El Museo de Zaragoza acaba de restaurar el sepulcro de Pedro Fernández de Híjar, un hombre acaudalado y mecenas del conocido Monasterio de Rueda, ubicado en el término municipal de Sástago. La escultura es considerada «de primera categoría a nivel europeo» según ha relatado el director del propio museo, Isidro Aguilera, y pronto estará exhibida públicamente.
La galería zaragozana está inmersa en varias intervenciones de restauración que se están llevando a cabo estos meses, gracias al presupuesto que el Gobierno de Aragón ha destinado para las colecciones de sus museos. La actuación más reciente se centra en este sepulcro gótico del abad de Rueda, fechado a principios del siglo XV, que ha devuelto su esplendor original a la obra.
Pedro Fernández de Híjar fue hijo único de Alonso Fernández de Híjar y Anglesola y de Teresa de Alagón, III señores de Híjar. Tuvo 30 caballerías en Aragón. Intervino en las guerras de «La Unión» en contra del Monarca y en las luchas castellanas, siendo uno de los principales capitanes para la defensa de las fronteras aragonesas.
También estuvo presente en las capitulaciones en la guerra de Aragón y Navarra. Ingresó en el Monasterio de Rueda cuando enviudó por tercera vez, adoptando el nombre de «fray Bernardo». No ha salido a la luz de momento el nombre del artista que labró su sepulcro que, según cuenta el director del Museo de Zaragoza, «obligatoriamente hubo de ser uno de los más destacados de la época».
Público gracias a una donación
Sobre la historia del sepulcro, cabe destacar que entró a formar parte de las colecciones del museo en 1915, fruto de una donación de doña Enriqueta Durán. Desde entonces, ha estado expuesto en las salas, si bien se echaba en falta el protagonismo que merece. En esta última actuación se ha podido confirmar una intervención antigua de restauración, de la que no hay constancia documental, pero en la que se utilizarían productos que todavía pueden apreciarse y se le añadirían estucos.
Los tres restauradores que han trabajado durante estas semanas en el sepulcro, Elena Naval, Pilar Camón y José Antonio Rodríguez, han realizado una labor fundamental de limpieza de la capa superficial, consolidación del soporte de piedra y reintegración de elementos ausentes.
La limpieza ha sido clave en esta intervención, puesto que los productos utilizados en el pasado habían oscurecido la obra y distorsionaban su aspecto. La eliminación de los añadidos, siguiendo los criterios actuales de conservación-restauración, pone en valor la obra original, recuperando la policromía original y todo su esplendor.
La obra formará parte de la sala de gótico, pendiente de reapertura, y se expondrá a 35 centímetros de altura sobre el nivel del suelo. Esta nueva ubicación permitirá que pueda verse la tapa con la escultura yacente del abad en alabastro, así como el lateral con los escudos de armas y las figuritas en relieve de ángeles, profetas y monjes en diversas tareas. Con todo ello, el sepulcro del abad se mostrará al público con toda la importancia que merece.
En el castillo de Hijar hay una sala espectacular que se puede ver el esplendor del ducado de Hijar, es peligroso porque está abandonado, es una lástima que un castillo ubicado en el centro del pueblo lo dejen que se pierda, si lo tuviéramos en nuestro pueblo ya haría años que se habría reconstruido.