Si de la participación depende que la primera Feria de la Cerámica tenga una segunda edición, debería estar garantizada. Torre del Compte se lanzó este sábado a realizar su primera experiencia de este tipo y el éxito de participación quedó patente con el ambiente que generaron los profesionales de la artesanía congregados. Una decena de puestos y ninguno igual que el otro es lo que encontró el visitante, que además, pudo practicar con ellos.
Público de todas las edades se animó a hacer sus vasos, cuencos y también sus colgantes. En otros casos, recibieron la encomienda de crear un mundo imaginario. «Nos gusta que se mezclen personas de todas las edades porque así salen estas piezas tan distintas», apuntó Marga Méndez. El 50% de las Gypsy Fango de Lledó valoró bien esta iniciativa. «Nos está gustando mucho porque, además de los talleres, a los artesanos nos sirve para vernos, conocernos e intercambiar conocimientos porque ninguno hace nada igual que el otro y eso está muy bien, porque hay sitios a los que vas y es todo igual«.
Coincidió en la valoración Nuria Iranzo, que viajó desde Barcelona. Se dedica a la artesanía de forma parcial y era su primera vez en un pueblo que le llamó la atención. «Es muy bonito, arquitectónicamente es sorprendente y nos está gustando mucho. La feria es novedad pero está teniendo muy buena acogida por parte del público, así que, encantados», sonrió. Llegó a Torre del Compte a través de Marc Vidal, conocido de Cora Egger, artista de la cerámica residente en el pueblo que tuvo la idea de esta feria que ha salido adelante en colaboración con el consistorio, la asociación cultural, la de jubilados y la de mujeres, además de la Comarca del Matarraña. «Él fue mi maestro y tenemos mucha relación en Barcelona, me lo propuso y aquí estamos. Él es muy bueno con el torno», aseguró.
En el puesto de Marc Vidal se arremolinaron muchas personas a aprender un rato con él, entre ellos, muchos niños que tuvieron su primera toma de contacto con el torno.