Sanidad ha ahorrado 40 millones de euros en el último año y medio en gasto farmacéutico y aspira a economizar otros 40 millones durante los próximos 18 meses. La reducción del gasto se ha conseguido tras el trabajo conjunto que desarrollan el Gobierno de Aragón y la Airef, que ha permitido a Sanidad adelantar ya una serie de medidas contenidas en el estudio que el Ejecutivo autonómico encargó a la Autoridad Fiscal para mejorar la sostenibilidad de las cuentas públicas. El Gobierno de Aragón elevó a acuerdo institucional su colaboración con la Airef en marzo de 2020 para revisar el gasto en Farmacia y evaluar además la política presupuestaria y de personal en la Educación no universitaria y el modelo de financiación de la Universidad de Zaragoza.
Entre las principales medidas que se han aplicado a la farmacia hospitalaria destaca el fomento de la utilización de biosimilares, tanto al inicio del tratamiento como en el intercambio. Los biosimilares son medicamentos biológicos equivalentes en calidad, eficacia y seguridad a un medicamento biológico original, llamado producto de referencia, que está autorizado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). La introducción de estos fármacos en los casos en los que hay alternativa de biosimilar disponible ha pasado del 68,2% en el primer trimestre de 2021 hasta el 80% en la actualidad, de modo que durante este ejercicio solo con el uso de estos medicamentos se ha logrado ahorrar 27,6 millones de euros: 4,5 millones a través de receta y 23,1 millones de euros en hospitales.
También se ha optado por mejorar la eficacia del sistema de registro de precios de compra de medicamentos y por la consolidación de la utilización de mecanismos de agregación o centralización de la contratación u otras técnicas de racionalización.
En este mismo sentido, se ha avanzado en la contratación normalizada de forma individual en los hospitales, involucrando a toda la organización y se ha mejorado la transparencia del proceso y los criterios de evaluación.
También es relevante la realización de acciones sistemáticas y periódicas de control y seguimiento de la calidad de prescripción y del gasto en farmacia junto a medidas de corrección en el caso de que se produzcan desviaciones.
El ahorro previsto gracias al uso de fármacos concretos, como los inhibidores de la bomba de protones usados para la acidez gástrica (6,5 millones de euros de ahorro previstos), la mejora de las actuaciones de seguimiento farmacoterapéutico, la revisión y control de la adherencia a los tratamientos en el ámbito de atención primaria (otros 6 millones de margen de ahorro), la adaptación de los sistemas de información o la centralización de compras, entre otras con también sistemáticas que se aconsejan para conseguir mejores resultados.