Las instituciones apuestan por un modelo de ocio que consiga atraer a nuevos visitantes
Desde hace unos cuatro años la ornitología está tomando fuerza en el territorio bajoaragonés como un nuevo nicho de mercado turístico. Las instituciones trabajan con el objetivo de desarrollar nuevas estrategias que consigan atraer a un nuevo perfil de visitantes y también ofrecer nuevas experiencias para las personas que estén interesadas en conocer el territorio. El «birding», o turismo pajarero, se ha postulado como una opción más que interesante para instituciones y empresarios turísticos.
«Nosotros lo denominamos como un turismo de naturaleza que está implicado con el ecoturismo. Mueve a un tipo de gente muy específica: personas a las que le gusta la fotografía y que está sensibilizada con la fauna y la flora; por conocerla y conservarla», explica Guadalupe Martínez, gestora del Plan de Dinamización Turística del Bajo Aragón.
El «birding» es un tipo de turismo «interesante», una forma de conocer lugares y paisajes de una manera activa y con una conciencia plena en la importancia de la conservación del medio ambiente. Un turismo de experiencias en el que utilizar todos los sentidos para disfrutar con la observación de las aves. Un modelo de viajes que está teniendo un gran éxito en zonas de Europa como Inglaterra o Alemania y también en territorio español, como en Extremadura o los Pirineos.
Si tenemos en cuenta el último barómetro flash 432 que publicó la Unión Europea el año pasado en el que España se situaba como el lugar preferido por los europeos para ir de vacaciones, el «birding» puede ser una opción más que interesante para atraer a turistas extranjeros a la zona del Bajo Aragón Histórico. Más todavía si se tiene en cuenta que la naturaleza es el tercer motivo por el que los europeos eligen su lugar de vacaciones cada año.
Un turismo familiar
Las comarcas del Bajo Aragón, Bajo Martín y Andorra-Sierra de Arcos han sido las primeras en apostar firmemente en la ornitología a través los planes de dinamización. Las instituciones son conscientes de la riqueza medioambiental que existe en el territorio y por eso han decidido potenciar este tipo de turismo. En el Matarraña, el Maestrazgo y en el Bajo Aragón-Caspe el patrimonio natural también es destacado y se han realizado varias actuaciones (rutas guiadas, exposiciones fotográficas, charlas…) para poner en valor la riqueza ornitológica.
El ejemplo más reciente de esta apuesta por el turismo de naturaleza está en el Bajo Aragón, con la publicación de una guía de aves el pasado mes de febrero y la visita a la Feria Internacional Ornitológica (FIO). En Extremadura pudieron conocer de primera mano las inquietudes de los posibles clientes y así poder dar los primeros pasos para concretar una estrategia de cara a estos nuevos turistas. Lo mismo ha ocurrido este fin de semana en Calamocha con la Feria del Medio Ambiente y la Ornitología.
«Estamos diseñando un turismo que va más encaminado hacia un perfil más familiar, de personas con niños, y hacia gente a la que le guste la naturaleza», indica Michael Romano, fotógrafo y colaborador de la Asociación de Turismo del Bajo Aragón. «El «birding» nos puede ayudar a desestacionalizar el turismo y crear más alternativas para los viajeros», destaca Marta Astudillo, vicepresidenta de la asociación.
«El objetivo que nos hemos marcado es trabajar para fortalecer y potenciar este nicho de mercado, pero también hay que tener en cuenta que todavía estamos aprendiendo sobre este tema y centrarnos desde un primer momento en el perfil pajarero más profesional sería muy complicado», señala Astudillo.
Una de las excepciones en cuanto al turismo ornitológico se refiere está en Valderrobres, en el Mas de Bunyol. Allí Loly Carrasco y José Ramón Moragrega, también conocido como «Buitreman», han creado un observatorio de aves único en todo el mundo. Con un trabajo de más de 25 años a sus espaldas, los dueños de esta casa rural han logrado que más de un centenar de buitres se acerquen a comer todas las mañanas a su muladar. Personas llegadas desde diferentes partes del mundo, turistas de Japón, Australia, Egipto y de una larga lista de países europeos, han conocido el observatorio.
En el caso del Mas de Bunyol, además de contar con la visita de los amantes de la naturaleza y curiosos con el tema de la ornitología, han conseguido que muchos pajareros profesionales hayan pasado por su establecimiento en busca de la mejor fotografía del buitre leonado.
Un gran patrimonio ornitológico
Las más de 200 especies de aves que se pueden encontrar en el Bajo Aragón Histórico es uno de los motivos por los cuales se ha apostado por el «birding» como una alternativa más de turismo. La gran variedad de hábitats provoca que se puedan encontrar especies de todo tipo en diferentes ecosistemas: desde las estepas, zonas agrarias, los humedales y los ríos, hasta los sistemas montañosos. «La riqueza es enorme. En el territorio tenemos muchos ambientes, desde los Puertos de Beceite hasta las zonas esteparias de los alrededores de Alcañiz», señala Javier Escorza, Agente de Protección de la Naturaleza de la DGA, a quien le parece «muy bien» que las instituciones apuesten por un turismo que respeta el medio ambiente. «Turismo ornitológico puede haber en casi todos los sitios y es una manera de poner en valor el patrimonio natural que tenemos».
La gran variedad de ecosistemas con los que cuenta todo el Bajo Aragón Histórico se pueden ver reflejadas en las ZEPAS (Zonas de Especial Protección para Aves), como pueden ser los Puertos de Beceite, el Guadalope o Los Estrechos del Río Martín, donde se pueden observar aves esteparias, rupícolas, rapaces y especies de río. Además existe un gran número de LICS (Lugares de Interés Comunitario) en los que la riqueza de fauna y flora son enormes. «Hay tantas especies que llevan tantos años evolucionando, que aprendes permanentemente», dice Escorza.
Tan solo hace falta darse una vuelta por los alrededores de las localidades para poder apreciar y disfrutar con esta riqueza ornitológica. Armado con unos prismáticos, una cámara de fotos para «capturar» las aves que nos encontremos y una guía para reconocer la especies que vamos viendo, ya estás listo para comenzar a conocer los animales que viven a tu alrededor.
En las zonas esteparias del Bajo Martín, Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Aragón, es fácil encontrarse con aves como pueden ser el sisón, la ganga ibérica y la ganga ortega. La zona de las Saladas de Alcañiz y la Salada de Calanda tiene varios observatorios que permiten ver especies de humedales como el tarro blanco e incluso otros animales que toman estos parajes como paso migratorio, lo que da lugar a ver flamencos e incluso algún que otro pelícano, especies raras de ver en zonas como estas.
Las zonas de río ofrecen un ecosistema todavía más rico y las zonas del Río Guadalope, Martín, Bergantes o el Mezquín tienen grandes sorpresas reservadas para los pajareros. Desde el mirlo acuático y el martín pescador, hasta la observación de una de las aves más emblemáticas del territorio, y al mismo tiempo muy amenazada, como el águila azor-perdicera. Estas zonas se caracterizan por grandes cortados rocosos que permiten y crean un hábitat perfecto para ver especies rupícolas como el halcón peregrino, el búho real y el buitre leonado, otro de los animales característicos del territorio.
El sistema montañoso de la Sierra del Vizcuerno es otro lugar en el que se puede disfrutar con las rapaces, una zona perfecta para conocer los lances de las capturas de las presas por parte de las águilas, un auténtico espectáculo de la naturaleza. Los Puertos de Beceite es otra de las zonas más ricas de todo el territorio. El pulmón del Matarraña cuenta con un paisaje espectacular en el que observar los métodos de caza de especies como el águila real, el búho real y los vuelos de los buitres leonados.
«Por suerte la gente está cada vez más interesada en la naturaleza. El medio ambiente es la esencia de por qué estamos en este mundo. Aunque somos la especie más inteligente, somos una más. Hay que saber respetar a todo el entorno que nos rodea», concluye Javier Escorza.