La jota y la escuela José Antonio Pedrós está más viva que nunca, la muestra de ello se vio sobre el escenario del Teatro de Alcañiz el domingo por la tarde, cuando 30 bailadores entre 5 y 60 años deslumbraron a los ahí presentes. Los miembros de la escuela interpretaron 13 jotas coreografiadas por el maestro alcañizano José Antonio Pedrós, quien preside y es director de la asociación y escuela que lleva su nombre. Para finalizar la muestra con la actuación de los Violoncellos del CA y el reconocimiento al Conservatorio Profesional de Música José Peris Lacasa de Alcañiz.
Pedrós, también miembro del Consejo Directivo de la Academia de las Artes, Folclore y Jota en Aragón, quiso remarcar la importancia de estas actuaciones, las que permiten a muchas alumnas subirse por primera vez al escenario: «Es parte del aprendizaje del alumno, tiene que saber salir a un escenario, y nada más y nada menos que en un negro tan grande como es el teatro de Alcañiz. Parte de lo que enseñamos es también saber templar los nervios». El profesor mostró durante todo el acto la emoción, y la ilusión con la que las alumnas, y también él, se enfrentan a la actuación. Pero, sobre todo, fue tangible el orgullo, fruto de horas de trabajo.
Durante las dos horas de evento, se mostraron los avances y cambios que han llevado a cabo en la escuela el último curso, pero también incluyó novedades y fusiones con otros estilos, buscando que sea una gala de jota «totalmente diferente», representando piezas nuevas, así como cambios de vestuarios o incluso trajes que no tienen nada que ver con el concepto de la jota. Además, contó con multitud de sorpresas en una gala conducida, con mucha gracia y soltura, por el director de la escuela. Entre ellas, la interpretación de la canción de la Vida es Bella con trajes de la época o el grupo de chelos, que ha aportado la chispa al momento artístico con una delicada y emotiva actuación.
Para culminar la muestra artística, el director del Conservatorio Profesional de Música, Francisco Castillo, y la jefa de estudios, Ana Lobe, subieron al escenario para recibir una placa y un ramo de flores como agradecimiento a su trayectoria profesional, cultural y educativa. «Tuvimos una actuación maravillosa en el Auditorio de Zaragoza con 3.000 músicos de Alcañiz y Ginebra, dos semanas después llegó la pandemia y vino una época muy complicada sin poder hacer lo que más nos gusta, para nosotros sería muy importante volver a hacer actuaciones así», confesó Francisco Castillo. Tras unas bonitas palabras entre los representantes de las escuelas, ambos directores acordaron trabajar de manera conjunta en próximos proyectos.
Con un muy fuerte aplauso, un teatro alcañizano con todas las butacas llenas, agradeció y felicitó a las joteras. Las bailadoras no se quisieron despedir sin entregar también a su profesor un ramo de flores y un detalle, remarcando que esto es «solo una pincelada».