El cierre de la Térmica pondría en peligro más de 4.000 empleos. Agentes políticos y sociales urgen alternativas
«Voto de confianza y margen de actuación» son las expresiones que comparten los alcaldes respecto a Teresa Ribera y el futuro del carbón. «Gobierne quien gobierne seguiremos luchando por nuestro futuro, por alargar la vida del carbón mientras no haya una reconversión real», dijo el regidor de Ariño, Joaquín Noé.
Recordó los datos de Red Eléctrica que ubican al carbón en el tercer puesto del mix energético de 2017 con un 17,3% por detrás de la nuclear (22,6%) y la eólica (19,3%). «Apostamos por las renovables pero hoy por hoy el carbón sigue siendo necesario, no se puede eliminar de un plumazo», dijo e hizo referencia a la necesidad de que se regule el Plan.
La alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles, que celebró el cambio de signo político en el ministerio, aseguró que, aunque los tiempos sean muy justos lucharán por mantener la térmica con vida. «Debe haber una transición justa pero mientras, hay que dar una cobertura empresarial a un territorio donde los cierres y el paro nos está afectando mucho, hay una deuda histórica con este territorio y queremos igualdad».
Se mantiene el cierre de la Térmica en 2020 si Endesa no invierte
El cierre de la Central Térmica de Andorra supondría el despido de más de 580 personas cuyo trabajo depende directamente de su actividad. Una cifra que se amplía a las 4.000 teniendo en cuenta todos los puestos indirectos que se mantienen en la zona gracias a su funcionamiento.
Endesa debe invertir 190 millones para adecuarse a la normativa y seguir funcionando, una inversión de la que no hay pronunciamientos a día de hoy. De no hacerlo y que la instalación cerrase en 2020, traería consigo la aceleración de la despoblación.
Hace casi una década que la incertidumbre se instaló en el sector del carbón, especialmente con el cierre de minas en la cuenca turolense. Solo una resiste en Ariño donde Samca mantiene a 80 empleados directos y a otros tantos de subcontratas. En este caso, el compromiso de la empresa es el de recolocar a sus empleados en otras explotaciones como la de arcilla o la planta de fertilizantes. «Hay 80 familias de las subcontratas que se quedarían sin nada, es gente de Ariño y de otras poblaciones y nos preocupa», dijo el alcalde de Ariño, Joaquín Noé.
El reciente nombramiento de Teresa Ribera como ministra de Transición Ecológica no ha ayudado a aliviar esta incertidumbre, más bien lo contrario. Las declaraciones del viernes en las que apostó por acelerar la descarbonización, acentúan el marcado perfil ecologista con el que llegó al cargo.
En el territorio su llegada se recibe con «cautela» pero el cierre está en el horizonte y en Andorra, las consecuencias repercutirán además en las arcas municipales que dejarán de recibir más de dos millones de euros anuales entre el impuesto de actividades económicas y el de bienes especiales. Esta cuantía permite a la localidad (la tercera en población de la provincia turolense con 7.800 habitantes) mantener los servicios públicos y una plantilla municipal de unos 180 trabajadores.
«Si no se ha traído ninguna empresa que pueda diversificar el monopolio del carbón tenemos un grave problema», dijo la alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles. La reindustrialización no ha llegado y para el cierre de la térmica, la cuenta atrás ya es contrarreloj.
El presidente de la Asociación Empresarial Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín, Roberto Miguel, considera que la única manera de trabajar en este ajustado año y medio en una solución es desde la unidad. Tanto de los políticos, como de los empresarios y agentes sociales.
Ve en el cambio de gobierno una oportunidad ya que ahora Comarca de Andorra-Sierra de Arcos, Gobierno de Aragón y el Central comparten color político. «No debería haber excusas para ir todos juntos y progresar en proyectos que están a mitad como la elevación de aguas del Ebro a Andorra, algo esencial si queremos que haya un futuro empresarial», dijo.
Hace tres años, en la asociación había 92 empresas, pasaron a 108 y actualmente hay unas 88. Más allá de la central, solo hay una que emplea a más de un centenar de personas. Para el andorrano una reconversión no significa necesariamente subvención pero sí bonificaciones que hagan el medio rural atractivo.
Si la situación no ayuda a que aquellos que quieren volver puedan hacerlo para emprender, la incertidumbre constante no ayuda a que los jóvenes vean su territorio como una opción de futuro. El IES Pablo Serrano recibe a estudiantes de toda la comarca y también de Alcorisa en secundaria y bachiller. Del resto de comarcas para las F.P. Básicas.
Este año hubo 650 matrículas en un centro que hace siete años estaba en unas 800 y que incluso ha llegado a superar el millar. «El descenso de estudiantes conlleva el de profesores. Se vive con preocupación y desilusión porque el descenso ha ido poco a poco pero en los dos últimos años ha sido muy acentuado», explicó la directora, Milagros Mateo. Al igual que en el sector empresarial, se pone de manifiesto la necesidad de poner facilidades para vivir en el medio rural, como por ejemplo, acceso a una vivienda.
El cierre de las primeras minas ya provocó la salida de muchas familias. El IES colabora con el Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN) en muchos temas, entre ellos, la despoblación. Según los datos, desde 2012 los centros educativos de Andorra han descendido en 56 alumnos. «Lo mismo pasa con la sanidad y el resto de servicios, repercute en todo», concluyeron.