Poco a poco los pasillos y claustros del Monasterio de Nuestra Señora de Rueda han ido recuperando el pulso tras un apagón prolongado. Si el año pasado -no sin una ardua tarea de recuperación-, se abrió al público la parte patrimonial, este lunes se realizó el acto oficial de la puesta en marcha de la hospedería. El servicio con restauración y alojamiento funciona desde agosto pero quedaba pendiente un acto de reapertura a la altura de un espacio «referente de la historia y el patrimonio autonómico».
Al vicepresidente de Aragón, Arturo Aliaga, le correspondió presidir el acto que se desarrolló en el salón de actos. Como se incidió, Rueda se presenta como un complemento «para las empresas» que disponen de un espacio de encuentro. De hecho, «aquí se reunieron en otros tiempos los directores de todas la plantas de Europa de General Motors», recordó el también consejero de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial de la DGA. Para Aliaga, el objetivo es impulsar la proyección internacional del enclave ubicado en un lugar estratégico en las rutas del Ebro, cerca de Motorland y de la Ruta del Tambor y el Bombo, además de estar rodeados de «complejos energéticos muy importantes».
Con una inversión de más de 10 millones de euros, desde DGA se recuperó todo el complejo una vez se volvió a hacer con el control de las instalaciones tras dos años de abandono e incumplimientos de la última adjudicataria. La nueva fórmula separa la gestión por un lado la parte patrimonial de la que se ocupa Turismo Aragón, y por otro, de la hospedería. El año pasado, en Consejo de Gobierno se aprobó adjudicar la gestión de este servicio a «Ayozar», una UTE arraigada al territorio.
Esta construcción, que alberga también estancias renacentistas, barrocas e incluso mudéjares, cuenta con numerosos espacios. Clientes y usuarios disponen de 32 habitaciones y cinco especiales y nobles, además de dos zonas de restauración, terrazas y los jardines. Tiene capacidad para 120 personas. Aliaga destacó el esfuerzo que ya se hizo para poner en valor «una de las joyas del patrimonio aragonés» y que «hoy volvemos a poner el énfasis en mantener abierto tanto el alojamiento como la restauración», dijo mandando un mensaje de compromiso con los empresarios implicados.
Punto estratégico
El servicio comenzó a ofrecerse en agosto y en estos meses se ha seguido formando al personal y adecuando el proyecto para ofertarlo en mercados demandantes. En este perfil se encuentran personas de unos 50 años que viajan por Europa con un perfil que busca hacer kilómetros por el entorno, en este caso, por el Bajo Aragón Histórico, Ribera Baja e incluso, Zaragoza. «Con las empresas queremos trabajar estrechamente, que sepan que tienen su espacio de encuentro, y también con los productores locales en nuestra gastronomía», dijo el director de la hospedería, Pedro Villanueva. Se apuesta por la materia prima del entorno. «Estamos en un momento de cambio de ciclo económico con la transición energética y tenemos que sumar», añadió Villanueva, quien destacó la ventaja estratégica de su ubicación. «Queremos trabajar la zona de Aragón con Cataluña y la apertura al mar pero también la apertura al centro. A través del aeropuerto se puede llegar a muchos países europeos y queremos que sea eje vertebrador del territorio y de la economía», concluyó.
Esta reapertura se esperaba desde hace años en el entorno. El monasterio y la hospedería han sido foco de empleo pero también de buen nombre para la zona de influencia. La mala gestión de la última adjudicataria terminó en el abandono absoluto de las instalaciones con el deterioro que ello conlleva. «Estamos muy ilusionados de que empiece a funcionar de nuevo. En estos pueblos vaciados, es un revulsivo de empleo y para que la gente venga a vernos. Hay que dar un empujón a la iniciativa empresarial que ha tomado la gestión para que siga yendo así de bien y que no se vuelva a cerrar», valoró el alcalde de Sástago, Javier Bolsa.
Nos va a costar a los aragoneses 10 millones de euros montar un hotel y restaurante para que el beneficio se lo lleve una empresa privada. ¿Por qué el Gobierno de Aragón tiene que invertir en hostelería haciendo competencia desleal al hostelero autónomo o pequeña empresa hostelera? ¿Por qué no invierte el Gobierno de Aragón en montar un taller de reparación de vehículos y luego se lo alquila al pequeño autónomo? ¿Por qué otros sectores tienen que arriesgar su patrimonio en inversiones agrícolas, industria o servicios y en hostelería tenemos que pagar la inversión entre todos.
Estas inversiones que hace el Sr. Aliaga se parecen más a las que realizaba la URSS en los años 70. ¿O tal vez caminamos a un estado comunista que quiere controlar el mercado?