Alloza y Salas Altas son las únicas localidades aragonesas que mantienen esta actividad como antaño con regularidad
«Cuando se pierde una tradición ya no se recupera. El toque de campana manual marca el ritmo y las tradiciones de los pueblos. Y se está perdiendo», expresa Antoni Berenguer, miembro de los «Campaners d»Albaida». La asociación ‘Hispania Nostra’, els ‘Campaners d»Albaida’ (Valencia) y el Museo Internacional del Toc de Campanes están realizando una base documental para solicitar a la UNESCO que se reconozca el toque de campanas como ‘Patrimonio Inmaterial de la Humanidad’.
El proyecto se está realizando mediante el inventariado de las torres, campanas y bandeadores de todo el mundo con la finalidad de poner en valor el toque manual como instrumento de unidad cultural.
Actualmente, en Aragón tan solo se toca de manera manual y con regularidad en Alloza y Salas Altas (Somontano de Barbastro, Huesca). En la comunidad autónoma aragonesa existen, tal y como indica el antropólogo y campanero Francesc Llop i Bayo, entre 7.000 y 10.000 campanas; sin embargo, tan solo unas 2.000 se encuentran inventariadas. Llop es presidente de la asociación ‘Campanas de la Catedral de Valencia’, la cual realiza paralelamente una labor de recopilación de toques de campana desde hace más de 30 años.
Además realizó el estudio «Toques de campanas de Aragón (1983-1984), en el que recoge en vídeo los toques de campanas tradicionales de 50 localidades aragonesas, y la tesis doctoral «Los toques de campanas en Aragón, un medio de comunicación tradicional» (1988). El estudioso hace hincapié en que ninguno de los campaneros aragoneses que aparecen en sus tesis están vivos o han tenido sucesión. Localidades como Caspe, Alcorisa, Peñarroya de Tastavins, La Iglesuela del Cid o Crivillén, que aparecen en las investigaciones de Llop, han dejado de tener toque manual.
A nivel nacional el consejo de ministros declaró en abril este toque como ‘Manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial’, un gran avance en tan solo un año desde la puesta en marcha del proyecto. Antaño, tanto en el ámbito religioso como en el civil, las campanas anunciaban incendios, tormentas, fallecimiento, festividades, marcaban la hora y señalaban acontecimientos destacados.
Ahora muchas iglesias tan solo siguen el compás del progreso electrónico en detrimento de la emoción del toque humano. «La protección de los toques de campana significa asegurar una tradición compartida en toda España y proteger un sistema de comunicación que tiene muchos más significados que la simple llamada a misa», expresa Berenguer.
Las tres entidades siguen trabajando de manera conjunta con otros países de la Unión Europea y Latinoamérica para conseguir inventariar el mayor número de campaneros. Todo con la finalidad de que la UNESCO finalmente reconozca el toque de campanas como patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La fecha para presentar la candidatura aún no está determinada, tal y como indica Luís Segrellés, miembro del campaners d»Albaida, ya que el inventariado es un proceso de larga duración.
«Para proteger los toque tiene que haber gente que quiera seguir el legado, ya que el toque se transmite de manera oral de generación en generación. Las campanas son el patrimonio que tenemos, la gente debería sentirlo como suyo», reivindica Llop.
En el Bajo Aragón Histórico tan solo Alloza se ha unido al proyecto de Hispania Nostra mediante el grupo de «Bandeadores de San Blas» haciendo una invitación a los pueblos a que recuperen los toques manuales porque «no tienen nada que ver con los mecanizados».
En Jatiel, localidad del Bajo Martín, quieren restaurar la campana de su iglesia para que pueda bandear en los días de fiesta. Por ello iniciaron el Proyecto «Ding Dong» con el que recaudar fondos. Javier Gómez, el presidente de la Asociación Cultural, remarcó que «la inquietud partió de un grupo de feligresas que querían recuperar el ritual de bandearlas manualmente como se hacía hasta hace un tiempo». Además hizo hincapié en que todos los años organizan un acto de convivencia en verano y en lugar de destinar los fondos de la cena y la barra a las fiestas de invierno, los destinan a su campana.
«El toque de campana manual era la música que organizaba la vida de nuestros pueblos y ciudades durante siglos», remarca Segrellés. A partir de septiembre se pondrá en marcha la web www.toquemanualdecampanas.es disponible para que todos aquellos que toquen manualmente en cualquier parte del mundo puedan unirse al proyecto a nivel mundial. Todo con la finalidad de que este patrimonio no quede en el olvido.
Marc A. Villoro dice
En La Portellada, al inicio de las Fiestas Mayores, se tocan y bamdonean las tres campanas, por parte de personas mayores que se acuerdan de los toques.
El resto del año suenan, mediante un mecanismo automatico.
Es un acierto que se pudiera conservar este tipo de tradicion cultural.
Carlos Rosello dice
En la Unesco conocen perfectamente las corrupciones de Alcañiz, y todo esto es un descrédito y un daño al prestigio de los valores tradicionales y culturales del Bajo Aragón Histórico.
En primer lugar hay que tener seriedad y dignidad, y no cometer los abusos y delitos que han cometido los políticos y los funcionarios de Alcañiz,destruyendo valores arquitectónicos históricos,y burlándose de los valores culturales y de la gente, incluso atropellando sus derechos.
También en la Unión Europea están informados de las practicas corruptas y destructivas de Alcañiz.
Pueden llegar sanciones millonarias, por culpa de unos cuantos políticos y funcionarios .
Tendrían que tocar las campanas cada vez que alguien cobra sobornos o comisiones ilegales, con el clásico sistema, ya conocido. Este tipo de delitos no pueden convertirse en una tradición cultural. Si acaso sería una traición perversa.
Hay demasiada información, sobre muchos casos.