Pese a que cada año parece que esta no puede ser más especial, Calanda ya adelanta que este 2023 su Semana Santa se vivirá con un sentir, si así es posible, todavía más profundo. Este es el año en el que su gran icono, el Bombo Grande, cumple 50 años de historia. El año en el que la visita de Eulalia Ramón servirá para dar la última despedida al cineasta Carlos Saura, enamorado del municipio que ya rompió la Hora 15 años atrás. Pero también-y sobre todo-este es el año en el que sus protagonistas, el pregonero José Miguel Asensio y el Rompedor Juan Herrero, poseen un lazo en común que los une desde los inicios de la tradición. Un lazo de admiración mutua, compañerismo y devoción por su pueblo que este Domingo de Ramos emocionó al público durante el pregón, el primer gran acto de la semana más especial de todo el año para sus vecinos.
Cientos de calandinos abarrotaron el recién reformado pabellón municipal para la ocasión. El acto, que estuvo presentado por Pedro Lacueva y Alba Herrero, fue inaugurado por Manuel Royo, presidente de la Coordinadora de la Semana Santa de Calanda que recordó los inicios del Bombo Grande. «Es nuestro mayor símbolo, quienes en su día lo convirtieron en realidad seguramente no eran conscientes de lo que verdaderamente estaban creando. Su imagen ha dado la vuelta al mundo junto a la de todos que han hecho posible que nuestra Semana Santa sea lo que hoy conocemos», afirmó.
Sus palabras ya hicieron aflorar las lágrimas tanto para el pregonero como para el Rompedor. Quienes los conocen saben que ambos «viven por y para estos días». Asensio ocupó durante casi 20 años el cargo de Técnico de Cultura del Ayuntamiento, desde donde trabajó para dar a conocer su pueblo y su Semana Santa. Por su parte, Herrero lleva desde 2007 ejerciendo como presidente de la cofradía Jesús Nazareno de Calanda, desde donde siempre se ha implicado para difundir esta tradición y asegurar el relevo generacional enseñando a los más pequeños. «Ambos sois más que merecedores de los cargos que ostentáis esta Semana Santa. Vuestra labor ha sido indispensable durante todos estos años», expresó Royo.
Poco después, entre aplausos, Asensio subía al mismo escenario en el que durante años presentó variedad de actos del municipio. Allí ofreció un pregón acertado en tiempo y forma, donde sus vivencias personales ligadas a la Semana Santa se entrelazaban con las personas que más han marcado su vida. «Mis padres-quienes donde quiera que estén seguro están acompañándome ahora mismo-mi mujer, mis hijos y mi nieta», pronunció Asensio, «Y también Juan, el hermano que nunca tuve«. Su discurso también sirvió para recordar el sentido religioso de la Semana Santa y animar a que los vecinos participaran también de actos litúrgicos más allá del toque de tambores y bombos. «Tenemos que hacer todo lo posible para que quienes nos visitan quieran volver por el trato que reciben. Que estos días corra el aire en las casas, señal de que todos estamos fuera, en la calle, disfrutando de esta tradición«, concluyó Asensio. Seguidamente, ambos se encontraron esta vez sobre el escenario para que Herrero hiciera entrega del pergamino de la cofradía a modo de recuerdo a Asensio.
En el acto no podía faltar la exhibición de los toques de las 9 cofradías calandinas. Por orden intervinieron El Santísimo Sacramento, Jesús Nazareno, El Encuentro, El Cristo Crucificado, La Dolorosa, Jesús entrando en Jerusalén, San Pedro, Santo Ángel y María Magdalena. Grandes y pequeños desfilaron ante el público desde la entrada del recinto hasta el escenario y deleitaron a los presentes con sus redobles.

La clausura corrió a cargo de Alberto Herrero, alcalde de Calanda, que celebró el asegurado relevo generacional, la implicación de los vecinos y el renombre que sigue ganando la Semana Santa del municipio. «Empezamos unos días que cada año nos marcan la vida. Invito a los vecinos a que los vivan con quienes más quieren», concluyó.