, ambos en la vecina Tarragona. Siguieron la estela los tramos del Matarraña y Norte Teruel, ambos con tratamiento asfáltico, mientras que el del Bajo Aragón todavía está pendiente de acondicionar y el suelo es de tierra compactada, con abundante piedra en algunos trechos. La infraestructura reciclada de la vía verde Val de Zafán, una de las 125 que existen en España, permite el desarrollo de un turismo sostenible y la generación de empleo en los municipios por los que pasa.
Vía verde Val de Zafán desde La Puebla de Híjar a Lledó
El punto de partida es la estación de tren de La Puebla de Híjar, lugar al que llegan muchos pasajeros con sus bicicletas. Antes de comenzar a recorrerla, adéntrate en sus calles hasta llegar a la plaza del Charif, donde una fuente con varios caños emana agua de un manantial que existe a doscientos metros de allí. La iglesia parroquial de la Natividad de la Virgen María y la ermita de los Dolores son otras dos paradas imprescindibles. De vuelta en la bicicleta, pedalea hasta la estación. Tendrás que recorrer un camino agrícola durante dos kilómetros hasta enlazar con la vía verde.

En el tramo del Norte de Teruel destacan dos estructuras ferroviarias, el Puente de la Torica, un viaducto del siglo XIX que recibe su nombre de la antigua locomotora que hacía el recorrido, y el Túnel del Montecico para atravesar el cerro que te llevará hasta la estación de Samper de Calanda, actualmente abandonada. Tras un pequeño alto en el camino para conocer la imponente iglesia del Salvador del siglo XVIII, los arcos-capilla de San José y Santo Domingo, y la ermita de Santa Quiteria, cruzarás varios puentes hasta llegar a la estación de Puigmoreno.

El tramo del Bajo Aragón que discurre hasta la estación de Valdealgorfa (30 km) no está señalizado y el uso es compartido con vehículos motorizados. Sin embargo, el trazado hasta Valjunquera sí que está habilitado como vía verde. Antes de partir, visita la iglesia parroquial de la Natividad de Nuestra Señora, la antigua nevera y el espacio expositivo Pardo Sastrón, que alberga una sala sobre indumentaria característica del Bajo Aragón desde el siglo XVIII hasta principios del XX. De nuevo en la estación, llamativa por su estilo neomudéjar aragonés, pedalea hasta el túnel del Equinoccio, concurrido dos veces al año -el 26 de marzo y el 17 de septiembre- cuando es atravesado por los rayos del sol. Al finalizar los 2.000 metros bajo techo, el camino se tornará ligeramente empinado y el paisaje se volverá mediterráneo, dominado por un pinar acompañado de carrasca, encina, romero y lentisco, y terrazas sembradas de olivos y almendros. Como curiosidad, en torno al kilómetro 80 atravesarás el meridiano de Greenwich.

La ascensión llega a su fin en la estación de Valjunquera, también neomudéjar. En el casco urbano, visita la iglesia parroquial de San Miguel, la casa cultural (antigua Lonja), el Museo de la Memoria Histórica, y las ermitas de la Virgen de la Piedad y de Santa Bárbara. Turno del tramo del Matarraña, la última etapa turolense de la vía verde Val de Zafán. Conquistada la divisoria de aguas entre las cuencas del Guadalope y el Matarraña, el camino comienza a descender hacia este último río. En el trayecto, avistarás primero, a la izquierda, el poblado deshabitado del Mas del Labrador y pasarás, después, por la estación de Valdeltormo. Desvíate por una pequeña carretera para conocer la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, la casa del Negre donde se sitúa el ayuntamiento y el pozo de origen árabe. Continuando por el trazado de la vía verde, otro desvío te llevará hasta los poblados ibéricos de Torre Cremada y el Tossal Montañés.

El descenso concluye en el imponente viaducto del río Matarraña. La estructura de hormigón, sustentada por cuatro tramos de 20 metros y cuatro arcos, se convierte en un magnífico mirador a La Fresneda. Apenas medio kilómetro más adelante, llegarás a la estación de Torre del Compte, reconvertida en un hotel de cuatro estrellas con restaurante. En el casco urbano, sobresale el campanario de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. Entre campos de viñas, frutales, olivos y trigales alcanzarás la estación de Valderrobres. El municipio es considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Descubrirás el espectacular puente de piedra que lleva hasta la antigua muralla y el conjunto arquitectónico que forman el ayuntamiento y las casas palaciegas. La visita guiada al castillo, recientemente restaurado, y a la iglesia de Santa María la Mayor es imprescindible.
Conquistada la divisoria de aguas entre el Matarraña y el Algars, se inicia una suave bajada con vistas a los Puertos de Beceite hasta la estación de Cretas. La localidad esconde calles medievales, la iglesia gótico-renacentista de la Asunción y una icónica columna -antiguamente usada para ajusticiar a los reos- que se levanta en la plaza mayor. Desde este punto, la vía comienza a descender hasta el impresionante viaducto de hormigón y piedra sobre el Algars, muy similar al del Matarraña con sus cinco tramos de 20 km y cuatro arcos centrales. En la otra orilla, ya en la provincia de Tarragona, se erige la estación de Arnés-Lledó. Puedes finalizar aquí tu aventura o continuar por los tramos de la Terra Alta y del Baix Ebre. En cualquiera de los dos casos, acércate a la localidad de Lledó para descubrir la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, la ermita de Santa Rosa de Viterbo y la Font de la Vila.
