Cerca de mil personas se dieron cita en las calles de Belmonte para disfrutar de la gastronomía y todo lo que rodea a la trufa de verano
En la localidad bajoaragonesa de Belmonte de San José son dos las citas que no hay que perderse bajo ningún concepto. La primera de ellas es la recreación de la concesión de la Carta Puebla, que se celebra en el mes de abril; y la segunda es la Feria de la Trufa de Verano, que tuvo lugar este fin de semana. Se trata de un punto de encuentro para los amantes de este manjar y todo en ella gira en torno al producto estrella de este pueblo, que cuenta con una gran tradición trufera.
Gastronomía, diversión y campo se dieron la mano para hacer disfrutar a los vecinos y visitantes de la sexta edición de esta feria, cuyos actos principales se celebraron el domingo. En total, cerca de mil personas pasaron por la feria para conocer más a fondo la trufa de verano, de aroma ligeramente más discreto que el de la trufa negra.
Durante la mañana no cesó la actividad en la plaza Mayor. Primero fue punto de encuentro para todos aquellos que quisieron divertirse en busca de trufas; y después se convirtió en el escenario de los tres showcookings o espectáculos culinarios que ofrecieron varios profesionales del Bajo Aragón Histórico. Además, Radio La Comarca ofreció un programa especial en directo desde el porche del Ayuntamiento en el que se habló con todos los protagonistas de la jornada del domingo.
La mañana arrancó soleada en Belmonte. Cerca de 30 participantes -algunos de ellos de localidades alejadas, como Alblate- se unieron bien temprano a la excursión preparada para conocer las zonas truferas y plantaciones acompañados de dos guías, que ofrecieron todos sus conocimientos sobre geología y flora en relación a la producción de este hongo. Acompañados de los perros la jornada dio sus frutos y dieron con tres trufas para el disfrute de aquellas personas que querían vivir la experiencia de salir en busca del preciado producto. Ya a la vuelta recobraron fuerzas con un almuerzo a base de huevos fritos aderezados, como no, con trufa.
Hacia el mediodía fue el turno de los shows culinarios, cuyos protagonistas fueron Manuel Barrau (Gastrobar Micelios, Alcañiz) y Alberto Capilla (Restaurante Neres, Torrecilla de Alcañiz), que prepararon varias elaboraciones bajo la atenta mirada de muchos vecinos y visitantes que se acercaron a conocer los trucos de estos expertos cocineros. Capilla, además, desciende de Belmonte, por lo que se mostró especialmente ilusionado por poder cocinar delante de sus amigos y familia.
También hubo tiempo para la bebida con una novedad: la demostración de cócteles trufados de Jorge Estopiñán. Una actividad que Pepe Fargas, responsable de la organización de la Feria de la Trufa de Verano, tenía muchas ganas de traer al pueblo. Pero antes de los mojitos de trufa y manzana, por el espacio reservado para estos shows pasó Inacio Guallart, de Bodegas Gullart, que presentó varios de los vinos garnacha que mejor combinan con la protagonista indiscutible de la feria.
Además de todas las actividades preparadas por la organización -entre las que también destaca el taller 'Cómo se crea una planta trufera' de Luz Cocina-, los vecinos pudieron disfrutar de varios puestos comerciales, en los que se podían encontrar desde productos de la tierra -como aceite, quesos o vino- hasta alimentos trufados, el mismo hongo y plantas trufadas.
Bailar la trufa
Este año desde la organización han continuado esforzándose para buscar nuevas ideas y hacer de la feria una gran fiesta. En su sexto año la novedad ha estado en la forma de promocionar la cita: con un simpático baile que se hizo famoso a través de las redes sociales y que ayer bailaron muchos de los vecinos de Belmonte. Fargas aseguró que la idea surgió de manera «casi natural» gracias al talentoso equipo que hay detrás. Además, ya en la realización del vídeo promocional participaron casi todos los vecinos de Belmonte, que disfrutaron mucho durante la grabación. Una divertida campaña que ha sido posible gracias a la implicación de los habitantes de esta pequeña localidad del Bajo Aragón y que además, como aseguraron, ha conseguido «hacer pueblo».