Tan solo el 20,75% de los bajoaragoneses que iniciaron un tratamiento en la Unidad de Atención y Seguimiento de Adicciones eran mujeres. Un porcentaje muy reducido respecto al número real de adictas, quienes sufren un doble estigma social, uno por ser adicta y otro por ser mujer. Las adicciones en la mujer son diferentes a las de los hombres en número, sustancias consumidas, en cómo y cuándo empiezan y en sus consecuencias; lo que hace necesario enfocarlas desde una perspectiva de género. Por ello se ha puesto en marcha una campaña para eliminar los prejuicios y los estigmas organizada por el área de Igualdad y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Alcañiz con la colaboración de las profesionales de la Unidad, ubicada en la capital bajoaragonesa y que abarca a todo el Bajo Aragón Histórico. La iniciativa ‘Desmárcate’ se enmarca dentro de ‘Alcañiz Soy Sana’, que ha confeccionado cuatro carteles distintos que se han colocado por la ciudad y se distribuirán por centros de trabajo y sociales junto con una carta explicativa tal y como ha dado a conocer este lunes la concejal delegada del área, María Milián.
En la cartelería se hace hincapié en el doble estigma que sufre la mujer adicta según explicaron la psicóloga de la Unidad, Cristina Falo; y la trabajadora social, Carmen Julve. Con cuatro imágenes acompañadas de unos textos quieren reflejar que al estigma habitual que sufren las personas adictas se le suman los prejuicios y tabúes propios de una sociedad que entiende que la mujer debe cumplir con los roles de cuidadora y encargada de las tareas del hogar. Esta doble penalización redunda en una falta de apoyo de su entorno social, familia incluida. Cuando llegan a pedir ayuda lo hacen recibiendo mucho menos apoyo de sus familiares y especialmente de sus parejas. Por el contrario, cuando un hombre pide ayuda viene acompañado de su pareja, madre o hermana. Otra cuestión clave es que, por ejemplo, en las terapias grupales no se puede generar el suficiente clima de confianza para hablar sin ser juzgadas porque la mayoría de miembros son hombres. «Vemos la necesidad de visibilizar a la mujer, que ve afectada su identidad en mayor medida que los hombres. Se siente fracasada como mujer, pareja, madre… A esto hay que sumar la poca presencia de mujeres en los tratamientos y la incapacidad de que estos recursos cubran sus demandas», ha apuntado Falo.
Tal y como ha precisado Julve, es muy difícil generar un perfil de mujer consumidora pero existen factores comunes como que son desempleadas, cuidadoras de dependientes y con un bajo nivel de estudios. Además, se inician más tarde en el consumo y tardan más tiempo en pedir ayuda por lo que acuden más allá de los 40 años y en peores condiciones.
Las mujeres que en 2022 iniciaron tratamiento en la Unidad de Atención y Seguimiento de Adicciones pidieron ayuda por las siguientes adicciones: consumo abusivo de alcohol (36,5%), consumo de cocaína y cannabis (18,2), cafeína y otros estimulantes como las bebidas energéticas (9,1%), tabaco (4,5%), pantallas (4,5%) y metadona (4,5%). Respecto a las benzodiazepinas, la Unidad no cuenta con datos fiables porque su demanda inicial de atención es por otra adicción ya que no perciben el consumo abusivo de pastillas tranquilizantes como el problema principal
que les den una subvención y monten otro chiringuito!!!!! vamos sobrados!!!
Si estigma, y todo muy arcaico.
Los hombres que sufren todo eso son más que mujeres y no montan stands propagandísticos.
Estigmas seguro que habrán, pero con todas estas movidas más que minimizarlos creo que los aumentáis.
Un 15% de la población española consume benzodiacepinas. En todas las franjas de edad el consumo en mujeres es el doble que en los hombres, es decir un 20% de mujeres consume benzodiacepinas frente a un 10% de los hombres.
La Unidad de Atención y Seguimiento de Adicciones dice que no tiene datos fiables porque no lo perciben como el problema principal.
Pues muy bien, que sigan mirando al dedo en vez de a la luna.