Dice que en enero sí visitará a Andorra pero no concreta qué mínimos exige a la hora de autorizar el cierre. Entre los asistentes, sensaciones agridulces
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, llegó este lunes a Zaragoza sin ningún compromiso en firme ni ningún anuncio que convenciera al resto de asistentes a la reunión más allá de los dos mantras que se llevan diciendo desde que Endesa confirmó que iba a presentar el plan de cierre de la Central de Andorra. Eso sí, su talante fue menos agresivo con el carbón y la Térmica que el que mantiene cuando habla fuera de Aragón.
El encuentro transcurrió tranquilo tanto en el despacho en el Pignatelli como fuera, ya que el malestar de la situación acentuado porque la visita fuera a Zaragoza y no a Andorra, no dio pie a ninguna concentración ni protesta en la calle. La ministra cogió el guante que lleva lanzándole varias semanas el presidente de Aragón, Javier Lambán, y envió un mensaje a Endesa: la autorización de cierre de la Central solo es «planteable» en un contexto en el que venga con un plan de inversión de acompañamiento que «garantice que las comarcas en las que han estado obteniendo beneficios no se quedan atrás».
No obstante, no fue más allá y no especificó con qué se conformaría y daría el visto bueno al plan de Endesa aunque en la comparecencia ante la prensa –a la que tan solo aceptó dos preguntas alegando que tenía prisa por tomar el AVE de vuelta- los periodistas le preguntaron «qué mínimos tendría que tener el plan». «Que facilite la recuperación de la zona. No todo es exigible a Endesa pero hay un papel protagónico para la compañía. Evidentemente ha sido una fuente de riqueza en la zona pero los afectados no solo son los trabajadores de la planta sino también la actividad asociada. Estamos en el momento de ver de qué modo vamos combinando todas las medidas, tenemos un planteamiento abierto», dijo Ribera, quien anunció que en el mes de enero tendrá lugar una reunión, esta vez sí, en Andorra.
Se mostró abierta a que la Central continúe su actividad de forma «parcial» más allá de junio de 2020 aunque, eso sí, siempre «en los márgenes que permita la Unión Europea». Es decir, que ve viable que la Térmica funcione más allá de junio de 2020 y hasta 2030 tan solo 1.500 horas al año, menos de la mitad que en la actualidad, para mantener un mínimo empleo mientras se realiza una verdadera reconversión industrial de la zona. Una opción que Endesa ha rechazado de forma tajante y que nunca ha convencido a los sindicatos pero por la que también apuestan desde DGA. «No nos vamos a salir del derecho comunitario por lo que, ocurra lo que ocurra, lo importante es trabajar de forma simultánea recuperando el tiempo que lamentablemente se ha perdido en los últimos años por el futuro de la región», afirmó. Una intención que celebraron en DGA, ya que, en palabras de Lambán, «es importante alargar la vida de la Térmica para dar tiempo a que haya otras inversiones», dijo y añadió que «hay que ser muy exigentes en el plan de acompañamiento y debemos ir unidos para tratar de conseguir esas ayudas europeas» incluyendo a Aragón en la Plataforma de Regiones Carboníferas de Europa.
Para el presidente aragonés el papel de Ribera no es sencillo por la herencia recibida. «Tiene que resolver en dos años la inactividad de seis años del anterior gobierno pero tiene la suerte de que está en su mano revertir la desconfianza que hereda de Aragón hacia el gobierno en confianza. Ha dicho que lo hará y yo lo creo».
Sin un plan definido
Sensaciones agridulces entre los asistentes del territorio. Para el alcalde de Ariño, que calificó su visita «como un paso», lo positivo es que se mostrase «tajante» con no aceptar el cierre de la Térmica si no viene acompañado de la creación de puestos de trabajo. «Creo que hay que dar un voto de confianza porque se ha comprometido con otros asuntos como la Elevación de Aguas», dijo. En este sentido cabe destacar que en la reunión anterior se abordaron asuntos hídricos de la comunidad y se cerró con el compromiso de Ribera de agilizar los trámites. También con el Plan Miner, a propuesta de Noé, se comprometió a flexibilizar los plazos. «Son muy ajustados y se evitaría que por burocracia se pierdan ayudas», dijo.
La alcaldesa de Andorra, que antes de la reunión no ocultó su malestar porque la invitación para que visitara Andorra no había obtenido respuesta, valoró la posibilidad de trasladarle las inquietudes y el malestar con el plan de Endesa. «Le hemos pedido que por favor no acepte la solicitud de cierre porque es insuficiente, hay que trabajarlo mucho más», dijo Sofía Ciércoles.
Por parte de Samca se insistió en la posibilidad de alargar la vida de la Central más allá de 2020, de darle una segunda vida. Algo a lo que Ribera no se cerró pero que se sigue viendo complejo. «No lo ve imposible pero dice que tiene que cumplir con la Unión Europea, así que, no sabemos muy bien cómo es eso», dijo el secretario provincial de CCOO, Antonio Planas, que también fue tajante. «No nos ha presentado nada, mientras no haya nada palpable estamos igual y no descartamos empezar a movilizarnos y no esperar a enero». Reiteró que «no nos vamos a conformar con cuatro placas solares». Más cauteloso se mostró el secretario provincial de UGT, Alejo Galve, que asegura que «esperaremos porque se ha comprometido a venir a Andorra y a estudiar para entonces las propuestas». Ambas formaciones le presentaron sus propuestas, las mismas que ya conocen en Endesa. Entre ellas, la idea de construir un apeadero ferroviario cercano al polígono que debería ser aceptado por Endesa, o la opción de reconvertir la Central en un complejo térmicosolar.
Para el presidente de la Asociación Empresarial Andorra-Sierra de Arcos (AEA), Roberto Miguel, a la reunión le faltó que la ministra explicase «qué propone el Plan de Transición Justa». De hecho, esta era la previsión cuando se anunció su visita. «Hubiera estado bien que, además de esperar a ver qué hace Endesa, también el Gobierno proponga», añadió. Lo positivo es que la propuesta de los empresarios fue muy acorde a una idea que ella misma mencionó. Se trata de la creación de una agencia de desarrollo independiente de la política como ya hay en el País Vasco. Será un equipo multidisciplinar (desde humanistas hasta economistas) que trabajará desde Andorra. El grupo empezaría antes de marzo. «Tenemos a gente con unas carreras impresionantes y talento que ha vuelto y que está dispuesto a estar», concluyó.