Todo comenzó con una Werlisa color regalo de sus padres cuando solo tenía 13 años. En casa, además de que era una época dura, no había nadie relacionado con la fotografía. Algo debieron de ver en Chema Hernández (Alcañiz, 1952) sus progenitores para hacerle ese regalo que conserva y que de vez en cuando mira capturado en una imagen que guarda en su móvil.
Han pasado más de cincuenta años pero lo recuerda con la misma emoción. «Uf», suspira. «Tenía cámara a mis 13 años, ¿sabes lo que era eso en aquella época? Madre mía…», se sorprende todavía. Había que seleccionar muy bien la imagen a tomar porque un carrete de 36 tenía que durar dos, tres o cuatro meses porque el revelado era caro. Alcañiz y sus amigos protagonizan esas primeras tomas. «Yo les decía a mis amigos dónde colocarse y hacías la foto sin saber el resultado pero cuando salía una bien encuadrada, enfocada, con su luz… Eso es una satisfacción y ahí ves que te empieza a gustar esto».
Aunque su vida profesional fue por otros derroteros que nada tienen que ver, nunca abandonó la fotografía. Al contrario, ya que establecido en Mallorca donde formó su familia, se matriculó en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Palma de Mallorca donde completó tres años compaginándolo con familia y trabajo. En todos estos años no ha parado de tomar imágenes y todas muy variadas. «Se puede decir que mi estilo es que no tengo un estilo definido», apunta. Así es y el abanico es amplio y rico. Igual toca deportes que paisaje o arquitectura. Maneja el macro con insectos y se está iniciando en el hipermacro. Todas las fotografías están en su Instagram (chemahernandez02). No obstante, quedan patentes sus debilidades. Por un lado, el retrato, una disciplina en la que cuida al máximo la imagen, la limpieza. En ellos se aprecia su otra debilidad (más bien fortaleza) que es el claroscuro. Las figuras emergen de la oscuridad con una sutileza y un cuidado de luces exquisito. Caravaggio es su referente. «Nadie cómo él», suspira.
De las fotos de Chema dice mucho lo que se muestra en imagen pero también lo que no se ve. Todas están envueltas en una historia que el autor convierte en apasionante porque cada vez que las ve parece que las vuelve a vivir. «Cuando una persona hace una foto es porque le ha dicho algo en ese instante en que ha disparado. A mí me puede gustar más o menos su manera de expresarlo pero no soy nadie para decir que es mala», dice.
Esta inquietud es la que le lleva a hacer monográficos. «Un día me fijé en algo tan cotidiano como una manzana, la mordí y empecé a mirar de qué manera podía fotografiarla. Estuve dos años fotografiándolas», cuenta. Acabó la serie con una reventada debajo de la suela del zapato. «Así terminé, chafando una. Ya estaba harto», añade riendo. El último monográfico en el que se ha embarcado será el que le lleve a hacer su primera exposición en solitario. «Siempre he preferido estar a un lado pero esta vez no me he podido negar», cuenta.
Primera exposición individual próximamente
El resultado es más que sorprendente y no deja indiferente. Ya lo tiene todo pensado para su exposición que se podrá ver justo después de la de Álvaro Lombarte, persona a la que propone para el próximo EncontrARTE. «Es un fuera de serie y ha ganado el cartel de Semana Santa, así que, tiene que ser él pero habría tantos a los que propondría…», sonríe. Luis Pitarque, Juan Aguilar, Marta Erce o Mª José Sierra son algunos de los fotógrafos que destaca, además de los veteranos como Perdiguer o Jarque. Disfruta de su trabajo y de sus amigos, entre los que está Ferrando o Lombarte, porque visita con mucha frecuencia Alcañiz. La próxima cita es Semana Santa «por supuesto».
Se lo pidió Carlo Wachs, responsable de Galería 22 de La Fresneda, cuando el ceramista Fidel Ferrando expuso sus cerámicas. Chema es el fotógrafo de cabecera del artista, -quien lo propuso para esta sección con el fin de sacarlo de ese anonimato voluntario- y a quien ha encomendado las fotos de todas sus obras. Amigos y familia unieron sus fuerzas y ánimos para que Hernández aceptase la invitación de la galería. Lo hizo y en septiembre presentará «No solo humo». «Tres años he estado fotografiando humo y puedo tener 5.000 fotos porque se mueve», explica. «Conseguir una idea o lo que tú quieres es muy satisfactorio», añade mientras repasa algunas de las imágenes de su teléfono.
La historia mia es paralela a la tuya Chema. A mí me regalaron una Kodak Instamatic con 16 años y entre fotografiar amigos y familia he pasado por mi laboratorio bnw concursos y exposiciones a hacer publicidad en 6×6 .He sido automatista electrico en Renault .Valladolid .Yo soy del 55…. ya ves?? .
Me alegro que sigas .Ánimo amigo !! Que somos unos cuantos…