Cuando a Mariano Esteban se le pregunta qué es para él la música se oye uno de esos largos silencios que avecinan una gran confesión. «Quizás parece que este exagerando…», avanza, «pero diría que es aquello que me ha cambiado la vida». La reflexión llega a estas líneas desde Berlín, ciudad en la que el joven reside actualmente. «Es lo que cambió mi forma de ver las cosas. Gracias a ella siempre he podido conocer a gente nueva, ser más sociable. Me ha mejorado en todos los aspectos».
No hace falta conocer personalmente a Mariano para entender el por qué detrás de estas palabras. Basta con oír su historia. Aunque para eso es necesario recorrer varios kilómetros, concretamente hasta Calanda, lugar donde nació y creció junto a sus dos hermanos músicos.
Ocho años tenía Esteban cuando se adentró en este mundo. Fue al apuntarse en la Asociación Musical Gaspar Sanz de Calanda de la mano del saxofón. Poco después, su trayectoria continuó en el Conservatorio de Alcañiz, donde ya comenzó a tocar el oboe, aquel instrumento que desde entonces siempre le ha acompañado.
Al hablar de aquellos años es inevitable para él recordar a Miguel Enguídanos, profesor que no tardó en fijarse en su talento. «Quiso que diera clases con él y viajaba a cada dos meses a Valencia. Poder lograr un hueco en la música depende de muchos factores y uno de ellos es la suerte. Y creo que yo la tuve, pude aprender mucho», expresa el calandino. Aquellas clases no solo le sirvieron para mejorar su técnica, sino también para darse cuenta de que tocar aquel instrumento era lo que realmente quería hacer en esta vida.
Por ello, con tan solo 14 años se mudó a Castellón para estudiar el Bachiller y seguir formándose musicalmente. Una vez terminó lo siguiente fue que hizo fue estudiar la carrera en Valencia con un último año en la Escuela Reina Sofía de Madrid, último destino antes de llegar a Alemania. Actualmente se encuentra en periodo de prueba en la Rundfunk Sinfonieorchester de Berlin, orquesta de gran prestigio en la que espera poder quedarse.
Tiene una vida llena de ensayos, conciertos y giras, pero la música tambien suena en su casa, donde escucha todo tipo de estilos. Saber apreciar su valor es para él algo que todos deberíamos hacer, especialmente desde la niñez. «Hay que cambiar ciertas creencias. Es necesario otorgarle un papel más importante, sobre todo en los colegios, que es el primer lugar donde los niños comienzan a aprender. Y aprender música es algo que van a llevarse para toda la vida porque te cultiva el alma y se queda contigo», señala.
Aunque si hay que señalar aquello que seguramente se quede durante toda la vida con Mariano es un regalo que sus amigos le otorgaron hace algunos años. El calandino tocaba como oboe solista en la Orquesta Reino de Aragón en el Auditorio de Zaragoza y ellos no quisieron faltar. «Fue un gran momento del que sigo orgulloso porque pudieron verme. Uno tiene muchos amigos, pero los de la infancia siempre estarán ahí. Siempre serán mi gran apoyo».
