Si por algo estuvo marcada la festividad en honor a San Isidro de este sábado en Urrea de Gaén sin duda fue por la petición de las tan ansiadas lluvias. El campo lleva esperándolas desde hace meses y más concretamente pueblos como este, en donde apenas se cuenta con otra industria que no sea la de los labradores. Sus agricultores han acudido a la cita en masa, apoyados por vecinos del pueblo conscientes de la importancia de venerar al patrón del campo. «Casi toda la cosecha de secano no se va a poder recogere. Ya hemos hecho rogativas, y esperamos que ahora San Isidro nos escuche también», expresó el alcalde, Joaquín Lafaja.
Esta es una tradición que se recuperó hace más de cinco años, cuando se decidió declararla como fiesta local junto a las que se celebran en torno a su otro patrón, San Roque. A petición del sector más joven de la población, estos actos se devolvieron al calendario y el regreso fue a lo grande. Ahora la cita está marcada en el calendario de todas las familias, quienes visten a los más pequeños con el traje regional para inculcarles la importancia de mantener la historia de su pueblo.
El día siempre es recibido como una oportunidad de reunión entre vecinos. Por la mañana se celebró una misa acompañada por los cantos del coro de la localidad en la que, como marca la tradición, también se realizó una ofrenda de flores y frutos al patrón. Una vez finalizada, los participantes continuaron con los actos con una procesión en la que acompañaron a San Isidro por las calles del municipio. Aunque momento especial se vivió justo después, cuando el reparto de pan bendito «enloqueció» a los vecinos, quienes no querían quedarse sin el obsequio.
El acto estrella de la jornada, sin duda, volvió a ser la multitudinaria comida popular. «Somos un pueblo pequeño, pero este día nos llegamos a juntar hasta unas 500 personas para comer todos juntos. La participación crece cada año», comentó una de las vecinas participantes. La tarde, por su parte, volvió a ser de las vaquillas-el acto favorito de los jóvenes-con una sesión a cargo de la ganadería Raúl Izquierdo. Estas fiestas de San Isidro salen adelante con la organización de la comisión de fiestas con las peñas El Descontrol, Kloaka y La Ruina. Además, El Fraskazo puso este año la ambientación de calle con el desfile con la charanga y gigantes.
La festividad sirvió para caldear el ambiente del próximo fin de semana, en el que cientos de personas se citarán en el mismo pabellón como punto de salida y retorno de la Sesé Bike Tour. A los ciclistas, se suma el personal de la organización y vecinos e hijos del propio pueblo que ejercen de voluntarios durante la cicloturista.
Urrea recupera tres cubiertos en el monte
San Isidro abre la veda de las fiestas en la calle y una de las acciones que ha llevado a cabo Urrea es la recuperación de tres cubiertos en el monte. Eran viejos cobertizos que servían a los ganaderos y labradores para refugiarse de la lluvia cuando la tormenta sorprendía a unos kilómetros de casa que ahora se recorren en cuestión de minutos en coche. El personal ya los puede disfrutar como lugar para comer al aire libre y pronto contará con más sombra en cuanto el arbolado plantado coja altura. Se ha llevado el agua a los tres y se ha implantado el sistema de riego por goteo. Están ubicados en caminos en la zona del Regadío, pero este año habrá que esperar a ver si llueve.
Impresionante hay más gente para San Isidro que para Semana Santa, muy bien lo pasamos.
Me encanta volver al pueblo es como revivir la EspañA de Berlanga.