Los 10.000 vecinos que viven en Caspe llevan desde el mediodía del pasado miércoles en sobre aviso y sin poder beber agua del grifo a causa del exceso de turbidez en la red de distribución municipal. El origen de esta situación está en las fuertes lluvias de los últimos días. Por el momento, ese agua no es apta para el consumo, tampoco para cocinar, aunque sí es utilizable para aseo y limpieza.
Desde el Ayuntamiento, la empresa gestora (Aqualia) y las autoridades sanitarias se están estudiando diferentes medidas para solventarlo cuanto antes y se pide «paciencia y precaución». Eso sí, adelantan que esta recomendación podría alargarse durante «3 ó 4 días más».
El Ayuntamiento de Caspe, a través de su concejal de Urbanismo, Gabriel Luena, subraya que el problema es únicamente de turbidez pero que el resto de parámetros son correctos. También destaca que es cierto que hay incertidumbre y que es normal que la población esté preocupada, pero, a su vez, pide paciencia y cautela. «Vamos a empezar a ver el agua más oscura de lo habitual en nuestros grifos. Todavía no se aprecia demasiado, pero debemos evitar su consumo. Estamos teniendo muchas llamadas y vamos a ver como evoluciona la situación. Estamos en constante contacto con Aqualia y vamos a informar todos los días», aseguró el concejal Luena.
Por su parte, en la misma línea, desde el Centro de Salud de Caspe se pide tranquilidad y responsabilidad entre los vecinos. «Este problema ocurre de vez en cuando. Alguna persona ha llamado aquí al centro para saber cómo actuar. Nuestro mensaje es de calma. Intentemos evitar el consumo de esta agua por precaución aunque bien es cierto que, hasta el momento, no se ha desarrollado ningún tipo de problema entre los vecinos», destacó el coordinador del Centro de Salud, Nima Peyman.
La esperanza caspolina pasa, en gran medida, por el papel que pueda jugar la balsa que ya tienen llena de agua. Según explica Luena, esta podría ser clave para resolver la situación a corto plazo. «Esperamos que esa agua de la balsa vaya decantando la turbidez producida por los barros y arenas arrastrados durante las últimas lluvias. Por el momento, estamos recopilando información y valorando como dar respuesta a los vecinos y empresarios», añadió. Durante las últimas horas, una de las soluciones que había sobre la mesa era la posibilidad de que los bomberos de la DPZ trajesen agua potable en cisternas. Sin embargo, en la tarde de ayer se descartó. «No podemos sacar el agua de aquí mismo y tendríamos que coordinarnos con otros Ayuntamientos. Además, la cisterna no reúne los requisitos necesarios para transporte de agua para uso alimentario», complementó el concejal de urbanismo.
Por su parte, entre la población se mantiene la incertidumbre y los vecinos están haciendo acopio de garrafas y botellas en los supermercados. Según contrasta Patricia Hidalgo, responsable de uno de los principales supermercados de la Ciudad del Compromiso, se ha notado un «considerable incremento» en la venta de agua embotellada. «De la marca más barata apenas nos quedan 20 garrafas y unas 10 de la segunda más económica. Eso sí, esperamos recibir más y que no haya problemas con el suministro», expuso la trabajadora.
Asimismo, tampoco existe excesiva preocupación en algunos lugares con población vulnerable, como la residencia Adolfo Suárez, en la que su directora afirma que cuentan con depósitos de agua propios o en el comedor del colegio Alejo Lorén, en el que diariamente atienden a 90 estudiantes. «Desde que tuvimos conocimiento del problema damos el agua embotellada y también cocinamos con ella. Hemos encargado un poco más pero no va a haber problemas con el suministro. Tenemos que destacar que por normativa ya tenemos la obligación de tomar los valores del agua a diario para comprobar que su consumo sea apto», aclaró Verónica Buenacasa, directora del colegio Alejo Lorén.
A la espera de la nueva depuradora
Esta situación ha puesto de manifiesto una vez más la vulnerabilidad de la calidad del agua del grifo en Caspe. Muchos vecinos ya cuentan con depósitos o filtros en sus casas y evitan el consumo de la red municipal. Sin embargo, desde el consistorio se sigue trabajando en la instalación de una estación de agua potable (ETAP) cuyo proyecto está ya aprobado con un presupuesto cercano a los 8 millones de euros. Desde Urbanismo estiman que así podrían evitarse problemas de este tipo. Se está trabajando en los pliegos del proyecto. «Esperamos tenerlos y poder sacarlos a la plataforma de contratación ya el mes que viene. Queremos a corto plazo seguir dando plazos con este importante proyecto», terminó Luena.