La piloto conquense con raíces en Aliaga, Mónica Plaza, ha participado en los últimos días en el que ha sido su cuarto Rally Dakar. Cuenta la difícil experiencia en este 2023, en el que ha vuelto a compartir vehículo con su padre Manolo. La dupla tuvo que abandonar la carrera en la etapa 7 tras la sucesión de problemas técnicos y la falta de fiabilidad en su coche.
Habéis tenido un regreso prematuro del Dakar en este 2023. Una pena...
Sí, sobre todo por el trabajo que cuesta el llegar allí. Este año hemos iniciado un nuevo proyecto para desarrollar el coche y como en todo inicio hemos tenido aciertos y errores. Hemos arrastrado un montón de problemas y nos ha tocado salir casi todos los días muy atrás. De ahí íbamos adelantando vehículos hasta que volvía a estallar la transmisión. Nos caía la noche, llegábamos de noche al campamento, apretaba el frío, etc. Yo he pasado muchos inviernos en Aliaga que ya hace mucho frío, pero aun así se nos ha hecho duro.
El Dakar es una prueba durísima aunque bien es cierto que este año lo está siendo todavía más…
Sí, sí, el ejemplo claro ha sido Carlos Sainz. Nadie se está librando. Solo está adelante Al Attiyah, que está en su salsa. Equipos grandes y pequeños estamos sufriendo problemas y se refleja en que todas las clasificaciones están todavía en el aire. Ahora entran en un desierto en el que no está claro que los camiones puedan hacer la etapa maratón. Si se quedan atrapados en esas dunas no tienen como sacarlos.
¿Cómo resumirías lo vivido en esas siete etapas de 2023?
Aparte del frío y las averías… ha sido un Dakar bastante más duro que los anteriores en los que he estado. Ha habido inundaciones… En la séptima etapa el campamento estaba inaccesible y tuvimos que irnos a otro. Además, el día anterior nos lo encontramos con un pantano de barro y era difícil para los mecánicos trabajar y para nosotros el instalar las tiendas de campaña. Fue un circo.
Lo mencionas, no era vuestra primera vez…
Sí, mi padre (Manolo Plaza) lleva 15 ediciones del Dakar y 4 África Race y en mi caso este ha sido el cuarto Dakar. Es lo máximo a lo que se puede aspirar en esta disciplina. Es todo un orgullo el ver todo el apoyo y los mensajes que nos llega de muchísima gente. Te llena mucho como persona y como deportista.
Hablabas antes de Carlos Sainz… una leyenda de este deporte que tuvo que al igual que vosotros tuvo que abandonar… ¿Habla ello de la grandeza de una prueba así?
Totalmente. Es una lástima. El equipo de Audi había hecho un trabajo excepcional para desarrollar el mejor coche del mundo para esta prueba. Peterhansel tuvo un accidente y Lucas y Carlos no han tenido suerte. Está siendo una criba de supervivencia.
Hablemos de tu padre, de Manolo. ¿Es reconfortante el poder vivir juntos esta aventura?
Llegar hasta allí es muy complicado y el poder compartirlo con mi padre es una suerte. Ya no solo porque seamos familia sino por su experiencia y trayectoria deportiva. Es muy bonito el poder compartir esto con él y con todos los grandes. Las carreras unas veces van mejor y otras van mejor pero te das cuenta que a veces 1+1 no son 2. Hay que quedarse con lo bueno. Ahora volvemos a casa para preparar esta temporada y también con las ganas de ir al pueblo, a Aliaga, para pasar unos días con los abuelos y con los amigos.
¿Qué tiene ahora en mente Mónica Plaza?
Ahora vienen unos meses de bicicleta. Tocará correr en Ejulve y otras pruebas como la Jamón Bike. Tengo muchos proyectos. Voy a correr el mundial de Cross Country junto a Eduard Pons después de que el año pasado hiciésemos el de Bajas. Va a estar movidito el 2023.
¿Cómo gestionas el tener que viajar constantemente?
Es agotador. Desde septiembre he viajado mucho y la realidad es que apetece estar en tu burbuja. Por ejemplo, en Asia, las especias no me sientan bien. Súmale cambios de hora… Es duro, pero te mentalizas, pese a que hay momentos difíciles. A veces cuesta un poco pero afortunadamente estamos haciendo lo que nos gusta. No me quejo.
Arabia Saudí está muy bien, pero Aliaga tampoco está nada mal…
Desde luego. Es mi rinconcito para estar con los abuelos y mis amigos de toda la vida. Incluso es en el único lugar en donde salgo un poquito más de fiesta. Es una oportunidad para socializar un poquito más porque, aunque siempre estamos rodeados de muchas personas, a veces te puedes llegar a sentir un poco solo. Cuando me empezó a pasar me parecía muy curioso, pero al final lo que necesitas es a tu gente para echarte unas risas y contarte la vida.