Joan María Riera se ha hecho cargo de la coordinación del concurso de vinos de la IGP Bajo Aragón que este viernes día de San Jorge dio a conocer los nombres de los ganadores.
¿Cómo surgió la posibilidad de llevar la coordinación?
Había algunas bodegas interesadas en que este no fuera el segundo año sin certamen, y aunque no se podía hacer la fiesta que acompaña con la feria, como mínimo querían no perder este año de concurso. Me llamaron para que les ayudara en este sentido, hablamos y ha salido todo muy bien. Estoy muy satisfecho.
¿Cómo ha sido retomar este concurso en un año complejo?
Complicado porque muchas veces no puedes ir a visitarlos en persona y ha habido mucho telemático. No ves las caras pero la predisposición de todo el mundo y de todas las bodegas ha sido muy buena. Al final, el trabajo es suyo y nosotros lo que hacemos es leer el resultado.
Contactó con los enólogos para la cata que son nuevos y que venían sin conocer nada. ¿Eso es importante?
Vinieron totalmente frescos a la cata, sin ideas preconcebidas de una zona de una variedad… Que vinieran con la cabeza predispuesta solo para catar y ver qué pasaba para mí era muy importante. Lo quise internacionalizar un poco y contacté con Claude Serra, un buen amigo francés que enseguida me dijo que sí, que quería participar porque quería conocer la zona. Hubiera venido algún distribuidor extranjero más y finalmente no pudo ser pero esperamos que en próximas ediciones sea posible. Que vengan a catar, los puedan probar y que los puedan defender y hablar de ellos en sus países de origen que es lo más importante.
Más allá de los premios, es la repercusión que se llevan todos. ¿Qué papel juega?
Al final es eso, la promoción. Es el sentido de este concurso y se trata de entre todos hacer fuerza para que la IGP salga mucho más reforzada y que a nivel promocional la gente los conozca más y las ventas de los vinos dentro de la propia IGP sean superiores.
¿Qué idea se llevaron los cuatro catadores nacionales e internacionales?
Fantástica, se fueron encantados. No se esperaban tanto nivel ni estos vinos, fue toda una sorpresa. La IGP Bajo Aragón tiene para mí unas características propias: tiene esa parte de clima mediterráneo pero a la vez tiene una parte de clima continental. Esto da una textura y un gusto a los vinos especiales porque los hace muy finos y elegantes pero a la vez los hace con su corpulencia; y esto es muy interesante.