Propuestas innovadoras, diferentes y, sobre todo, encaminadas a poner en valor el territorio. Es el resultado de la residencia artística ARTECH que ha supuesto el encuentro de 18 artistas nacionales e internacionales en Tronchón, y que ha dejado huella en este pequeño municipio del Maestrazgo.
La experiencia ha concluido con un muy buen balance. Los artistas participantes procedentes de países como Albania, Rumanía, Macedonia del Norte o Ucrania, pero también del ámbito nacional pudieron desarrollar sus obras artísticas, conocer el territorio y a sus gentes y por supuesto inspirarse de la riqueza cultural y patrimonial de la Comarca del Maestrazgo. «Poder convivir una semana con artistas de todo el mundo ha sido muy enriquecedor», recalcó Rubén Planas, artista local participante.
Para su proyecto, el diseñador gráfico se inspiró en los diseños de la cerámica y del queso de Tronchon para crear un tapiz plástico bajo el portal de Santa Barbara. Para ello utilizó pinturas aptas para el suelo de hormigón, utilizando además figuras geométricas inspiradas de algunas de las ermitas de la zona, como la Ermita del Tremedal de Tronchón. «Quería crear algo que representara al pueblo de Tronchón y que tuviera un atractivo turístico», destacó su autor.
Junto al suyo un total de 18 proyectos de diferente índole artística fueron posibles gracias a la nueva edición de ARTECH. La diversidad cultural fue el denominador común de todos ellos. Teresa Abad, realizó una pieza de arte sostenible que combina futuro y tradición. Alba Lagares llevó a cabo una recreación simbólica del milagro de la Virgen del Tremedal usando elementos naturales, como la lana, haciendo referencia al pastor manco que recuperó su mano. El recorrido artístico es completado también por la pieza de Pedro Lucia, que quiso recordar el incendio que afectó a Tronchón en 1994.
El patrimonio arbóreo del pueblo fue representado a través de dos acciones por Darío Escriche. Por su parte Kateryna Kuzmuk buscó destacar la vida cotidiana en las fábricas queseras de Tronchón, mostrando el lado más humano de sus trabajadores y convirtiéndolo en un relato de las gentes del pueblo. Por su parte, Ioana Andrei y Petcut Larisa buscaron la simbiosis entre las gentes de Tronchón y el paisaje a partir del diseño textil.
El proyecto realizado por Dora Buñuel consistió en ensalzar el lavadero del pueblo como un espacio de sociabilidad colectiva y frecuentado especialmente por mujeres, La artista realizó un bordado sobre tela con mensajes cotidianos de las mujeres tronchoneras, En esta misma línea trabajó Valbona Fejza quien se inspiró en la topografía y el relieve tronchoneros para unir la naturaleza y lo humano, con el lavadero como metáfora de esta simbiosis por su fácil visualización y por los materiales naturales empleados (tela, lana o serrín).
A partir de diferentes fotografías de las décadas de 1960 y 1970, realizadas por Antonio Navas, Sofía Royo quiso recuperar los hitos más célebres de la historia reciente de Tronchón, con una función memorialista. Mientras que Daniel Vera integró algunos edificios como elementos visuales de un paisaje más amplio. El mural mostrado, representa el verano y el invierno tronchonero y remarca su contraste cuando éstos acontecen en el pueblo.
Carolina Ferrer, Jesús Bellosta y Roberto Morote fueron los encargados de una «performance» que buscaba integrar la identidad de la comarca a través de los elementos de una canción (ritmo y letra), como un contraste entre pasado y presente. Josep Sanmartín utilizó walkmans y cintas de casette junto con los testimonios de los habitantes de Tronchón para su pieza sonora que conecta pasado y presente y con la que busca ensalzar el valor de la memoria como algo frágil, delicado y que debe conservarse como seña de cultura, historia y patrimonio.
Finalmente, Sergio Peramato llevó a cabo una «performance» visual en la Iglesuela de la Asunción de Tronchón con el objetivo de ensalzar el patrimonio del templo para que el espectador lo interiorice través de una conversación con su yo interior.
La residencia creativa ARTECH en Tronchón no habría sido posible sin la la artista multidisciplinar Rocío Garriga, encargada de la coordinación de la actividad. Profesora de la Universidad Politécnica de Valencia y anteriormente de BBAA de la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel, Garriga orquesta los procesos de las intervenciones de los artistas y diseñadores que integran ARTECH para lograr un conjunto muy coherente de propuestas encaminadas a resaltar el valor y autenticidad de la cultura local. Así mismo, cabe reseñar que Tissure, de Teruel, se encargó del diseño y la difusión de ARTECH 2022.
Recordar que ARTECH (Arts, Rediscovery, Traditions, Ecletic, Contemporary, Heritage) es un programa europeo financiado por Europa Creativa en el que participan la Comarca del Maestrazgo en España, Transylvania Trust en Rumanía, la Fundación Gjirokastra en Albania y Archikidz en Ucrania. Esta edición contó con la colaboración del Ayuntamiento de Trinchón.