Los alcañizanos llenaron la plaza de España en una jornada en la que la climatología acompañó
Las palometas volvieron a volar libres el Domingo de Resurrección en Alcañiz. La procesión, una de las más singulares por su puesta en escena, marcó el final de la Semana Santa simbolizando la resurrección de Jesús. El día fue puramente primaveral y acompañó con una temperatura muy agradable, en una jornada donde incluso los chaquetones sobraron en las zonas de sol.
Los alcañizanos llenaron la plaza de España para presenciar las tres inclinaciones de la granada y la posterior apertura con la Virgen del Carmen en su interior. Una vez más fue Vicente Dobato, secretario de la cofradía del Carmen, el encargado de tirar del cordel para liberar a las palometas. Dobato, que a nivel personal califica la procesión de «emocionante», tuvo el papel protagonista un año más. «La entrada en la plaza es muy emocionante. Encontrártela bañada por el sol y siempre repleta de gente expectante es un momento incalificable», destacó.
La procesión estuvo acompañada por los estandartes de la cofradía de la Virgen del Carmen y por la corporación municipal del Ayuntamiento. Además, la Unión Musical Nuestra Señora de los Pueyos fue la encargada de poner el sonido a una jornada festiva.
Los tambores, las túnicas y las peanas de la Semana Santa alcañizana descansarán hasta dentro de algo más de un año, cuando volverán a procesionar por las calles de la capital bajoaragonesa para rememorar la pasión de Cristo.