La plataforma Big Van Ciencia o el programa televisivo Orbita Laika son ejemplos de cómo la ciencia puede ser «entretenida» e incluso «divertida» para el público general si se utilizan los medios adecuados para explicarla. «Nos dimos cuenta de que la comedia sobre lo que pasa dentro de los laboratorios funciona sorprendentemente bien. Puedes estar un día, a las 23.00, en un bar de la costa valenciana haciendo un monólogo de ciencia y que alguien, con un cubata en la mano, te haga preguntas sobre cosas de física», compartieron los biólogos y divulgadores científicos, Helena González y Ricardo Moure, durante su ponencia ‘La ciencia en los escenarios. El show de divulgar’ en el V Curso de Periodismo de Alcañiz. Una conversación moderada por la coordinadora del curso, Gema Romero.
Helena González es la impulsora de Big Van Ciencia -un grupo de científicos que dan a conocer la labor de la ciencia a través de las artes escénicas, los monólogos y el humor-, mientras que Ricardo Moure colabora tanto en Orbita Laika (La 2 de TVE) como en Big Van Ciencia. Ambos se dedican en la actualidad exclusivamente a la divulgación científica. «Es difícil compaginarla con la investigación, sobre todo, porque no está reconocida. Cuando empecé la tesis tenía que cogerme días de vacaciones para ir a ferias científicas a divulgar, ya que mi director de tesis consideraba que era una perdida de tiempo», contó González.
Pese a estar infravalorada, su profesión permite que la ciencia «llegue a un público que de otra manera no podría». «A los shows vienen a pasárselo bien, pero les colamos la ciencia», dijo entre risas Moure. Para hacer un monólogo científico, primero hay que seleccionar un tema que «enganche» (por ejemplo, algo que haya sorprendido al propio divulgador) y después, hacer con él «algo común, que le pase a todo el mundo y con lo que el público se sienta identificado». Por supuesto, es imprescindible que el humor científico siempre tenga «contenido» y «rigor científico». «La estructura del guion es similar tanto si va dirigido a gente científica o al público general. Son las ideas las que tienen que ser llevadas a un lenguaje que se pueda entender, y como apoyo, en vez de gráficos, se pueden utilizar, por ejemplo, analogías visuales con objetos», detalló Moure.
Parte de su trabajo consiste también en hacer que la ciencia sea interesante para los más jóvenes y despertar vocaciones. Por ello, recorren centros educativos haciendo espectáculos, realizan programas televisivos y de radio, y publican libros. Además, ponen especial atención en divulgar referentes femeninos entre las escolares, ya que la mayoría de las páginas de los libros de texto de ciencia las siguen copando hombres. «Hay muchas mujeres científicas más allá de la reconocida física Marie Curie. En un instituto, cuando pregunté por ejemplos, me señalaron a La Hiperactina, que tiene un canal de divulgación científica en Youtube. Me alegré. Es importante que las niñas conecten con científicas que están trabajando en la actualidad», señaló Moure.