La protectora ADAMA de Caspe continua buscando hogar para una decena de gatos que tienen a su cargo. En el pasado mes de diciembre se derrumbó una pared del edificio en el que daban cobijo a estos animales. A día de hoy, algo más de un mes después, no les ha quedado otra que repartirlos en sus propias casas.
«Tras el derrumbamiento tuvimos que quitar a todos los gatos de allí porque era un peligro. Los perros están en otra parte de las instalaciones y no ha habido problema con ellos pero con los gatos sí», explicó Jesús Hernández, secretario de la asociación.
Un mes después de este desafortunado suceso, los animales todavía no han podido volver allí y la situación es realmente compleja para los voluntarios de ADAMA, que han repartido entre dos casas a los gatos. «Los gatos están repartidos entre la casa de una compañera nuestra de ADAMA y en la mía propia, pero porque no nos ha quedado otra. Esto no es una solución. Nuestra labor desde la asociación es siempre la de buscar una nueva familia a estos animales pero ahora ya es una necesidad», aseguró Jesús Hernández.
Por el momento, solamente una de las gatas ha sido adoptada en este mes que ha pasado. Por ello, desde ADAMA hacen un llamamiento a la ciudadanía para que se hagan cargos de estos animales. «Nosotros no queremos ni mucho menos quitárnoslos de encima pero queremos mejorar la calidad de vida de estos gatos», concluyó el secretario.