La trayectoria de Andrés Martín en el transporte empezó hace más de 40 años. El alcañizano ha sido testigo durante todos estos años de los numerosos cambios que ha sufrido este sector y su testimonio es ejemplo de la evolución de los transportistas. El control de los horarios con la aparición del tacógrafo, la subida de los precios y la dureza de su trabajo han hecho han hecho evolucionar un sector en el que el compañerismo es uno de sus principales baluartes. El alcañizano es miembro de la junta de la cofradía de San Cristóbal de Alcañiz, que este fin de semana organiza dos días de fiesta por su patrón.
Su historia empieza de bien pequeño por tradición familiar. Recuerda que veía a su padre conduciendo el camión y enseguida supo cuál sería su profesión. Su antecesor no quería que su hijo se dedicara a este sector, sin embargo, Andrés tenía claro que quería ser camionero. «Tenía vocación y lo hacía a gusto, nadie me pudo frenar», recalca. Aunque las condiciones en ese momento no eran las de ahora, nada pudo impedirlo. Andrés se fue a la mili y allí se sacó el carnet de camionero. Al regresar a Alcañiz ya empezó con este «maravilloso oficio» al que se dedicó durante más de 40 años. Aún recuerda lo bien que le acogieron sus compañeros desde el primer día y lo integrado que se sintió en Syca, empresa en la que pasó toda su vida laboral, de mayo de 1983 a julio de 2022.

Andrés ha sido testigo junto a sus compañeros de carretera la evolución del sector tanto en Alcañiz como el resto de España. Las semanas ya eran duras en esos tiempos. Trabajaba muchas horas y también los fines de semanas. Unas jornadas acompañadas por las pésimas carreteras que provocaban que todos los recorridos costaran mucho más tiempo. En concreto, para llegar hasta Barcelona tenía seis horas y hasta Morella dos y media. Además, en aquellos años no podían comunicarse tan fácilmente como ahora con los móviles en las largas rutas. La única forma de estar conectado era a través de la emisora, que les permitía hablar con los compañeros que se iban encontrando por la carretera. «Siempre que ibas a comer ya sabias quién había en ese bar», afirma.
Esas comidas y cenas en los restaurantes hacían que se creara un gran compañerismo en las carreteras. Todos se conocían y arrimaban el hombro cuando un compañero tenía algún problema. Todo esto ha cambiado, el compañerismo ha desaparecido notablemente. «Ahora ves un camión en la carretera y no paras», lamenta Andrés. No ayuda que muchos ahora se lleven la comida de casa y comen en el camión para evitar gastos, ya que los costes han subido de forma notoria.
«Mi padre era camionero y no quería que yo siguiera por las malas condiciones que ya tenían»
Los tiempos han cambiado y aunque ahora sí tienen teléfono móvil, el transporte está sumergido en una gran crisis en la que las condiciones laborales han evolucionado «a peor». Un factor que ha determinado este cambio es la aparición del tacógrafo, un aparato que registra las horas de conducción. Desde el 1 de enero de 2006 todos los vehículos con un peso mayor de 3,5 toneladas o que pueden transportar a 9 o más personas, incluido el conductor, deben llevar obligatoriamente el tacógrafo digital. Este dispositivo registra desde las horas de trabajo, el tiempo de descanso o la velocidad, entre otros.

A simple vista puede ser un gran aliado para poder contar las horas de trabajo. Esta medida ha provocado un cambio de paradigma en el transporte. El tacógrafo les obliga a parar cada cuatro horas y media y realizar un descanso de 45 minutos sin importar el lugar donde se encuentran. Antes podían administrarse los tiempos como quisieran sin depender de este factor. El dispositivo tiene que marcar 90 horas sí o sí cada dos semanas. El hecho de tener que parar dependiendo del tacógrafo también les obliga a no siempre poder parar a dormir en las áreas de descanso que más les gustan. «La realidad es que no puedes relajarte en las horas de descanso, estás siempre con el ojo medio abierto».
«El compañerismo se ha reducido. Ahora ves un camión en la carretera y no paras»
El relevo generacional también ha cambiado mucho. Cuando Andrés empezó en el sector había más jóvenes que querían ser camioneros, ya sea porque las condiciones eran mejores o porque no había tantas trabas para dedicarse a este sector. Actualmente, la media de edad los camioneros es de más de 50 años y es más difícil entrar en la profesión, ya que para sacarse el carnet se exige contar con el título de Bachillerato.
Cuarenta años más tarde y con muchas experiencias en el bolsillo, Andrés se jubiló el año pasado del trabajo que considera «su gran pasión». La fecha elegida para despedirse no podía ser otra que el día del patrón del transporte, San Cristóbal, para así celebrar más si cabe esta gran fiesta.
Actualmente, disfruta de una vida más tranquila en la que recuerda aquellos años por la carretera. Ahora posee mucho más tiempo y lo dedica a cultivar en su pequeño huerto. Además, forma parte la junta de la cofradía de San Cristóbal de Alcañiz en la que invierte sus horas para que el día del patrón todo este perfecto y puedan disfrutar de la fiesta