Entre el deporte, la escritura y su trabajo reparte su tiempo Jennifer Boltaina Guardia (Maella, 1998). Es técnico de laboratorio y fueron los estudios lo que le llevaron a establecerse en Zaragoza, aunque con idas y venidas constantes a su pueblo. Allí tiene a su familia, amigos y al equipo de fútbol del que forma parte y cada quince días toca partido en casa. «Mi trabajo me encanta, me apasiona, y la escritura y el deporte complementan mi vida porque los necesito», dice.
En ambas disciplinas comenzó siendo muy joven. Sigue con el fútbol mientras disfruta de «Versando lo vivido», el libro que está en la calle desde la primavera del año pasado. El título es toda una declaración de intenciones, ya que lo concibió con un compendio de textos que son un recorrido vital desde su adolescencia hasta hace dos años cuando escribió los últimos antes de lanzar el libro. Escribe sobre lo que vive, siente y sobre sus emociones.
El germen de este libro es un blog del que también toma el título. «Pensé en publicar y centré mis esfuerzos en eso porque me motivaba mucho más», se sincera. Precisamente porque todo lo que escribe está basado en experiencias propias, dar el paso no fue fácil, por aquello del pudor de abrir las emociones. La motivación la encontró en las sensaciones que ella recibía del público que leía sus textos en redes sociales. «Me decía mucha gente que se sentía identificada con determinados textos. Ahí pensé que no solo me pasaban esas cosas a mí y que si podía ayudar a otras personas a poner palabras a lo que habían sentido o vivido alguna vez, pues adelante», añade.
El amor mueve el mundo y es el amor lo que prevalece en el libro. Dedica textos a sus sobrinos, a su madre, en otro explica cómo se sintió en el reencuentro con su familia después de tres meses en confinamiento y un largo etcétera de temas. «Si no te has enamorado nunca, familia y amistades tenemos todos», explica. También dedica un escrito al fútbol y se inspira en su padre, que le transmitió esta pasión, y al Real Zaragoza, que es más que una afición. «Es uno de los motores de mi vida», señala.
«Versando lo vivido» son versos libres. Es una prosa poética, género que no es fácil pero que es en el que mejor se mueve quizá porque como lectora es lo que más consume de autores como Miguel Gane, entre otros muchos. Ante la necesidad de expresarse, comenzó a probar y es lo que le ha salido. Todo de forma autodidacta. El paso de los años y la práctica le han dado soltura y por eso los últimos textos «han fluido de manera muy natural». A algunos de ellos sí les ha dado una vuelta de tuerca antes de volcarlos en el libro. Son, sobre todo, los que escribió en su adolescencia. «Es más por la inexperiencia porque entonces empezaba, no había leído tanto y admiten alguna corrección, pero por sentirlo no, porque las emociones son las emociones y cuando algo se siente de verdad, sale solo», explica.
Rodeada de su círculo más cercano
Toma el testigo de Santiago Ráfales en esta sección de EncontrARTE. De su familia, y en especial de su madre, recoge las primeras críticas. «Me fío por completo, ellos no me van a mentir y son los primeros que me leen», sonríe. Para dar el paso de publicar y superar el pudor que da compartir vivencias con el gran público, se rodeó del círculo más cercano. El diseño de la portada lo firma Irene Barberán y el prólogo, María Esteruelas. Es decir, su pareja y su mejor amiga. «Es un libro que es todo mío en su totalidad», sonríe feliz y satisfecha por la libertad que le dio Universo de Letras, la editorial de autopublicación de Planeta. Ahora está tranquila y se nota porque, como dice, «la inspiración va y viene» y ahora toca disfrutar de «Versando lo vivido». «Presentarlo en el cine de Maella y en el instituto fue muy bonito. Todo el proceso de publicar lo ha sido y no me importaría repetir pero se verá, tiene que fluir».