Las crecidas de los ríos causan elevados niveles de suciedad en el agua de los pantanos del territorio
Los vecinos de Alcañiz, de buena parte del Bajo Martín y de tres localidades del Matarraña -casi 23.000 personas- deberán consumir agua embotellada y filtrada hasta nueva orden. En Alcañiz el agua no es potable y en el Bajo Martín no llega a serlo pero su consumo no es recomendable. La excesiva turbidez que dejó la crecida de los ríos Guadalope y Martín en los pantamos de Calanda y Cueva Foradada respectivamente ha afectado a la calidad del agua de boca que se consume en la capital bajoaragonesa, por un lado; y en Oliete, Albalate, Urrea, Híjar, La Puebla, Samper de Calanda, Jatiel y Castelnou, por otro lado. Además, en los municipios de Mazaleón, Lledó y Arens de Lledó, el agua también se ha declarado no potable pero, en este caso, se han tomado medidas alternativas. Los bomberos están haciendo viajes para llenar los depósitos de agua apta para el consumo humano desde el sábado.
El Ayuntamiento de Alcañiz hizo público ayer por la mañana un bando para informar de que el agua no era potable porque superaba los niveles de turbidez establecidos en la normativa sanitaria. «El problema es que la crecida ha acumulado más partículas de tierra de las permitidas en el agua. Esperemos que, así como el cauce vuelva a la normalidad, se recupere la calidad», destacó el alcalde alcañizano, Juan Carlos Gracia Suso. Aseguró que no se había tomado ninguna medida alternativa porque, a priori, era «cuestión de horas». «Si mañana persiste el problema, estudiaremos las opciones. Una de ellas sería colocar depósitos en las zonas donde no se cumplan los parámetros para abastecer a los vecinos afectados», agregó.
En el último análisis de las 13.00 el agua sigue sin ser potable. Aunque en los puntos de recogida del circuito las mediciones son correctas, en el depósito la turbidez sigue siendo elevada, en valores que la hacen no potable. Se espera que esta tarde los valores se normalicen. El Consistorio no va a plantear ninguna solución alternativa para los ciudadanos por ahora.
Sí las han tomado en algunos centros educativos como en Escolapios, donde los niños llevarán agua embotellada a petición de los profesores y ante la prohibición de beber en la fuente. A última hora de hoy lunes, la muestra tomada en la zona de San Francisco seguía alterada por la turbidez.
El agua de boca de Alcañiz proviene del pantano de Calanda y es allí donde se ubica la potabilizadora. La empresa encargada de la gestión y mantenimiento del agua en Alcañiz, Aquara, informó al Ayuntamiento de esta restricción tras analizar las muestras correspondientes y diarias que realiza para comprobar el agua.
En Valmuel, Puigmoreno y el Polígono las Horcas, sin embargo, el agua sí es potable puesto que los depósitos de suministro estaban llenos y, en los últimos días, no se ha tenido que recurrir al agua del pantano de Calanda.
La potabilizadora ubicada en Calanda pertenece a la Mancomunidad de Abastecimiento de Agua del Guadalope-Mezquín, de la que forman parte además de Alcañiz, Calanda, Castelserás, Torrevelilla, Valdealgorfa, Torrecilla de Alcañiz, La Codoñera y Belmonte de San José. En estos municipios, es la empresa pública que gestiona la propia potabilizadora, Sastesa, la que realiza los análisis pertinentes y, en el del lunes por mañana, los niveles de turbidez en los respectivos depósitos de los pueblos, era adecuado para el consumo, según apuntan desde la Mancomunidad.
El nivel óptimo de turbidez no debe ser superior al 1%. No obstante, entre el 1% y el 5% el agua se considera «potable con deficiencias». A partir del 6% de turbidez, ya se trata de agua no potable. «El viernes y el sábado si que en la potabilizadora se detectaron niveles muy altos de 15-20%, por lo que no se sacó agua a los depósitos de los municipios. Anoche ya salió y los niveles hoy son adecuados a excepción de Alcañiz», detalló el presidente de la Mancomunidad y alcalde de Torrevelilla, Carlos Martín.
En Calanda y Castelserás el nivel ayer era del 4%. En el resto llegaba a la red con niveles inferiores al 1%. «En casos como el de Torrecilla hay dos depósitos de decantación previos al abastecimiento que resuelven todo el problema», ejemplificó.
En lo que respecta al Bajo Martín, la turbidez parte del pantano de Cueva Foradada y afecta a Oliete, Albalate del Arzobispo, Híjar, La Puebla, Samper de Calanda, Jatiel y Castelnou. A los vecinos se les recomendó no consumir agua del grifo ya el domingo por la mañana. «La crecida fue tan abrupta, alcanzando la entrada de 100 metros cúbicos por segundo al pantano, que la potabilizadora no dio abasto. Pero no está rota, funciona correctamente», detalló el presidente de la comarca del Bajo Martín, Antonio del Río.
El único municipio del eje del río Martín en el que se puede consumir agua sin problemas y de alta calidad es en Ariño. «Nos abastecemos tanto del pantano de Oliete como de un manantial de Alacón. Estamos recurriendo al segundo para poder beber», especificó Joaquín Noé, alcalde de Ariño.
En los pueblos del Matarraña, el suministro se cortó a última hora del sábado y no se abrió hasta el domingo por la mañana gracias a la llegada de varios camiones de 12.000 litros de capacidad. «Preferimos cortar el agua potable el sábado por la noche para poder tener agua por la mañana. Nos han comunicado que esta tarde ya podremos empezar a bombear agua», explicó Exa Sorolla, alcaldesa de Mazaleón ayer.
Se espera que la situación se revierta pronto, a medida que el agua se vaya posando en los embalses y los sedimentos bajen al fondo. Los alcaldes confiaban en que hoy o mañana terminen los problemas de turbidez.
El temporal abarca gran extensión
La responsable de esta situación generalizada de lluvias importantes fue una Depresión Aislada en Niveles Altos, DANA, más conocida como gota fría, que vino acompañada de una entrada de vientos de componente Este, cuyo origen se situó en el centro del mar Mediterráneo. El contraste entre la masa fría en altura, la elevada temperatura que aún registran las aguas mediterráneas y el recorrido de varios miles de kilómetros de los vientos que confluyeron hicieron que se superasen los 100 litros por metro cuadrado en buena parte de las cabeceras de los ríos, destacando Beceite con casi 180 litros de precipitación y Peñarroya de Tastavins con 160 litros. En la cabecera del río Bergantes, en la vecina provincia de Castellón, se superaron los 200 litros. Allí se produjo uno de los incidentes más graves del temporal (ver página 4).
Todo ello provocó elevados caudales que, sin ser extraordinarios, fueron en muchos casos, los más altos de los últimos cinco años. Destacó el Bergantes que superó los 401 metros cúbicos por segundo y el Matarraña en Nonaspe que alcanzó los 290. El río Martín en Alcaine rozó los 100 metros cúbicos por segundo.
Lo más llamativo de esta situación fue la gran extensión que abarcó la masa nubosa de precipitaciones. En este tipo de situaciones lo habitual es que tan solo se vean afectadas un reducido número de subcuencas y cabeceras de los ríos que drenan el territorio. Sin embargo, en esta ocasión el temporal afectó de manera muy importante a varios miles de kilómetros cuadrados, prácticamente toda la provincia de Teruel y toda la vecina de Castellón.
El temporal se ha notado de forma general en la subida del nivel de los pantanos, el aspecto más positivo para el territorio. Tanto los agricultores como los alcaldes mostraron su satisfacción con las precipitaciones caídas en todo el territorio.
Los pantanos han quedado El embalse de Calanda, en el río Guadalope, pasó de estar al 45% al inicio del temporal, al 67% actual. Todo ello a pesar del desembalse al que está siendo sometido para evitar su total llenado. El embalse de Pena, en la cuenca del Matarraña, pasó del 47% al 61%; el de, en el Guadalopillo, Gallipuén del 38% al 79% y el de Cueva Foradada en el río Martín, del 30% al 70%.
