Xavi Urrios comparte con su hijo el nombre y también su interés por el arte y, especialmente, su inquietud por innovar en todas sus facetas. Pertrechados con cámaras, trípodes y todo el material preciso para cada situación, es común verlos por los actos calandinos ya sean culturales o de otra índole atentos a captarlo todo.
Hace cinco años que decidió dejar su Hospitalet de Llobregat natal por Calanda, un cambio al que se sumó su hijo hace un tiempo y que está en vías de terminar Bellas Artes en Teruel. La elección de Calanda no fue casual ya que es el pueblo del que descienden y al que retornó en busca de una vida «más tranquila» fuera de la gran urbe catalana.
Se instaló en la casa familiar del barrio de Santa Águeda, una vivienda que hace las veces de hogar, de estudio de trabajo y de plató de grabación. De hecho, la terraza se ha ganado su propio espacio en Youtube. Por allí han pasado diferentes artistas a los que han realizado sus vídeos en acción. «Ellos nos han regalado sus canciones, es una maravilla», dice. Algunos pasarán por esta sección en próximas semanas, como es el caso de José Antonio Gargallo, y otras ya lo han hecho. Entre ellas, Lydia Vera o Carolina Riveros quien le propuso para esta sección. Esta última no actuó en la terraza en concierto sino como una de las protagonistas del último cortometraje que rodaron allí a pleno sol estival y que ahora está en fase de postproducción.
Todos estos trabajos los firman padre e hijo cada uno en su parcela artística. Parte del trabajo que realiza su hijo está recogido en ‘Adictos al Arte’, un canal de Youtube que mantiene junto a su compañera Jowita Tyszka, quien también forma parte de los rodajes. Tal y como se presentan ellos mismos son «dos estudiantes de Bellas Artes en su último año de la carrera en cuyo canal se puede encontrar contenido diverso relacionado con el Arte». Van por la cuarta temporada y van explicando diferentes procesos creativos que llevan a cabo en fotografía u otras disciplinas.
Sigue la senda artística de su padre cuyos inicios están en Barcelona, donde se formó como electrónico. Durante años trabajó para Servicevision, una empresa dedicada a proveer de equipos al sector del cine, televisión y fotografía. Desarrolló su actividad en diferentes ámbitos como televisión, algunas películas o productoras como ‘El Terrat’. «En esa época en Barcelona era publicidad, publicidad, publicidad y televisión», cuenta. Ya entonces comenzó a hacer sus creaciones audiovisuales.
En su trayectoria impera la variedad y solo hay que bucear por sus redes y portales web para encontrar también algunos discos editados. Los hizo como Some4 y están a disposición en los canales de música online. Lo mismo que buena muestra de su incursión en el mundo del videoarte. Tomar la decisión de dejar Hospitalet fue el inicio de su inmersión en su faceta artística y vídeos corporativos con un claro canto a la vida en el medio rural.
Un mundo abierto en internet
En Calanda fundó Contenidos369, el sello con el que se dedica al márquetin digital. Ahí tienen cabida todo tipo de proyectos en vídeo o fotografía ya sea por encargo o libre creación. ‘Los caminos de Internet tienden a infinito’ es el lema de Urrios ya que es en la web donde vierte todo su potencial. Uno de los apartados es DEScubrir y son ventanas que llevan a los otros mundos de los Urrios alojados en Youtube. Uno lleva a la ya mencionada ‘La Terraza’; otro, a ‘Las manos de’, canal dedicado a manualidades; otra ventana lleva a ‘De charreta’, dedicado a la conversación acerca de temas varios; y finalmente, ‘Retiro’, estrenado a final del pasado año y enfocado a entrevistar a personas en su jubilación en pleno siglo XXI. El primer protagonista es el médico y fotógrafo Miguel Perdiguer.
Está metido de lleno en la realización de vídeos para los comercios adheridos a la asociación de comerciantes calandina. El objetivo, a iniciativa de la agrupación, es dinamizar el sector. «Se trata de dar visibilidad a la gente que lo requiere en el territorio porque la publicidad a grandes escalas está reservada a unas pocas marcas que pueden pagarla», reflexiona. «Para 20 segundos son horas y horas de grabación, 29 planos en un día y 300 personas para hacerlos y lo vale pero esto es otra cosa», concluye.