Almazara Artal comenzó su andadura el 7 de noviembre de 2019 en Albalate del Arzobispo y se va afianzando a paso seguro en el sector. Tanto, que a comienzos de abril su producto fue reconocido con el premio al Mejor aceite del Bajo Aragón», el galardón más importante en la comunidad y que otorga el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Aceite del Bajo Aragón cada año. En esta edición se midieron 17 almazaras en el concurso.
Almazara Artal y su maestra almazarera, Arantxa Garín, recibieron este reconocimiento a la calidad con un aceite de cosecha temprana en verde, «algo novedoso porque no se suele trabajar el empeltre verde en el Bajo Aragón», dijo Garín quien ya el pasado año logró un tercer premio en otro concurso fuera de Aragón con la variedad Arbosana y quien en la actualidad está a la espera del veredicto de otro. «Se premia la calidad y estamos muy contentos con los resultados», añadió. Esta calidad la trabajan tanto en el contenido como en el continente ya que los propios envases son un espectáculo para los sentidos. «La imagen es muy importante también, puede ser el punto que ayude al consumidor a decantarse por un aceite o por otro en caso de duda», valoró.
«Nos teníamos que diferenciar porque aceites hay muchos y somos nuevos. En la calidad está nuestra diferencia y creo que eso va a hacer que en uno o dos años podamos ser competitivos para salir al exterior con aceite embotellado y tratar de conseguir que esa calidad se produzca y también se venda a precios justos», añadió.
La puesta en funcionamiento de la almazara fue la consecuencia del objetivo de llegar a realizar todo el proceso ellos mismos. Al frente de todo está Ángel Artal, quien lleva años cultivando olivos repartidos en 500 hectáreas ubicadas, sobre todo, entre Escatrón -de donde es oriundo-, Sástago y Alborge. En algunos casos su plantación responde a una actuación de restauración de extensiones de desmonte de donde realiza la extracción de gravas. Están plantados en tradicional, intensivo y súper intensivo y todos en regadío. Sus dos marcas son el Aceite de Marta, que mezcla empeltre y arbequina, y Safeito, un aceite gourmet y único. Además, tienen su propia miel: La abella Rondadora.

Con el paso de los años, la producción llegó a tal punto de volumen que ya se hacía necesario disponer de una almazara propia y se presentó la oportunidad en Albalate. El lugar elegido fue una nave del polígono Eras Altas donde se conservaba la maquinaria de una almazara anterior y, lo más importante, que tenía licencia de actividad. «La equipación se cambió prácticamente al completo porque llevaba una década parada», añadió.
Economía circular y empleo
El orden y la limpieza a niveles de pulcritud muy altos imperan en esta almazara en la que se continúa introduciendo mejoras, así como investigación en el campo de la i+D+I. La economía circular es una realidad entre esas cuatro paredes y todo se reutiliza: los huesos de las olivas se convierten en combustible para la caldera, la pasta del orujo se emplea para compostaje, el agua sobrante se reutiliza para el riego de los campos y así, un largo etcétera.
Esta actividad sostiene alrededor de una treintena de empleos, cifra que varía según los periodos de campaña. Sólo en Albalate hay tres personas trabajando, cinco si es campaña. Se suma la oficina de Escatrón y el campo que requiere de un cuidado exhaustivo. A ello se añaden los empleos indirectos como pueden ser los destinados al transporte, entre otros muchos. «Se hace formación con los trabajadores. El fin es ser lo más autosuficientes posible», concluyó.
El mejor? No hay pocos aceites mejores.