El FestiFal va tomando forma de cara a la octava edición que se celebrará los días 11 y 12 de noviembre en Urrea de Gaén, una localidad que conserva su sala de cine y que se convirtió en la sede oficial de esta iniciativa que lanzó el Centro de Estudios del Bajo Martín (CEBM) ya en 2009. El festival internacional de cortos de temática rural pronto adquirió un carácter bienal y cada año impar «toca FestiFal».
Desde la organización hacen el último llamamiento a aquellas personas rezagadas y que piensen en presentar su cortometraje. El plazo termina el 1 de septiembre, por lo que son horas lo que quedan para entrar en la plataforma habilitada para ello e inscribirse al concurso. La hoja de inscripción que acompañe al trabajo se puede descargar en la web del certamen donde están recogidas al detalle todas las bases. De todos los cortometrajes recibidos se seleccionarán 15 que pasarán a la ronda de proyecciones en Urrea donde se premiará al mejor corto documental y al mejor corto de ficción con 800 euros a cada uno. No solo eso, ya que participantes y premiados se llevarán a casa un trofeo diseñado y creado en exclusiva para el certamen.
La importancia de la imagen
Tanto los trofeos como el cartel anunciador del certamen salen de la cabeza y las manos de David Castillo, creativo de Birrus Design and Art, estudio radicado en Azaila. Desde la primera edición es quien se ocupa de la imagen de esta cita en la que se combina cine con medio rural no solo en los cortometrajes sino también en la imagen y diseños. El cartel de este año está protagonizado por una colorida flor de cardo y en segundo plano, una planta de estramonio. «Ambas son muy bonitas, especialmente la flor de cardo, pero a la vez son peligrosas porque una picha y el estramonio puede ser mortal, que representa la vida y la muerte. Es la doble vertiente del medio rural, un lugar que puede ser muy rudo pero que a la vez tiene su parte de belleza inmensa», explica el autor. «El cometido de la cartelería es ser práctica y explicativa, luego estamos los artistas para buscarle el lado poético y estético«, comenta.
Castillo, que agradece al Centro de Estudios del Bajo Martín la confianza en su trabajo desde la primera edición del FestiFal, destaca la importancia que tiene la imagen ya sea de un evento o una institución. «Siempre digo que un logotipo es mucho más que eso y en el caso del festival se aprecia porque trasciende a los trofeos», añade.
El logotipo representa una fal (hoz) segando un rollo de película. Los participantes y ganadores se llevan a casa esa imagen en forma de trofeo en bronce con base de alabastro. «Todos los retales y restos que me quedan en la fragua de trabajos varios que voy haciendo los aprovecho y reciclo en bronce y el alabastro también es de la tierra», señala Castillo.