Si para la mayoría de personas las olas de calor consecutivas desde mayo que han asfixiado al Bajo Aragón Histórico y al resto de España ya han resultado insoportables incluso estando en casa o en plenas vacaciones, estas sensaciones se han acentuado todavía más entre aquellos que no han tenido más remedio que enfrentarse al bochorno mientras trabajaban en las calles a pleno sol.
Obreros, agricultores, socorristas, repartidores y otros muchos trabajadores han tenido que combatir unas temperaturas calificadas por Aemet como «extraordinarias e históricas». Las temperaturas extremas han obligado a reforzar las precauciones para evitar golpes de calor u otras consecuencias más graves. La situación es tal que han fallecido ya 68 personas en Aragón como consecuencia del calor. Empresas y trabajadores se adaptan como pueden e incluso modifican horarios laborales en según qué sectores.
Según un análisis del Ministerio para la Transición Ecológica, la duración de las olas de calor se ha triplicado en España entre 1975 y 2021. «Las olas de calor han ocurrido desde siempre, y no son una consecuencia del cambio climático. Lo que sí es una consecuencia es el aumento de su duración e intensidad, que se presenta como una situación realmente preocupante», apuntó Arcadio Blasco, portavoz adjunto de Aemet Aragón.
Esto explicaría las últimas temperaturas registradas en el Bajo Aragón Histórico a lo largo de esta última ola, durante la cual los termómetros han llegado a alcanzar los 40º de máxima durante el día y los 20º en unas noches tropicales. Las cifras históricas han protagonizado unos días de un «sofocante calor» al que los trabajadores no recuerdan haberse tenido que enfrentar en veranos anteriores. En municipios como Híjar (43º) o Caspe (44º) se llegaron a superar los 40º batiendo el récord regional, y toda la Comunidad se mantuvo en alerta amarilla y naranja.
Estas temperaturas son la continuación de aquellas jornadas de extremo calor que ya se notificaron en primavera, aunque en esta ocasión las consecuencias han sido todavía más notables. Por ejemplo, en el aeropuerto de Zaragoza, el martes se llegó a contabilizar un total de ocho días correlativos con temperaturas superiores a 40º grados, un recuento que supuso un récord histórico que superó la suma de siete días con esas temperaturas que se registró en 2019.
Pese a la tregua que se espera en temperaturas para esta última semana de julio, no se descarta que esta situación pueda repetirse a lo largo de lo que queda de verano, por lo que son varios los sindicatos de trabajadores que demandan medidas inmediatas que protejan a quienes deben trabajar en las calles durante los cada vez más frecuentes episodios de calor extremo. Según dicta la ley de prevención de riesgos laborales, «el empresario deberá garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados con el trabajo», unas condiciones en las que el calor, en concreto, no se contempla de forma específica. El único detalle concreto es la temperatura mínima y máxima a la que se puede trabajar en espacios interiores: sin esfuerzos físicos, entre 17 y 27 grados; si se trata de trabajos ligeros, entre 14 y 25, aunque la misma precisión no se delimita cuando se trata de espacios exteriores.
Frente a ello, los sindicatos afirman que no existe una preparación adecuada laboralmente hablando ante estos episodios que pueda garantizar los derechos de los trabajadores. Desde la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) de Aragón reclaman al Ministerio de Trabajo que actúe con inmediatez para actualizar la legislación en materia de prevención de riesgos laborales y adaptarla al cambio climático y a estos nuevos tiempos con olas de calor cada vez más frecuentes e intensas. «En los últimos días hemos conocido casos de personas que han perdido su vida o se encuentran en estado grave al desempeñar sus labores profesionales. Es necesario que las Administraciones Públicas y las empresas privadas coordinen los horarios con los sindicatos y organicen sus plantillas para reducir y eliminar riesgos derivados de las altas temperaturas», aseguran desde la central.
Coinciden con ello otros sindicatos como UGT, desde donde recalcan que si en sectores como la construcción se han podido establecer convenios colectivos para modificar los horarios según las horas extremas, esto debería poder trasladarse al resto de oficios a través de una regulación y no únicamente de manera extraordinario, tal y como ha ocurrido con esta ola de calor. «No puede ser que haya gente trabajando hasta las 15.00 o 16.00 en plena calle con estas temperaturas. Debe regularse ya para evitar estos horarios de una manera oficial y evitar que haya más victimas como las que desgraciadamente hemos podido ver», explicó Alejo Galve, secretario general de UGT en la provincia de Teruel.
Asimismo, desde CCOO también exigen a los comités de seguridad y salud de las administraciones y empresas que revisen la organización del trabajo y las medidas de protección frente al estrés térmico. «Ya no es tanto en cuestiones de normativas u oficiales. Situaciones como esta ola de calor tendrían que afrontarse con compasión hacia los trabajadores. Hace falta que las empresas antepongan el factor humano antes que cualquier otra cosa», concluye Darío Sanz, secretario general de CCOO.
Mantenerse activo, doblemente complicado por el calor
El horario de trabajo también se ha visto modificado para trabajadores como David Molina, técnico e instalador en el sector de la telefonía con Alternatic. Durante esta ola de calor ha trabajado en Utrillas, donde junto a su equipo se ha ocupado de la instalación de la fibra óptica del municipio. «Hemos acabado mucho más cansados que de normal, las temperaturas han dificultado el estar en constante movimiento, subiendo y bajando de la escalera, taladrando…», relata. Antes dedicaban menos tiempo para comer, y así salir antes, y ahora inician más tarde ya que antes es imposible por el calor.
La búsqueda de sombra guió las obras
La sombra, según explica Antonio Fernández, operario de obra en Calanda, es el mejor aliado de aquellos que deben enfrentarse a este oficio, uno de los más duros dado el esfuerzo físico continúo que se debe realizar para sacar adelante la faena. En el caso de la empresa en la que trabaja, Milián Quílez, la búsqueda de esta para evitar las horas más fuertes del sol ha condicionado el horario y las actividades cotidianas, algo que no había ocurrido nunca antes de manera oficial y para todos los trabajadores. «Empezamos cuanto antes para evitar la tarde, y según las horas nos dedicamos a exteriores o interiores», afirma.
Salvar vidas durante las horas más duras bajo el sol
Iris Alquézar, natural de Andorra, lleva cuatro años trabajando en la piscina municipal de Albalate, desde donde cuenta que, desde que empezó en su puesto, el calor de este verano es el más fuerte que ha vivido en estos años. El trabajo más duro para la joven se produce a partir de las 15.00, cuando el aire caliente no otorga descanso. Aunque sea más agobiante, esto no impide que Iris se mantenga atenta en todo momento por lo que pueda pasar. «Estos días hemos extremado las precauciones, especialmente hacia los niños y personas mayores. Estamos mucho más atentos», asegura.
Mantener limpio el pueblo con un asfalto que parece arder
Cuando llegaban las 11.00 durante los días de esta ola de calor, Javier Díaz, barrendero en el termino municipal de Alcañiz, sentía que el calor de las calles le impedía respirar con normalidad. Las horas clave para él ocurrían durante la primera hora de la mañana, cuando procuraba realizar todas las tareas de mantenimiento que pudiera adelantar antes de las 14.00, la peor hora para él. «Mantener la ciudad limpia ha sido duro, he tenido que tomarme esta situación con calma y bebiendo mucha agua, que ha sido mi mejor aliada durante estos días», afirma.
Reducir las horas al sol para poder recoger la fruta
«Si podemos empezamos a trabajar lo más pronto posible, aunque para el embolsado del melocotón hace falta buena luz, por lo que en esa tarea no sirve adelantar la jornada», indicó Rodrigo Perdiguer, agricultor frutícola chipranesco. La solución frente a la actual ola de calor ha sido, por tanto, adelantar la hora de finalización. Para lograr el mismo rendimiento, si lo necesitan, contratan a más trabajadores para conseguir el resultado esperado. Además, el propietario de la explotación señaló que están siempre «especialmente atentos» a que no se acabe el agua fría para todos los trabajadores.
Afrontar las temperaturas con equipos que aumenta el calor
Si ya de por si aguantar el calor es complicado, esta situación todavía empeora cuando los trabajadores deben realizar sus labores llevando trajes especializados que garanticen su seguridad. Es el caso de Miguel Angel Gracia y sus compañeros de equipo, quienes durante estos días se han encargado de la limpieza y el mantenimiento natural de pinos tras el tornado y las pasadas tormentas en el entorno natural de Alcañiz. «Lo único bueno fue que los árboles nos garantizaron una mínima sombra, y que entre nosotros cuidamos y vigilamos que el equipo pudiera seguir», apunta.
Vigilar los vehículos sin sombra alguna
Pasear por las calles de Alcañiz ha sido desde siempre una de las cosas favoritas del trabajo para María Pilar Fran, encargada de la zona azul municipal. Estos días atrás, confiesa, esto se ha convertido en una tarea difícil de afrontar. Su buen hacer le ha ayudado a acudir cada día al trabajo con optimismo, aunque recuerda que ciertas horas eran todavía más difícil de mantener esa positividad. «La tarde, especialmente a primera hora, era inaguantable porque apenas quedaba sombra», afirma. Sus años en el sector le han permitido afrontar esta ola cumpliendo todas las recomendaciones
Vender a pie de calle, imposible en las horas extremas
Vender cupones de la Once en Caspe a pie de calle es la especialidad de Santiago Diego, quien afirma que pese a que sus ventas no se han visto afectadas pese a las temperaturas, él ha evitado salir durante las horas máximas de calor. «Nos lo recomendaron desde la propia empresa. Las ventas se realizaban por la mañana desde primera hora, por la tarde las calles quedaban completamente desiertas porque no se podía estar», explica. Estos días su compañera sí permanecía en la garita, pero él aguantaba el calor desde la calle, donde lo afrontaba con agua y mucha paciencia.
Mi marido murió por culpa del tabaco
Pero mujer, si lo atropelló un autobús
si, si, pero iba a buscar tabaco
Este chiste, de humor negro, sirve para reflexionar sobre estas noticias que últimamente nos lanzan, nos imponen, y no sabemos que intenciones tienen, porque, decir que en Aragón durante las últimas semanas han fallecido 68 personas debido al calor, parece un chiste de humor negro, igual que el anterior.
La gente, sobre todo cuando cumple de 85 años en adelante, muere por lógica (no quiero hundir más el cuchillo), decir que la causa principal fue la terrible ola de calor es lo mismo que decir que fue por el consumo de mantequilla, el abuso de zumos de frutas o por la falta de prevención al exponerse al aire de la calle.
A quien beneficia estas alarmas innecesarias? esta es una de las grandes preguntas
Hay peores trabajos y con más calor, no se quejen.
No lo dudes. Lo de la socorrista el la «piscina» me choca bastante. He estado echando aglomerado (asfalto) en pleno verano en mitad de la nada, sin un sólo árbol que hiciera sombra, y pisando por encima recién echado a 180°c.
Yo ya estoy comprando bufandas, porque esto del calor debe de ser cosa de mi imaginación, vaya cosicas que tengo que leer. Muriendo y aprendiendo