«Unas gafas para que la perspectiva rural cale en todas las políticas y llegue a los principales centros de poder en la toma de decisiones». Esta fue una de las reivindicaciones del debate ‘Diálogo urbano-rural’ de la VII Feria Nacional para la Repoblación, Presura. La cita, que se ha consolidado como centro de análisis del reto demográfico, acogió durante tres días diálogos y presentaciones que concluyeron el domingo con el foco puesto en la relación entre los pueblos y las ciudades.
Precisamente, el panel con el enfoque de esta relación, cada vez más difusa en lo cultural pero con numerosas brechas en la igualdad de derechos, estuvo moderada por la directora de La COMARCA, Eva Defior. «Desde que nació esta feria organizada por el Hueco de Soria España ha vivido un proceso verdaderamente serio de visibilización de los problemas del medio rural. La batalla por ocupar los espacios de poder, los centros de decisión, la pierden los pueblos por su infrarrepresentación generalizada. En esa conexión, campo-ciudad, lo urbano impone sus prioridades, su identidad, su peso político y económico. No quiere decir que no exista sensibilidad hacia lo rural, sino que se relega en el orden de prioridades, incluidas las de la descentralización, dilatando procesos sobre los que llevamos largo tiempo debatiendo e impidiendo que el medio rural pueda competir en igualdad en las economías de escala», valoró Defior.
En esta mesa de debate participaron Jesús Casas Grande, presidente del Grupo TRAGSA; Antonio Calvo Roy, periodista, divulgador científico y director de Sostenibilidad de Redeia; Fernando Garrido Fernández, investigador Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) del CSIC y Carlos Contreras Elvira, coordinador de proyectos culturales Institución Libre de Enseñanza.
«La despoblación no ha dado el salto a la política real», opinó Casas Grande, quien fuera director general de Desarrollo Sostenible del Medio Rural del Gobierno central durante el impulso de la malograda Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural de 2007. Casas Grande apostó por proyectos de abajo a arriba, contando con el territorio, desde una perspectiva «comarcal». En esta línea también defendió sus propuestas Antonio Calvo Roy, quien además consideró que el diálogo urbano-rural es manifiestamente mejorable en debates como el energético. «Se ha hecho muy mal en algunos territorios donde no se ha contado con la población ni se ha tenido en cuenta el impacto», consideró. Sobre la implantación de las renovables, se insistió en la idea de ordenar los recursos que supondrán con proyectos tractores, para los que no hay planificación alguna y en los que alcaldes de pequeños pueblos se pueden ver desbordados por falta de personal cualificado para gestionarlos. «Nunca ha habido tanto dinero como el vinculado a las renovables en el medio rural. Debemos saber gestionar bien esas inversiones para construir el futuro de sociedades rurales donde la gente sea feliz», insistió Casas Grande.

«El lema ‘queremos poder elegir donde vivir’ implica igualdad de derechos obligados en una sociedad democrática, implica inversiones públicas que garanticen la igualdad de los ciudadanos y que faciliten la retención del talento y el arraigo», añadió Defior. «Millones de personas en España tienen corazón de pueblo, y van y vienen, algunos definiéndose como rururbanos. El binomio clásico urbano-rural está roto, es ya muy difuso, y ha dado lugar a nuevos espacios intermedios sobre todo a raíz de la pandemia», dijo. En este sentido, se reforzó la idea de oportunidad que suponen la digitalización y el teletrabajo.
En materia de empleo, se destacó el papel de la inmigración y la necesidad de su integración, sin perder de vista el problema de pérdida de identidad que supone la falta de relevo generacional. «El campo tiene mucho que enseñar a la ciudad. Debe ser un diálogo ida y vuelta. Los ciudadanos deben saber de dónde vienen sus productos primarios», analizó Fernando Garrido.
En la clausura, el director de Presura, Joaquín Alcalde, mostró su preocupación por la pérdida de intensidad del debate sobre la realidad rural a nivel nacional de los últimos meses. De ahí que la asociación soriana El Hueco seguirá trabajando para llevar sus reivindicaciones lleguen a los grandes espacios urbanos, celebrando la próxima feria en Madrid, tal y como anunció. «Hemos conseguido entre todos poner el asunto de la repoblación en un lugar importante en la agenda política. Esto hace 10 años hubiera sido imposible porque solo nos interesaba a los de Teruel, Soria y pocos más». Planteó la necesidad de dejar de hablar en «términos de confrontación» entre urbano y rural, en un problema tan grave que concierne a todos.