Es Jueves Santo en Alcañiz. Desde hace décadas es la noche de procesionar para la Hermandad del Silencio. Hoy la sensación es diferente, triste por la lucha contra el coronavirus, pero esperanzadora. Caminamos juntos como lo haría el Cristo de la cofradía que en estos momentos abandonaría la ex-colegiata para recorrer las calles de la capital bajoaragonesa.
La banda de timbales de la Hermandad, ha salido a los balcones de sus domicilios para redoblar su Jueves Santo, su día y, sobre todo, su noche. Cesaron pronto los ensayos, enseguida llegaron las suspensiones. El pensamiento de todos está en la próxima Semana Santa, que llegará en todo su esplendor. Hoy por lo menos hemos escuchado sus redobles.