El Juzgado de lo Penal de Teruel ha condenado a un hombre, docente en un taller de empleo de La Puebla de Híjar que se desarrolló en 2021, a un año y medio de prisión acusado de un delito de abusos sexuales a una mujer alumna suya. La sentencia, hecha pública esta semana, considera probado que la manoseó en sus partes íntimas por encima de la ropa antes de propinarle una palmada en la nalga. Además, el hombre -de 56 años en el momento de los hechos- ha sido condenado a la inhabilitación durante seis meses de la realización de ninguna actividad relacionada con la docencia, así como a dos años sin acercarse o comunicarse con la víctima, a la que deberá indemnizar con 6.000 euros en concepto de responsabilidad civil.
El taller de empleo se desarrolló en La Puebla de Híjar entre el 1 de junio y mayo de 2022. Los hechos que denuncia la alumna -de 42 años de edad en ese momento- se refieren al 29 de julio de 2021. Tal y como recoge la sentencia, «queda probado» que, una vez concluida una de las sesiones y aprovechando que la mujer se encontraba inclinada apoyando los brazos sobre la mesa y que estaba hablando con otra compañera, «el acusado sin el consentimiento, metió la mano por su entrepierna alcanzando la parte genital, siendo manoseada por encima de la ropa, propinándole finalmente una palmada en la nalga».
También relata el documento que «ha quedado acreditado» que debido a estos hechos, la alumna sufrió una crisis de ansiedad y tuvo que ser atendida por el médico de atención primaria, teniendo que acudir a la Unidad de Salud Mental de Alcañiz y presentando una clínica compatible con un trastorno de ansiedad generalizado, en fecha del 12 de agosto de 2021 estuvo de baja laboral por enfermedad común.
El contrato de alumna-trabajadora de seis meses que había firmado no se le renovó otros seis para realizar el segundo módulo de la formación. A este respecto, la denunciante declaró que ya desde la primera semana tuvo problemas con el profesor, que la llamó «tontita» delante del resto asegurando que no pasaría del segundo bloque. Fue el día 29 de julio, dos meses del inicio del taller, cuando relata que se agachó para ver un móvil de una compañera cuando el acusado le metió mano por encima del pantalón. Llevaba unos ‘leggins’ -que mostró en el juicio-, notó los dedos en sus partes íntimas y posteriormente le dio un «cachetazo». La sentencia recoge la declaración de un testigo que corrobora lo sucedido porque la escena se desarrolló a escasos metros de distancia. Tras presentarse la denuncia, el profesor fue apartado del taller de empleo, uno de los promovidos entre el ayuntamiento y el Inaem.
«Se pasa muy mal pero estos hechos no deben quedar impunes, hay que denunciar»
La denunciante es madre de dos hijas y reside con su familia en Andalucía, lugar de procedencia de su marido. Tras cinco años viviendo en el Bajo Martín, a raíz de lo sucedido se marcharon y allí continúa en tratamiento psiquiátrico. Lamenta que tuviera que ser ella la que puso tierra de por medio, pero no era posible mantener la situación. «Era insostenible seguir allí, me daba miedo salir a la calle porque notaba hostilidad hacia mí, pero no podía seguir viviendo en el mismo lugar que esa persona», dice a La COMARCA. La mujer recalca que su nacionalidad también supone una doble discriminación. Es de nacionalidad peruana y asegura que recurrió al consulado donde comenzó con el tratamiento debido al estrés postraumático a través de diferentes cursos para inmigrantes.
Respecto a la pena, considera que es «muy suave» porque ella sigue recuperándose psicológicamente todo este tiempo después. La acepta y hace hincapié en la necesidad de denunciar. «Se pasa muy mal, no se lo deseo a nadie, pero si una mujer se ve en una situación así tiene que denunciar porque estos hechos no deben quedar impunes, no se debe callar«, añade y destaca la importancia del apoyo de testigos. «Si una persona presencia un hecho así, debe contarlo. En mi caso, el testigo ha resultado muy importante además de que tengo pruebas de todo», concluye.