Entre un 7 y un 10% de animales pueden estar afectados en Aragón por la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, conocida por EHE, con una mortalidad por debajo del 1%. Por el momento, solamente se contabilizan cerca de medio centenar de explotaciones afectadas -y siete animales muertos-, todos ellos acotados en las comarcas del Maestrazgo y Sobrarbe, pero desde la consejería de Sanidad creen que la cifra puede ser mucho mayor, ya que se sospecha que no estén comunicados todos los focos existentes. Dada la rapidez del avance, previsiblemente la EHE barrerá toda la comunidad autónoma hasta que se alcance casi el 100%, así como el conjunto del país según informó este jueves DGA.
Son los datos ofrecidos por el consejero de Agricultura del Gobierno de Aragón, Ángel Samper, quien se reunió con los representantes del sector ganadero para analizar la situación sobre esta enfermedad y posibles medidas a tomar. En el encuentro estuvieron presentes el director general de Calidad y Seguridad Alimentaria, Fernando Laguna; los representantes de las agrupaciones de defensa sanitaria (ADS) de Sobrarbe y Cantavieja; así como los colegios de veterinarios.
«Tenemos la sensación de que los ganaderos no están transmitiendo los datos reales de todo lo que está pasando por miedo. Pedimos que los transmitan a la Consejería», insistió el titular de Agricultura, quien matizó que por el momento se tiene conocimiento de alrededor de una veintena de explotaciones afectadas en la comarca del Maestrazgo y otras 29 en la del Sobrarbe.
Según ha podido constatar La COMARCA sobre el terreno en Cantavieja la «incertidumbre» se ha posado sobre la comarca turolense en la última semana. Es cuando más casos de fiebre hemorrágica se han detectado. Sobre todo, en la capital comarcal. La presidenta de la ADS de Vacuno de Cantavieja, Rocío Sorribas, tiene seis de 80 vacas enfermas. En el caso de la ganadera Ángeles Julián, son diez contagiadas de 45. Por su parte, el vicepresidente de la ADS, Juan Pablo Gargallo, ha localizado doce entre un centenar, aunque hay otras a las que también les nota síntomas y «espera al día siguiente, a ver cómo evolucionan, para hacerles las pruebas». Por su parte, el ganadero Aurelio Badal tiene en Cañada de Benatanduz diez animales en la enfermería, dos ya recuperados y otros dos que han muerto de un total de 130 cabezas. Estas son algunas de las granjas afectadas que han notificado sus casos.
Por su parte ,el consejero de Agricultura, Ángel Samper, afirmó que la enfermedad está «difundida» en todo el ámbito nacional con lo cual dijo que «no hay motivo» en tener miedo al tránsito entre comunidades autónomas. «Ya es una enfermedad generalizada», matizó. Enfatizó además que Cantavieja y Boltaña han actuado «responsablemente» poniendo en conocimiento la situación de la EHE, y calificó los datos como «punta del iceberg», de la incidencia real de la enfermedad.
No obstante, Samper pidió evitar «una alarma social gratuita» que puede ir contra los intereses del propio sector y generar decisiones «dolorosas». «Bastante tenemos con sufrir la propia enfermedad como para tener una consecuencia económica», dijo. Es por eso que pidió «responsabilidad política».
Por su parte, el director general de Calidad y Seguridad Alimentaria, Fernando Laguna, insistió en que «lo más importante es que llegue la información de todos los casos a la Consejería». «Como es lógico irán apareciendo más. Hay que comunicarlos. Eso nos va a permitir que podamos informar a los ganaderos para que actúen rápidamente con el objetivo de que el daño sea el menor posible, aunque lo va a haber», advirtió.
Apoyos económicos
Desde el departamento piden potenciar la desinsectación para prevenir futuros casos y el consejero espera a que la EHE entre en el sistema de seguros. Además, anunció que apoyarán económicamente a los ganaderos afectados «si el propio procedimiento del Ministerio permite apoyos de fondo por las bajas».
Sin concretar cifras, el titular de Agricultura anunció que el sector dispondrá «de apoyos económicos» a través de las ADS para hacer frente, hasta en un 50%, a los gastos que supone la desinsectación de los animales, única medida preventiva para frenar el virus. A su juicio, constituyen una herramienta fundamental y son referentes de los sistemas de protección «más sensibles y frágiles» como la ganadería extensiva. «Hay que apoyarlos decididamente porque si el ganadero no tiene una rentabilidad suficiente no puede pagar al veterinario decididamente, con lo cual no puede mantener un servicio sanitario como se requiere», dijo Samper.
El consejero también repartió responsabilidades. Señaló primero al Ministerio de Agricultura por no haber puesto en marcha el necesario protocolo de actuación, aunque insistió en que no quería «echar balones fuera», porque pretende mantener la colaboración con esa Departamento «sea del color que sea». También volvió a señalar a los anteriores responsables de la consejería de Agricultura al insistir es que «este es un problema heredado».
«Es dantesco ver los animales»
Al complicado momento que está atravesando el sector, pusieron voz la representante de la ADS de Cantavieja, Rocío Marín, y el presidente de la cooperativa de Sobrarbe, José Ramón Olivar, quienes aseguraron que la aparición de la enfermedad en Aragón «ha sido un palo tremendo porque hay muchas explotaciones afectadas». «Está destrozando la moral de los ganaderos porque es dantesco ver cómo quedan los animales tras ser caer enfermos», lamentaron.
Tal como explicó el presidente del Colegio de Veterinarios de Teruel, Héctor Palatsí, los síntomas son «muy aparatosos» con un cuadro clínico significativo como fiebre, anorexia, edema facial, descarga ocular y nasal, salivación, disnea y cojera entre otros efectos.
Los animales enfermos son bajados de los pastos a los establos para ser tratados. Se les suministran antiinflamatorios y antibióticos, además de ser desinsectados. Las explotaciones también son tratadas con repelentes, así como el resto del ganado no contagiado a modo de prevención. No existen vacunas por lo tanto la enfermedad una vez pasada, proporciona una inmunidad natural.