Del Mundo al Bajo Aragón: Graciela Giráldez emplea los amaneceres para escribir, su auténtica pasión
Entre las estanterías y paredes de la casa de Graciela se mezclan imágenes de Argentina con estampas calandinas. Estampas tan calandinas como la Semana Santa y el propio Longinos. «Es mi hijo cuando fue Quinto», dice con orgullo. En otra fotografía aparece ella y su hija con el hábito de La Dolorosa, cofradía en la que tocan el bombo, junto al padre vestido de calle. «A mi marido le gusta la Semana Santa desde fuera y se dedica a hacernos las fotos y a mantener la intendencia», ríe.
En un rinconcito, una pequeña bandera de Argentina justifica el marcado acento de Graciela. «Creo que uno es de donde vive aunque no olvidamos Argentina, país donde tenemos al resto de la familia y al que trato de viajar cada año».
Recaló en el Bajo Aragón con su marido y sus dos hijos en 2001. Al poco se unió su suegra. «Tanto mis padres como mis suegros eran españoles. Gallegos y asturianos, en concreto», apunta. En plena crisis de Argentina asistieron a una reunión en Buenos Aires donde se habló a la ciudadanía de un proyecto de repoblación en Aguaviva. «Teníamos trabajo pero nada estable pero lo que nos hizo salir fue la inseguridad en Buenos Aires, algo insoportable», explica.
De Aguaviva no, pero recibieron una llamada de Foz Calanda, así que, hicieron las maletas y se presentaron en la localidad donde pasaron alrededor de un año para trasladarse después a Calanda, donde viven desde entonces. Desde que llegó, Graciela trabaja en una empresa del melocotón pero siempre que puede da rienda suelta a su pasión, sobre todo, fuera de campaña. Es escritora de vocación y de devoción. «Aunque el melocotón lo hago encantada, voy feliz a la fábrica», añade.
Emplea los amaneceres para sentarse a escribir. «Lo que sea, no es preciso que sean las líneas de tu vida, pero hay que mejorar, investigar, estudiar,…», cuenta. Es lo primero que hace, con permiso eso sí, de la preparación de un buen mate. «¡Soy argentina!, eso lo mantengo», ríe.
Durante estos años, su inquietud le ha llevado a colaborar con numerosas agrupaciones como el Grupo Literario Palabras Indiscretas o Brotes Digital, entre otras muchas. Tiene amplia experiencia en coordinar proyectos y revistas literarias y es miembro muy activo de la Asociación Literaria «Poiesis».
Ha publicado varios libros y decenas de poemas en compendios. Sus libros los ha publicado mediante autoedición a través de sellos digitales por ser la forma menos costosa para el autor y para el público. De hecho, algunos libros los tiene a disposición de descarga libre.
«Quiero llegar a la gente y de otra forma, al menos de inicio, es impensable», dice. Todo está en la Red. En graciela69.blogspot.com.es, Blog de poesía-Aventuras en verso, recoge su producción y mucho más, como los enlaces a su canal de Youtube, un lugar de encuentro para amantes de la Literatura.
Inicios desde «una sillita»
No se cierra a nada, incluso ha trabajado el cuento infantil, pero la poesía gana terreno en su obra, estilo complejo y no siempre valorado. Para tratar de explicar qué le sedujo menciona a una de las grandes. «Mi hermana mayor tenía una cosa así -dibuja una caja con las manos- de Alfonsina Storni en el altillo de la biblioteca», explica. «Me subía a una sillita para alcanzar los libros. Esa poesía tan sentida me atrapó».
Es la segunda de tres hermanas. La pequeña es artista plástica y la mayor, profesora de canto. «¡También toqué la guitarra de niña! Con el tiempo vi que todo me sirvió para algo», reflexiona.